El Papa Francisco no deja de sorprender, chocar y escandalizar. El Pesebre 2020 de la plaza San Pedro en cerámica de los Abruzos, tan horrible como irreverente de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo, indignó un mar de gente, que se han desatado en las redes sociales con un mar de comentarios desconcertados y a veces airados contra una “obra” horribilísima e indigna. El fuerte despertar de las opiniones negativas, muchas de las cuales han vinculado sus consideraciones religioso-artísticas con la tendencia destructiva de la Iglesia, hizo que gran parte de los mass media haya puesto la atención en aquel horrible “pesebre” donado al Papa Francisco e inaugurado el 11 de diciembre ppdo. por el Cardenal Giuseppe Bertello y Monseñor Fernando Vérgez Alzaga, respectivamente Presidente y Secretario General del Gobierno del Estado de la Ciudad del Vaticano.
Sin embargo, las manifestaciones negativas, que casi cotidianamente llegan del Vaticano, conviven con iniciativas positivas, que no han hecho sino crear confusión y desconcierto. Para seguir con el tema, tomemos el ejemplo del Pesebre de la Plaza de San Pedro: en la misma plaza, pero bajo el baldaquín de Bernini, puede visitarse, del 13 de diciembre al 10 de enero, la Muestra internacional de los «Cien pesebres en el Vaticano», este año excepcionalmente al aire libre, por causa de la emergencia sanitaria. La exposición, que está en su tercera edición, está formada por piezas artesanales únicas y procedentes de todos los continentes, obras grandes y pequeñas, estáticas o en movimiento y hechas con diferentes materiales. En el comunicado del Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización, que se encargó de la iniciativa, se lee: «todos podrán detenerse para admirar la belleza de tantos pesebres provenientes de diferentes partes del mundo, y comprender cuanto amor e imaginación se puso en la realización del pesebre». En su mayoría se trata de pesebres tradicionales y, por lo tanto, bellos, catequísticos, auténticos en su mensaje natalicio. ¿Por qué, entonces, el pesebre más visible, el monumental, el papal, el acatólico debe convivir con los otros verdaderos pesebres?
¿Frente a todo el mundo son propuestos sarcófagos egipcios, marcianos, extraterrestres o bien monstruos? Los “artistas” abruzos dieron lo mejor de sí para crear el indecente espíritu que mueve el arte contemporáneo. Las horribles figuras fueron realizadas por alumnos y docentes del Instituto de Arte «F.A. Grue», actual liceo artístico estatal de diseño que, en la década 1965-1975, dedicó la actividad didáctica al tema navideño. Así, de Castelli, en la provincia de Teramo, llegó este pseudo-pesebre que, si San Francisco viviera, él, creador del pesebre católico, se quedaría no solo dolorido sino conmocionado y exigiría su inmediata retirada.
En la plaza del corazón de la Catolicidad fueron expuestas solo algunas piezas de la colección compuesta por 54 estatuas y fueron colocadas sobre una tarima luminosa de unos 125 metros cuadrados, que circunda levemente inclinada parte del obelisco. En el centro, en la parte más alta de la plataforma, está posicionado de un modo blasfemo e indecoroso el grupo de lo que se define como la navidad: se trata, en realidad, de la tremenda contrafigura de la Sagrada Familia, del Ángel y de los Reyes Magos. Todo esto aparece ensalzado en «Vatican news» como «Un signo de esperanza y de confianza para el mundo en la certeza de que Jesús vino a su pueblo para salvarlo y consolarlo». Es verdad: el Divino Niño vino a nosotros para salvarnos, ¿pero de qué? De los pecados, de los errores, de las mentiras, de los engaños y de las burlas de la fe católica, como las indigestas figuras donadas este año al Papa Francisco y expuestas al ludibrio público de muchos que todavía razonan y que aún saben qué es el Pesebre.
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