BIENVENIDO A ESTE BLOG, QUIENQUIERA QUE SEAS



jueves, 9 de abril de 2020

How Saint Thérèse of Lisieux Lived Through the Pandemic of Her Time


Duración 3:36 minutos

How Saint Thérèse of Lisieux Lived Through the Pandemic of Her Time

In her short life, Saint Thérèse of Lisieux experienced a pandemic similar to the coronavirus crisis or likely more gruesome. This was the Russian flu that killed about one million people worldwide. Thérèse writes about this in her autobiography.

Days of Sorrow

The Russian flu hit Saint Thérèse’s Carmel towards the end of 1891. Thérèse was 18 years old. Personally, she was only slightly affected by the disease and, together with two other Sisters, she was able to take care of the sick nuns. According to Thérèse quote - “it is impossible to imagine the heartrending state of our Carmel throughout those days of sorrow.” The sisters who suffered the worst were nursed by those who could hardly drag themselves about. Quote: “Death was all around us. When a Sister had breathed her last, we had to leave her instantly.”

Sister Magdalen’s Death

On the day of Thérèse’s nineteenth birthday, the 2nd of January 1892, Mother Sub-Prioress died from the flu. Quote, “I assisted with the infirmarian during Mother’s agony, and two more deaths quickly followed.” One of them was Sister Magdalen. One morning, when it was time to rise, Thérèse had a presentiment that Sister Magdalen had died. The corridor was still in darkness, no sister was leaving her cell. Thérèse decided to go in to Sister Magdalen. Quote, “I found her dressed, but lying dead on her bed. I was not in the least afraid, and running to the Sacristy I quickly brought a blessed candle, and placed on her head a wreath of roses.”

“I Felt the Hand of God”

This is how Saint Thérèse of Lisieux looks back on this time. Quote, “Amid all this desolation I felt the Hand of God and knew that His Heart was watching over us. Our dear Sisters left this life for a happier one without any struggle; an expression of heavenly joy shone on their faces, and they seemed only to be enjoying a pleasant sleep.”

Thérèse’s Unspeakable Consolation

Thérèse writes that “during all these long and trying weeks I had the unspeakable consolation of receiving Holy Communion every day. Quote, “How sweet it was! For a long time, Jesus treated me as a spoilt child. He came to me daily for several months after the influenza had ceased, a privilege not granted to the Community. I had not asked this favour, but I was unspeakably happy to be united day after day to my Beloved.”
 

El proceso a Pell



La inocencia de Pell sigue coleando entre la alegría de muchos y el silencio de los medios adictos al régimen. Por si las cosas no estaban claras cada vez las tenemos mucho más. Esperemos que el cardenal se reponga de la tortura sufrida, por propios y extraños, y sigamos contando con un buen defensor de la tradición católica. Por la forma de hablar, el Papa Francisco da por hecho que sobrevivirá a la epidemia a pesar de contar con todas las variantes naturales para que no sea así: sus años, su salud y las patologías previas hacen que estemos ante un riesgo alto de contagio con consecuencias irreversibles. Las cosas son como son y estamos ante un periodo en que necesariamente tendremos que pensar mucho más en el futuro que en el pasado. El cardenal Pell vuelve con un autoridad crecida y pensamos que tiene delante años decisivos. Sin duda. Dios escribe derechos con renglones muy torcidos.

Specola

La Pascua del cardenal Pell. Con los comentarios de Ruini y Müller



 

> Todos los artículos de Settimo Cielo en español

*

“Lo que más deseo ahora es celebrar una misa”, ha dicho el cardenal George Pell en cuanto ha sido puesto en libertad tras más de 400 días de reclusión, en un coloquio exclusivo con Catholic News Agency. “La semana santa es el tiempo más importante en la Iglesia y estoy especialmente feliz de que la sentencia haya llegado en este momento. El triduo pascual, que es el centro de nuestra fe, será aún más especial para mí este año”.

El cardenal (en la foto de Quinn Rooney para Getty Images mientras abandona la cárcel de Barwon) ha dicho que ha recibido un número “increíble” de mensajes de Australia y de todo el mundo.

Efectivamente, el día 7 de abril, martes santo, algunos cardenales han mostrado públicamente su alegría por la revocación de la sentencia.

Desde Italia, el cardenal Camillo Ruini ha declarado a la agencia ANSA:
“Estoy sumamente feliz por la absolución del cardenal George Pell de las acusaciones de pedofilia. A él me unen una profunda amistad y una enorme estima. Nunca he dudado de su inocencia, que ahora es reconocida. Pell es un testigo auténtico de Jesucristo, que ha pagado un precio altísimo por su fidelidad al Señor y a la Iglesia. Su ejemplo de valor y de generosidad es una luz para toda la Iglesia”.
Desde Sudáfrica, el cardenal Wilfrid Napier ha tuiteado un “Deo gratias!”.

Desde Alemania, el cardenal Gerhard Müller ha dicho a LifeSite News:
“Ahora que el cardenal Pell está de nuevo en libertad, en esta semana santa recordemos a Cristo que ‘padeció por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas. Él no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca. Él no devolvía el insulto cuando lo insultaban; sufriendo no profería amenazas; sino que se entregaba al que juzga rectamente’ (1 Pedro 2, 21-23)”.
Prosigue:
“Aunque los enemigos de la Iglesia han triunfado durante mucho tiempo, doblegando la ley ante la mirada de todos, el cardenal Pell y todos los perseguidos por su fe han apelado al Dios de la justicia. Aunque quienes persiguen a la Iglesia se burlan de nuestra esperanza en la justicia celeste, no podrán sustraerse a sus responsabilidades en el juicio final”.
Y ha concluido:
“Muchos ahora están rezando para que el cardenal Pell recibe justicia también en el tribunal eclesiástico. Aunque las que actúen en él son personas, deberían sin embargo estará más cerca de la justicia divina”.
A CNA el cardenal Pell ha relatado que supo la noticia por la televisión, en su celda. “Naturalmente, no había nadie con quien pudiera hablar de ello. Pero he sentido un gran clamor procedente de alguna parte de la cárcel y tres prisioneros en celdas cercanas a la mía han gritado que estaban contentos por mí”.

Ha vivido su tiempo de reclusión como "un largo retiro", para reflexionar, escribir y, sobre todo, rezar: “La oración ha sido la gran fuente de fuerza para mí durante todo este tiempo, incluida la oración de los demás, y estoy muy agradecido a todos los que han rezado por mí y me han ayudado durante este tiempo realmente arduo”.
 
Sandro Magister

Si no sale a la primera, sigue intentándolo (Carlos Esteban)



Desde el mismo momento en que se convocó el Sínodo de la Amazonía y se conocieron quiénes serían los padres sinodales y, sobre todo, quiénes dirigirían todo el asunto, se dio por hecho en muchos sectores de la prensa católica que la gran reforma que se estaba planteando no giraba tanto en torno a la evangelización de los no muy numerosos indígenas del área como del carácter del orden sacerdotal católico, en concreto, sobre la posibilidad de abolir el celibato obligatorio y entornar la puerta al diaconado femenino.

La diarias ruedas de prensa del Sínodo, los comentarios de prelados y teólogos durante los días del sínodo y el documento de trabajo que vertebraba las sesiones delataban que, con independencia de las comunicaciones oficiales y el lenguaje ecologista, estas dos cuestiones centraban la atención, avivaban las esperanzas de unos y copaban los temores de otros.

El documento final lo dejó aún más patente, al pedir directamente la revisión del celibato obligatorio y el estudio de medios para que las mujeres tuvieran una mayor participación en la estructura eclesial de gobierno.

Por eso supuso una sorpresa que hizo correr la tinta en abundancia cuando el Santo Padre, en su exhortación postsinodal Querida Amazonia, obvió ostensiblemente ambos asuntos para centrarse en una serie de ‘sueños’ -palabra elegida- en la que dividió el texto, y que se refería a esas cuestiones ecológicas y de respeto a las culturas indígenas que muchos habían visto originalmente como elementos accesorios.

Sin embargo, casi inmediatamente después de que los unos expresaran su eufórico alivio y otros tantos su amarga decepción, surgieron voces autorizadas -entre otras, las del estrecho colaborador de Francisco, el arzobispo de La Plata, Victor Manuel ‘Tucho’ Fernández- indicando que la exhortación no suponía en absoluto un cierre o una decisión definitiva contra estas dos esperadas/temidas reformas. Se recordó, por ejemplo, que el Papa, si bien obvió el candente debate, se remitió, aceptándolo, al documento final, lo que debía interpretarse como una aceptación indirecta.

Y ahora recibimos la noticia de que el Papa ha vuelto a convocar una comisión para que estudie la posibilidad de un diaconado femenino, después de que la primera se pronunciara en contra, y después de que el mismo Pontífice pareciera hablar clara, incluso tajantemente en contra, en una reunión con superioras de órdenes religiosas femeninas.

Hay que decir que esta ‘película’ nos suena. Mucho. De hecho, se está haciendo tan habitual en este pontificado como para justificar que se califique a este patrón de conducta de ‘modus operandi’. Lo vimos, por ejemplo, en el caso de la licitud de ofrecer la comunión a protestantes, como había propuesto el episcopado alemán. En ese caso tuvimos un “sí”, un “no” y un “decídanlo ustedes”, con intervenciones del prefecto para la Doctrina de la Fe, el jesuita español Luis Ladaria.

Es un método del que el mismo Papa ha hablado a menudo, cuando hace referencia continua a la importancia de “iniciar procesos”. La idea, al fin, es que de una comisión de estudio acabe saliendo un resultado favorable, que el Papa podría aprobar o proponer a un próximo sínodo o, en el espíritu de esa colegialidad tan loada, a las propias conferencias episcopales para que sean las distintas iglesias nacionales las que decidan si ordenan o no diaconisas.

Uno podría pensar, de forma quizá maliciosa, que si la nueva comisión llega a una conclusión distinta de la anterior, no hay en principio razón para determinar que la segunda es más acertada que la primera, y la decisión no puede dejar de recordarnos a esos referénda de independencia que se quieren siempre repetir hasta que se dé la respuesta correcta.
Carlos Esteban