Biden sigue con sus manifestaciones católicas provocando un mar de confusión. Mantenerse de perfil en esta situación es imposible y muchos católicos están dispuestos a tomar partido contra de Biden. Las instituciones eclesiásticas no pueden seguir una línea acrítica hacia la acción de un presidente que niega la doctrina cristiano-católica. En el Vaticano son plenamente conscientes de que Biden está ‘abierto’ a la llamada «ideología de género» y sigue tomando medidas en esta dirección. El Papa Francisco se ha puesto en contra de la proliferación de esa «teoría», pero es favorable a las leyes que rigen la «convivencia civil» y Biden es un «aliado» útil para el multilateralismo diplomático, del reconocimiento del «derecho a migrar» y para la expansión de la «ecología integral». Nos tememos que seguiremos en la buscada confusión.
Toda la entrevista es interesante, pero nos detenemos en la referencia a la confusión que provoca el Papa Francisco con sus intervenciones: «hay una gran confusión en la Iglesia sobre cuestiones doctrinales, morales y litúrgicas, y aunque el Papa diga lo contrario, el mundo en que nos encontramos es tal que una serie de comentarios ambiguos que hace se utilizarán en el sentido de una ruptura con la Tradición de la Iglesia. El Sumo Pontífice introdujo dos novedades: En primer lugar, habla mucho sin haber preparado sus declaraciones: en el avión, en reuniones con periodistas, etc. La otra novedad se puede ver, por ejemplo, en la encíclica Hermanos Todos, cuando el Papa dice: «Soñamos» y utiliza el pronombre personal «Yo». Sus sueños son muy interesantes, por supuesto, pero no tienen la autoridad de un Papa que, con la ayuda del Espíritu Santo, se coloca en la continuidad de dos mil años de la Iglesia. Realmente hemos pasado a otro modo de comunicación que, por un lado, es un factor de profunda confusión y, por otro, permite a los enemigos de la Iglesia utilizar las ambigüedades así creadas».
Specola