El cardenal Burke está profundamente preocupado por la prohibición arbitraria de Francisco respecto a las Misas privadas en la basílica de San Pedro.
En su sitio web CardinalBurke.com, él destaca el 13 de marzo que esta es una “violación directa de la ley universal de la Iglesia” – como si el Derecho Canónico no fuese más que una fachada.
En el futuro, sólo habrá cuatro Eucaristías concelebradas en la enorme basílica, donde hay once altares. Burke critica la medida de Francisco como un intento de imponer la concelebración pasiva a los sacerdotes que desean ofrecer personalmente la Misa. En teoría, el canon 902 concede a los sacerdotes “total libertad” para celebrar la Misa en forma individual”.
Según Burke, la prohibición condiciona “injustamente” el deber primordial de los sacerdotes de celebrar diariamente la Misa. Él siente la necesidad de explicar [a Francisco] que, para un sacerdote, ofrecer la Misa es “un derecho” y aporta “grandes frutos espirituales para toda la Iglesia”.
El cardenal pide que la prohibición sea “rescindida inmediatamente” - pero como el resto de los 5600 obispos “católicos” de todo el mundo están en su mayoría descerebrados, Burke será ignorado [como ocurre habitualmente].
La injusticia de Francisco probablemente llevará a los sacerdotes a la clandestinidad. Como en tiempos de persecución, celebrarán Misa en lugares ocultos.
Además, los expertos en salud subrayan que en tiempos de Covid-19 es urgente abolir las concelebraciones por evidentes razones higiénicas. Pero donde gobiernan los ideólogos rígidos, el sentido común pierde su derecho civil.