En medio de su histórico viaje apostólico a una tierra donde tanto han sufrido y sufren los cristianos, el Irak azotado por los conflictos y apenas recuperado del azote del ISIS, Su Santidad ha encontrado tiempo para recordar la festividad laica del día, y así ha predicado desde su cuenta de Twitter:
Quisiera dar las gracias de corazón a todas las
#mujeres, especialmente a las de
#Iraq, mujeres valientes que siguen dando vida, a pesar de los abusos y las heridas. ¡Que las mujeres sean respetadas y defendidas! ¡Que se les dé atención y oportunidades!
#ViajeApostólico — Papa Francisco (@Pontifex_es) March 8, 2021
Confieso que hoy he dudado si convenía ponerme a trabajar, dada la atmósfera de fiesta de guardar y día de precepto, mucho más insistente y omnipresente que cualquier festividad católica en tiempos de la Cristiandad.
Porque en días como hoy uno advierte el gran fraude del Estado laico, del poder neutral ante las concepciones religiosas -en sentido estricto y en sentido lato- y las visiones del mundo. Un Estado laico es imposible, porque el poder político es una realidad ética, y porque en ausencia de una fe transcendente, quienes regulan la comunidad llenarán el hueco con otra "religión", un sucedáneo, con sus dogmas, sus ritos, sus teólogos y doctores de la ley, sus autos de fe y, como vemos, sus fiestas de guardar.
Hubo un tiempo en nuestro mundo en que era la fe la que regulaba las estaciones, la que proponía los días de celebración y su contenido, siempre reflejo de las verdades del mensaje de salvación de Cristo. Hoy apenas la Navidad sobrevive, y en el hueco dejado en nuestra vida común por el eclipse del calendario litúrgico hemos aprendido a guardar las fiestas que proclama la ONU.
Bien está. El cristianismo empezó como religión ilícita durante tres siglos, sometida a periódicas persecuciones que la obligaban a la clandestinidad, y entonces, como ahora, los cristianos se veían inmersos en las celebraciones paganas, Lupercales y Saturnales y muchas otras. La diferencia de entonces a ahora es que la jerarquía de entonces no consideraba necesario llamar la atención de su rebaño sobre los días de celebración ajenos a la fe.
El mensaje del Papa es impecable. Pero los cristianos tenemos muchos días especiales para celebrar a la Mujer, concretamente todos los que están dedicados a esa que es “bendita entre las mujeres”.
Carlos Esteban