Reese, autor y comentarista entusiasta de la ‘renovación’ e influyente en la opinión católica de Estados Unidos, no quiere más Misas tridentinas. En su opinión, solo se toleraron en el entendimiento de que irían desapareciendo poco a poco, a medida que los ancianos nostálgicos del viejo rito fuera muriendo o ‘entrando en razón’.
Escribe Reese: “Tras las reformas paulinas de la liturgia, se suponía que la Misa “Tridentina”, en latín, iría desapareciendo. Se dio a los obispos la facultad de suprimirlas en sus diócesis, pero algunas personas se aferraron a la vieja liturgia hasta el extremo del cismas”.
“Benedicto retiró a los obispos su autoridad y ordenó que cualquier sacerdote pudiera celebrar Misa tridentina cada vez que le diese la gana”.
“Es hora de devolver a los obispos la autoridad sobre la liturgia tridentina en sus diócesis. La Iglesia tiene que dejar claro que quiere que la liturgia previa a la reforma desaparezca y que solo la tolerará por amabilidad pastoral hacia los mayores que no comprendan la necesidad de cambiar. No se debería permitir a niños y jóvenes asistir a tales Misas”.
Reese suele identificarse como un teólogo “liberal”, lo que se advierte en su predisposición a prohibir. El teólogo, por lo demás, tiene 75 años, es decir, podría estar en ese grupo de nostálgicos de los que habla. Y realmente se podría sospechar que actúa por nostalgia, nostalgia de ese ‘espíritu del concilio’ durante el cual se daba por descontado que cada párroco podría ‘experimentar’ con la liturgia, usando su templo como laboratorio de la propia ‘creatividad’ y a sus feligreses como conejillos de Indias.
Carlos Esteban