28 de Agosto del 2021
¡Alabado sea Jesucristo!
En el Sagrado Corazón de Jesús y a través del Inmaculado Corazón de María, expreso una profunda gratitud a Dios, que me ha llevado a este punto de restablecimiento y mejoría. Como ya fuera comunicado por la dirección y el personal del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, a quienes también expreso mi más profundo agradecimiento, ya no estoy intubado con un ventilador médico. Me trasladaron fuera de la Unidad de Cuidados Médicos Intensivos y me instalaron en una habitación del hospital donde los médicos, enfermeras y numerosos miembros del personal del hospital me han brindado una atención médica vigilante, excelente y constante. También a estos dedicados profesionales les doy las gracias de todo corazón, así como a los sacerdotes que me han asistido sacramentalmente. A quienes han ofrecido innumerables rosarios y oraciones, encendieron velas y pidieron en la ofrenda de la Santa Misa, extiendo mi más sincero agradecimiento y pido al Señor y a su Madre que los bendiga a todos. También agradezco a mis hermanos obispos y sacerdotes que han ofrecido Misas por mí o han rezado por mí en el altar.
Esta generosa efusión de gracias me une a ustedes de una manera especial, así como también estoy particularmente unido a todas las víctimas que sufren los efectos del virus COVID-19. Desde lo más profundo de mi corazón, les expreso mi deseo de poder responder a todas las llamadas telefónicas, mensajes escritos y correos electrónicos. Sin embargo, debido a la rehabilitación intensiva que pronto comenzaré, no me será posible dar una respuesta más allá de estas cartas circulares. Sé que en encontraré comprensión en vuestra caridad por esta circunstancia en que me encuentro y que aceptarán que yo deba preservar mis energías para recuperar salud y fuerzas. Los reglamentos del hospital limitan las visitas a los miembros inmediatos de la familia. Durante el próximo extenso período de convalecencia, es mi intención proporcionarles actualizaciones ocasionales cuando haya algo importante que compartir con vosotros.
El Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe ha aceptado, en mi nombre, el papel necesario y crucial de la comunicación directa. Nuevamente, os pido que me dirijáis amablemente todas vuestras comunicaciones a través del sitio web del Santuario, GuadalupeShrine.org/MessageCardinalBurke.
En fin, he recordado el lema que tomé cuando fui elegido para el episcopado: “Secundum Cor Tuum” (Según tu corazón). Todas las cosas ordenadas en y por la Divina Voluntad tienen como origen el Sagrado Corazón de Nuestro Salvador, cuya motivación fundamental es Su Amor Eterno por Su Padre y por Sus hijos. Dado que la Divina Providencia ha indicado que yo permanezca por el momento hospitalizado, reafirmo ahora esa misma convicción episcopal: el sufrimiento, unido al sufrimiento de Jesucristo, es verdaderamente eficaz en su Plan Divino para nuestra salvación cuando se acepta de buena gana y de todo corazón. San Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, nos enseña el significado de nuestro sufrimiento: “Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia ”(Col 1, 24).
Unido a Jesucristo, Sacerdote y Víctima, ofrezco todo lo que sufro por la Iglesia y por el mundo. Pidiendo la bendición de Dios sobre vosotros y vuestras familias, y confiando vuestras intenciones a la intercesión de Nuestra Señora de Guadalupe y San Juan Diego, San Miguel Arcángel, San José, San Pedro y San Pablo, y vuestros santos patronos.
Soy vuestro en el Sacratísimo Corazón de Jesús, en el Inmaculado Corazón de María y en el Purísimo Corazón de San José,
Raymond Leo Cardenal Burke