¿Estamos caminando a grandes pasos hacia la vacunación obligatoria para sacerdotes, diáconos, catequistas, formadores e incluso para los fieles?, como ‘ un acto de amor’.
Ante la negativa a someterse a la vacunación obligatoria, ¿qué pasará? ¿El obispo podrá suspender al sacerdote refractario a divinis, o podrá privarlo de las facultades para celebrar públicamente y administrar los sacramentos, con suspensión de empleo y sueldo? Todo esto suena a la época de la constitución civil del clero, sólo que esta vez no es el gobierno revolucionario y masónico el que exige el juramento, son los propios pastores y ante las autoridades civiles.
«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren».