Si se dan cuenta, llevamos meses en los que el discurso y el relato oficial de medios de comunicación, televisiones y gobierno se están basando en expertos que casi nunca dan la cara, supuestos estudios que, en muchas ocasiones, o no se citan, o, simplemente, se pasan por alto, como de soslayo, en el cuerpo del artículo al que se le pone un titular llamativo con el objetivo de llevar a la población a la inoculación masiva. Y aún peor, de gente de la que ya se sabe que ha recibido millonarios ingresos de las farmacéuticas.
El objetivo de todos es claro y ya lo dijo el presidente Sánc-HEZ en su momento: “Vacunar, vacunar y vacunar…” Desgraciadamente esa presión informativa, social, política y sanitaria ha llevado a mucha gente a caer en la trampa y a dejarse inocular, no sólo a ellos mismos, también a sus hijos menores a los que ni siquiera afecta el virus.
Si todo esto tuviera, simplemente, un objetivo económico ya sería muy grave, pero el problema es que, pasado el tiempo, nos estamos dando cuenta que el impacto económico es lo de menos ya que muchos de los inoculados han visto su salud seriamente afectada e incluso muchos han muerto.
Nos estamos encontrando, además, con demasiados profesionales en los que antes confiábamos y ahora, simplemente, se han vendido al relato oficial por dinero, o por mantener su puesto de trabajo. Son pocos los expertos, los profesionales que tienen la valentía y el coraje de ir en contra del relato oficial y muchos menos los que, además, dan la cara.
Uno de los pocos valientes que están dando la cara es el Licenciado y Doctor en Ciencias Químicas, Sergio J. Pérez Olivero.
Pérez Olivero ha elaborado un informe de 225 páginas, que está actualizando en estos momentos, con el que pretende lo que muchos estamos pretendiendo: abrir los ojos a la población.
De la misma forma que somos muy críticos con los vendidos, con los cobardes que no se atreven a abrir la boca y contarnos la verdad, tenemos que apoyar a los pocos valientes que arriesgan su futuro para intentar despertar a la gente con datos científicos. Lean con atención el informe y distribúyanlo entre su círculo más cercano de personas. Sobre todo entre aquellas que todavía no se han dado cuenta de lo que en realidad está pasando.