Que la sociedad mundial, tal como la conocíamos, está siendo atacada por entes dotados de un enorme poder, es una realidad que los mismos hechos nos ponen en evidencia. Solo es necesario observar los cambios sociales, culturales, éticos, religiosos, etc, que se imponen a la sociedad.
Le sigue la clase periodística con empresarios que hoy viven de la subvención, fijándoles aspectos de su línea editorial, y periodistas comprados y sumisos que ejercen una crítica falsa y socialmente envenenada.
Así mismo, las instituciones públicas y por ello sociales: el poder judicial, el orden público y la misma sanidad sujetas a leyes, órdenes y protocolos que emergen de un “arriba”, muchas veces indefinido y que se ven obligados a obedecer, en aras de su estabilidad.
Todo lo anterior que presagiaba tormenta, estalló en España con toda su virulencia a partir de Marzo de 2020, provocando una escalada de terror sin parangón en la población, al sumarse la muerte horrible de nuestros mayores, atrapados en residencias, con protocolos sanitarios hoy absurdos como el uso del paracetamol como único remedio y la prohibición de autopsias a los fallecidos[2]; seguido de medidas políticas malintencionadas, hoy día declaradas inconstitucionales y que solo produjeron, pobreza y miseria.
La guerra contra la sociedad había comenzado, el factor sorpresa había concluido con enorme éxito para sus creadores y una sociedad aterrorizada ansiaba una solución urgente, huyendo de cualquier sentido crítico ni siquiera analítico de la situación.
Entonces empezaron la segunda batalla. La solución no fue investigar a fondo el virus [3], sino poner en circulación, experimentales inyectables transgénicos, que no vacunas, con la increíble cualidad de actuar sobre nuestro sistema inmune con objeto de limitar los efectos del “bicho” sin eliminarlo, para lo cual, ha de estar vacunada un enorme porcentaje de la población.
Solo con el terror se podía conseguir que la población aceptase esta realidad, aceptación que empieza a resentirse al ver día a día, que se sigue utilizando el miedo como medio, al tiempo que sus pobres esperanzas disminuyen. La variante delta no la soporta la vacuna.
Durante este tiempo, la verdad buscada por los mal llamados negacionistas[4] se acentuaba, y hoy sabemos:
-Si no hay virus atenuados en los inyectables, no son vacunas.
-Si no se ha podido aislar el virus Sar. Cov 2, ni existe el virus ni sus variantes.
-La presencia de grafeno en los inyectables está demostrada científicamente desde el 2 de noviembre. Esta sustancia es un veneno que afecta , sobre todo al corazón (infartos miocarditis), al torrente sanguíneo (trombos),y al cerebro (enfermedades neurològicas) capaz además de excitarse e interactuar con las ondas electromagnéticas (Antenas),. Su presencia puede detectarse por pegarse objetos metálicos en el lugar de la inyección y después por el pecho y frente.
-Y lo más asombroso, a las personas vacunadas se les ha introducido lo que solo puede ser un micro o nano chip capaz de identificar a cada persona mediante una dirección MAC (Media Access Control) cuya capacidad de aceptar órdenes, decisiones exteriores, etc, todavía desconocemos.
Todos estos hechos son increíblemente negados por los medios de comunicación que deberían informarnos y por los creadores de los inyectables que, sin informar, han cometido semejantes aberraciones.
Imaginemos, aunque es mucho imaginar, que el resto de colectivos sociales han sido igualmente engañados, junto a la población en general.
La tercera batalla ya parece haber sido declarada por todos los medios de comunicación globalistas, la consigna es clara: ¿qué hacemos con los negacionistas?
Todo depende del grado de frustración de los afirmacionistas hoy llamados tragacionistas al verse inmersos en una situación de difícil solución y que ellos han contribuido a crear. Viviendo en una fantasía tecnológica prefabricada y antisocial, con nombres sugestivamente llamativos como postmodernismo y transhumanismo. Falsa realidad creada concienzudamente por los poderosos y que la están transformando en una devastadora catástrofe, usando la mentira [5] y el terror como armas psicológicas, esas sí, postmodernas.
El enemigo común es uno solo. No nos equivoquemos de bando.
Postdata: La desintoxicación del grafeno es posible.
*Un artículo de Pablo Blas Villarmín
[1] ¿Qué sociedad aprobaría estas leyes: Derecho de la mujer al aborto. Eutanasía por decisión médica o judicial. Ideología de género: No importa el sexo sino el “género que uno se construya”. Los padres carecen de autoridad frente a los hijos.
Políticas migratorias infames que con culturas antagónicas solo pueden desestabilizar y deteriorar la convivencia. Etc.
[2]Impidiendo un estudio a fondo de la enfermedad.
[3]Noviembre de 2121 no se ha aislado el virus Sar. Cov 2. Cientificamente no existe.
[4] Actitud que consiste en la negación de determinadas realidades y hechos históricos o naturales relevantes especialmente el holocausto .
[5] La mentira es el arma de Satanás