Estamos en diciembre y avanzado el adviento se acerca la navidad. Y en este breve artículo me permito compartir algunos consejos para vivir este tiempo litúrgico tan fuerte y entrañable para todo cristiano a la vez que resistimos la oleada de secularismo agresivo desde lo mundano y sutil, en parte, desde el modernismo religioso. Por supuesto que lo primero y principal para un discípulo de Cristo es preparar esta y cualquier otra fiesta de la mejor forma posible: con una confesión contrita. Pasemos a los consejos de forma concreta y clara:
1: No comencemos la decoración navideña al menos hasta el domingo de gaudete, III de adviento, que es anticipo de la navidad, o como muy pronto en la Inmaculada. Las formas no son lo importante pero nos “hablan” de nuestra disposición interior; y la disposición ha de ser vivir el adviento como tiempo de espera y penitencia.
2: Huyamos del consumismo como del mismo demonio (que es de hecho quien lo alienta). Es normal que en la familia se hagan regalos, comidas especiales…claro que si, pero con sobriedad y decoro. La navidad no puede convertirse en objeto de márketing creador de necesidades que solo existen en la calculadora del negociante.
3: Acudamos a Misa del gallo; sí, recuperemos esa preciosa tradición. Hay que movilizarse para ello y expresar el deseo a los párrocos y rectores de templos. La Misa de nochebuena a las 12 de la noche del 24 de diciembre. Nada de “misas del pollito” celebradas a las 6, 7 u 8 de la tarde. El argumento más miserable que me han dicho para suprimir la Misa de medianoche es que “como ya en las familias son mayoría los no practicantes…”….signo típico del pensamiento débil dentro de la cristiandad. Volvamos a la tradición más entrañable y nada mejor como colofón de la cena familiar que ir todos a la Santa Misa del gallo.
4: Si estamos de vacaciones y disponemos de mayor tiempo libre hagamos nuestros el espíritu auténtico de la navidad a la hora de acompañar, visitar, confortar, a nuestros amigos y conocidos que más estén sufriendo. Dediquemos menos tiempo a comidas/cenas mundanas y más a vivir la caridad fraterna en estos días navideños.
5: Enseñemos a los niños que el 24 de diciembre por la noche viene el Niño Jesús y NO papá noel. Y si preguntan les contamos de donde viene la tradición del que parece haber usurpado el cumpleaños de Jesús: un obispo de la actual Turquía llamado san Nicolás y cuya memoria celebramos el 6 de diciembre y no el 24.
6: Felicitemos con la palabra NAVIDAD, y no con la mundanizada expresión de “felices fiestas”.
7: El 31 de diciembre por la noche busquemos en nuestro entorno donde se celebre Misa a las 12 de la noche: magnífica forma de empezar el año nuevo. No con borracheras ni fiestas insanas sino con el Santo Sacrificio de Cristo por amor a nosotros. Y sí: hay Misas en muchos lugares a esa hora. El que firma este artículo la celebra cada año en una céntrica Iglesia de Sevilla dedicada a san Onofre, y cada año acuden más fieles.
8: Celebremos la Epifanía con verdadero espíritu de Fe y Amor. Enseñemos a los niños que la alegría no se basa solo en recibir sino en compartir igualmente. Y sigamos la estela de la sobriedad y el decoro frente al secularismo consumista.
9: Mantengamos la decoración navideña en nuestros hogares hasta el domingo posterior a Epifanía. El tiempo litúrgico de la navidad no acaba el 6 de enero sino con la celebración del Bautismo del Señor. En la tradición católica incluso se extendía el plazo hasta el 2 de febrero, día de la Presentación en el templo de Jesús.
10: Por último….que la navidad sea una verdadera fiesta cristiana en forma y fondo; que crezcamos en amor a Dios y al prójimo y que ese amor no se avale en emociones que se lleva el viento sino en obras de virtud.
Si así lo hacemos habremos vivido una navidad cristiana y no una mera fiesta consumista.
Padre Santiago González