POESÍA
Señor, Señor, Tú antes,
Tú después; Tú en la inmensa
hondura del vacío
y en la hondura interior:
Tú en la aurora que canta
y en la noche que piensa;
Tú en la flor de los cardos
y en los cardos sin flor.
Tú en el cenit a un tiempo
y en el nadir; Tú en todas
las transfiguraciones
y en todo el padecer;
Tú en la capilla fúnebre
y en la noche de bodas;
Tú en el beso primero
y en el beso postrer.
Tú en los ojos azules
y en los ojos oscuros;
Tú en la frivolidad
quinceañera, y también
en las graves ternezas
de los años maduros;
Tú en la más negra sima,
Tú en el más alto edén.
Si la ciencia engreída
no te ve, yo te veo;
si sus labios te niegan,
yo te proclamaré.
Por cada hombre que duda,
mi alma grita: "Yo creo".
¡Y con cada fe muerta
se agiganta mi fe!
Amado Nervo