MEDITACIONES ENTRESACADAS DE LAS OBRAS DE SANTO TOMÁS DE AQUINO
INTENSIDAD DEL DOLOR DE CRISTO EN LA PASIÓN (1)
Atended, y mirad si hay dolor como mi dolor (Lam 1, 12).
Cuando Cristo padeció se dio en Él un verdadero dolor, tanto sensible, causado por algún daño corporal, como interior, proveniente de la aprehensión de algo nocivo, y que se llama tristeza. Ambos dolores fueron en Cristo los mayores que pueden sufrirse en la vida presente. Y esto sucedió por cuatro razones.
Primero. Por las propias causas del dolor, pues la causa del dolor sensible fue la lesión corporal, la cual llegó a la acerbidad [cualidad de implacable, cruel, despiadado], tanto por la universalidad como por el género del sufrimiento. Porque la muerte de los crucificados es acerbísima, ya que son clavados en las partes nerviosas y sumamente sensibles, esto es, en las manos y en los pies; y el mismo peso de su cuerpo colgado aumenta continuamente el dolor; y junto con esto está la larga duración del dolor, porque no mueren inmediatamente como sucede con los que son muertos a espada. La causa del dolor interior fue, en primer lugar, el cúmulo de todos los pecados del género humano, por los que satisfacía padeciendo; por lo cual se los atribuye a sí mismo, diciendo con Sal 22, 2: "Las palabras de mis delitos". En segundo lugar, de manera especial, la ruina de los judíos y de otros que delinquieron ante su muerte; y principalmente de sus discípulos, que fueron víctimas del escándalo en la Pasión de Cristo. Finalmente, también la pérdida de la vida corporal, que es naturalmente horrible para la naturaleza humana.
Segundo. Por la capacidad de la percepción del paciente: Cristo estaba óptimamente complexionado en cuanto al cuerpo, ya que éste fue formado milagrosamente por obra del Espíritu Santo (...) En Él fue exquisito el sentido del tacto, de cuya percepción se sigue el dolor. Y también su alma, conforme a sus facultades interiores, percibió eficacísimamente todas las causas de tristeza.
Tercero. Por la pureza del dolor. Porque en los demás pacientes se mitiga la tristeza interior, e incluso el dolor exterior, con alguna consideración de la mente, en virtud de cierta derivación o redundancia de las fuerzas superiores en las inferiores. Esto no aconteció en la pasión de Cristo, porque "permitió" a cada una de sus potencias, "realizar lo que le es propio"
Cuarto. Porque Cristo tomó aquella pasión y aquellos sufrimientos voluntariamente, con el fin de liberar del pecado a los hombres. Por ese motivo, asumió tanta cantidad de dolor cuanta fuese proporcionada a la grandeza del fruto que de ahí iba a seguirse.
Por consiguiente, de la consideración de todas estas causas juntas resulta evidente que el dolor de Cristo fue el máximo posible.
Tomás de Aquino
(1) La traducción correspondiente no me convence del todo, de modo que he usado una traducción intermedia entre que enlaza al libro y la dada por la BAC (Suma de Teología V - Parte III e índices), págs 404 y 405