Para los que piensen aprovechar el aumento de la movilidad para darse una vuelta por Roma que tenga presente que el calor empieza a ser pesado, incluso de noche, y no es el tiempo más recomendado para turisteos innecesarios. Vemos cómo la intensidad informativa no cesa ni con el calor y promete ofrecernos un verano lleno de sabrosas noticias.
Comenzamos con una interesante reflexión recogida por Tosatti sobre el actual sincretismo reinante en la iglesia Católica: «A partir del Concilio Vaticano II, los católicos han sufrido un lento y capilar lavado de cerebro sin precedentes. Muchos se sienten ateos y otros agnósticos. Pero la mayoría está afectada por el sincretismo religioso, consciente o inconsciente.
Delante del altar vemos desfiles de moda, banquetes para los “hermanos” musulmanes, sacerdotes que bailan, bailarines hindúes, etc. Los católico-sincretistas presentes aplauden, en lugar de salir de la iglesia y regañar al tipo vestido de sacerdote». «El católico-sincretista abraza y absuelve a todos, excepto al católico racional».
Sobre el último concilio, el Vaticano II tenemos entrevista a Viganò centrada, sobre todo, pero no solo, en la liturgia: «el Concilio Vaticano II fue concebido como un acto revolucionario. (…) vemos confirmadas nuestras legítimas sospechas cuando observamos quiénes fueron los artífices de esa liturgia: prelados que en muchos casos fueron objeto de sospechas de pertenecer a la Masonería, destacados progresistas que con el movimiento litúrgico (…) que más tarde fue condenado por Pío XII en la encíclica Mediator Dei.
Situar la mesa del altar de cara al pueblo no fue invención del Concilio, pero de los liturgistas que hicieron poco menos que obligatorio en el Concilio después de haberlo introducido hacía algunas décadas a modo de excepción como una supuesta vuelta a la Antigüedad.
Recomendamos su lectura completa pero no dejamos de resaltar algunos pasajes: «El carácter arbitrario de las innovaciones es parte integral de la liturgia reformada, cuyos libros –empezando por el Misal Romano de Pablo VI– fueron concebidos como un batiburrillo en manos de actores más o menos talentosos en busca de la aprobación del público».
«La crítica más fundada es que han intentado crear una liturgia a su antojo al abandonar el bimilenario rito que nació con los Apóstoles y se ha ido desarrollando armoniosamente a lo largo de los siglos. La liturgia reformada, como sabe todo especialista en la materia, es fruto de un acuerdo ideológico entre la lex orandi católica y las exigencias heréticas de los luteranos y otros protestantes.
Como la Fe de la Iglesia se expresa en el culto público, era indispensable que la liturgia se adaptase a la nueva manera de creer debilitando o negando verdades que se consideraban incómodas para el diálogo ecuménico».
«Al próximo papa le corresponderá restablecer todos los libros litúrgicos anteriores a la reforma conciliar y prohibir en los templos católicos la indecente parodia a la que han contribuido notorios modernistas y herejes».
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Puede leerse también, sobre este tema del sincretismo católico o catosincretismo, el artículo aparecido en Chiesa e post Concilio