Las restricciones del papa Francisco sobre la misa tradicional son un “abuso grave del oficio papal” que “viola la tradición de 2000 años” de la Iglesia católica, ha afirmado el obispo Athanasius Schneider en la Conferencia de Identidad Católica en Pittsburgh.
Centrándose en las recientes restricciones “drásticas” impuestas por el Papa Francisco y el cardenal Arthur Roche a la Misa Tradicional de la Iglesia, el obispo Schneider afirmó que “una restricción o prohibición de la forma tradicional de la liturgia carece de fundamento”, ya que “el Espíritu Santo no puede contradecirse a sí mismo”.
En referencia al motu proprio Traditionis Custodes y, sobre todo, a la responsa ad dubia del cardenal Arthur Roche, prefecto para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Schneider calificó los documentos como “un grave abuso del oficio papal”.
Schneider, obispo auxiliar de Astaná, en Kazajistán, se ha destacado desde hace años como uno de los líderes de la oposición a la ‘renovación’ dentro de la Iglesia, con abundantes declaraciones en contra de determinadas decisiones papales, como el pacto para la hermandad de las religiones de Abu Dabi, pero en ninguna ocasión ha sido tan tajante como en esta reciente alocución. Schneider libra una «lucha a favor del rito tradicional consagrado de la Santa Misa», que todos los santos -desde hace al menos un milenio- han amado, y en el caso de los sacerdotes y obispos, ha celebrado con reverencia y con gran provecho espiritual”.
El apego al rito tradicional no es, dijo Schneider, una expresión de “rigidez”, sino un acto de “amor” a la Iglesia. “Por fidelidad y amor a la Santa Madre Iglesia y por el honor de la sede apostólica, los obispos, sacerdotes y fieles se sienten obligados en nuestros días a conservar la forma tradicional de la Santa Misa y de los sacramentos”.
“Los poderes fácticos odian lo santo, y por eso persiguen la misa tradicional”, afirmó. “Sin embargo, nuestra respuesta no debe ser la ira y la pusilanimidad, sino una profunda seguridad en la verdad, la paz interior, la alegría y la confianza en la Divina Providencia”.
Schneider señaló que igual que el Papa no puede abolir el Credo de los Apóstoles, tampoco puede “prohibir el uso de la Misa tradicional”, porque hacerlo sería “un abuso de poder”.
Carlos Esteban