Duración del video 1:11:51
El video que presentamos constituye la segunda parte de una trilogía intitulada “Mass of the ages” y que hemos elegido traducir como “La misa de siempre”, pues así se la conoce entre nosotros.
Y aunque este documental no dice casi nada que no supiésemos desde niños, sin embargo hemos comprobado que puestos por juntos todos los argumentos, reconstruida toda la historia, amalgamadas todas las connotaciones, sumadas todas las estupideces, calibradas todas las iniquidades que dieron lugar a la (casi exitosa) supresión de la misa de San Pío V y la fabricación (exitosa) de un ritual para reemplazarlo… da como resultado un docudrama excelente. Como verán los que soporten este video hasta el final (dura una hora), lo ocurrido parece cosa de una película de suspenso. Y en verdad, es cosa de no creer.
Pero pasó nomás, pasaron cosas raras, tal como se relatan aquí, en este magnífico video confeccionado con inteligencia, elegancia y precisión. En su realización participaron grandes liturgistas y teólogos como Joseph Shaw, Timothy Flanners, Taylor Marshall, Peter Kwasniewski—todos laicos, aunque algunos clérigos también, como el exsecretario del Cardenal Gagnon, Charles Murr, Alcuin Reid y otros. Eso sí, se trata de un producto americano, una muestra más del vigor que tiene el catolicismo tradicionalista en ese país.
Raro, me dirán ustedes, pero es verdad, en ninguna otra parte se hallará una expresión más vigorosa de la fe ortodoxamente entendida. Y si de rarezas se trata, aprovechemos esta presentación para señalar algunas más que se nos ocurren al voleo. Es raro que, de buenas a primeras, a un papa se le ocurre reformar un rito en particular (el tridentino) sin mandato de nadie, ni siquiera del Vaticano II. Pero, claro, reforma es un decir: en realidad, en 1968 se suprimió un ritual para reemplazarlo por otro, fabricado con ese propósito. Y eso sí que carece de antecedentes en 2000 años de historia; y eso sí que es raro.
Alcuin Reid señala en este video otra rareza: es impensable, dice él con alguna razón, que Pablo VI se propusiera destruir la liturgia vigente, pero, de hecho, así resultó. Reid argumenta que al Papa se le escapó la tortuga, que no entendía de liturgia, que nunca pensó que tendría los efectos que, de hecho, tuvo. Y al comprobar el desastre… le echa culpas al “humo de Satanás”, etc. Es todo tan raro...
¿Por qué Bugnini pudo hacer lo que se le cantaba? ¿Cómo nadie lo puso en caja, Bouyer, por ejemplo? ¿Qué es esto de la voluntad omnímoda del papa, que Bugnini invoca (y se sale con la suya)? No me importa si fue o no masón, ¿cómo es que (San, je) Paulo VI homologó esta brutal reforma? Es raro, no me digan que no.
Durante cuatro décadas se impuso el Novus Ordo facilitando una catarata de blasfemias, sacrilegios, disparates, estupideces de todo tipo en el mundo entero. Durante cuatro décadas se persiguió sistemáticamente a quienes querían celebrar decorosamente la misa según el Vetus Ordo. Durante cuatro décadas nadie pudo impedir el vendaval secularizante, los “vientos de la historia”, el “espíritu del Concilio” y la mar en coche. Durante cuatro décadas asistimos impotentes a la destrucción de universidades y colegios, la desaparición de órdenes enteras, la disminución de vocaciones religiosas y la apostasía de innumerables clérigos (y clérigas, ja). Y a pesar de la denuncia de Pablo VI, durante cuatro décadas nos atormentaron con el cuento de que esto era la primavera de la Iglesia. Raro, ¿no?
Y luego, casi cuarenta años después, un papa, Benedicto XVI, nos desayuna con Summorum Pontificum, un motu proprio en el que afirma, entre otras cosas, que la misa de San Pío V nunca se suprimió, que nadie puede suprimirla y que celebrar según ese ritual es tan legítimo como… celebrar según el Novus Ordo. Es raro, ¿no?, porque encima de todo él nunca celebró sino según el rito más pobre, menos rico, más revolucionario, menos sacro, más… ¿qué diré yo? Pues, nada, vean la película que versa sobre todas estas cosas tan extrañas.
Y ahora, encima de todo, el Papa Francisco saca Traditiones Custodes que prácticamente suprime nuevamente el ritual tridentino. ¿En qué quedamos? Es todo tan raro…
Pero dejemos todo eso por un minuto y reflexionemos sobre la incuestionable gravitas, sacralidad, belleza y maravilla que es un rito celebrado con reverencia y devoción (que el culto exige reverencia y devoción es cosa evidente, pero, por las dudas, remito a un artículo que escribí hace más de diez años).
Hay muchos que se niegan a asistir a misas celebradas según el rito tridentino argumentando que no la entienden. Pero quizás viendo este documental, empiecen a entender más: qué se proponían los que querían (y quieren) abolir este ritual, y quiénes son.
Vamos, que la misa en latín y toda esta historia (por rara que sea), son cosas no tan difíciles de entender.
por Jack Tollers