Devocionario Católico
El regreso del hijo pródigo de Edward John Poynter (1869) |
El sacerdote puede decir:
El Señor esté en tu corazón para que te puedas arrepentir y confesar humildemente tus pecados.
El sacerdote o el penitente puede leer o decir de memoria algunas palabras de la Sagrada Escritura sobre la misericordia de Dios y el arrepentimiento, por ejemplo:
Señor, Tú lo sabes todo; Tú sabes que te amo.
El penitente se acusa de sus pecados:
- Mi última confesión fue hace… (días, meses o años aproximadamente).
- Pido perdón a Dios de... (se dicen los pecados cometidos desde la última confesión.)
- Me acuso también de todos aquellos pecados de los que no me acuerdo.
El sacerdote le da los consejos oportunos y le impone la penitencia. El sacerdote invita al penitente a manifestar la contrición.
El penitente puede decir, por ejemplo:
Jesús, Hijo de Dios, apiádate de mí, que soy un pecador.
El sacerdote, extendiendo ambas manos o, al menos, la derecha sobre la cabeza del penitente, dice:
Dios, Padre misericordioso, que reconcilió consigo al mundo por la muerte y la resurrección de su Hijo y derramó el Espíritu Santo para la remisión de los pecados, te conceda, por el ministerio de la Iglesia, el perdón y la paz.
Y yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre, del Hijo + y del Espíritu Santo.
El penitente responde: Amén.
El sacerdote despide al penitente:
La Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, la intercesión de la Bienaventurada Virgen María y de todos los santos, el bien que hagas y el mal que puedas sufrir, te sirvan como remedio de tus pecados, aumento de gracia y premio de vida eterna. Vete en paz.
El penitente debe cumplir la penitencia impuesta tan pronto como sea posible.
ORACIÓN PARA DESPUÉS DE LA CONFESIÓN
Te doy gracias, Dios mío, por haberme perdonado mis pecados y recibido de nuevo en tu amistad. Te pido por los méritos de tu Hijo Jesucristo y de su Madre Santísima, la Virgen María y de todos los santos, suplas con tu piedad y misericordia cuanto por mi miseria haya faltado a esta confesión de suficiente contrición, pureza e integridad, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.