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miércoles, 31 de mayo de 2023

¿Pero queda aún algún constitucionalista? (José Javier Esparza)

EL TORO TV


Duración 3:03 minutos

Ariza propone poner encima de la mesa el programa de cada partido de cara a las Generales



1.48 minutos

De Tamames a la convocatoria de elecciones: la moción de censura de VOX marcó el principio del fin de Sánchez



El líder de VOX, Santiago Abascal y el candidato de la moción de censura, profesor y economista Ramón Tamames. Europa Press

Todo eran bromas y chanzas en los cenáculos periodísticos cuando VOX anunció su segunda moción de censura contra Pedro Sánchez el pasado mes de febrero. Para los dirigentes de la formación verde la decisión de someter a escrutinio la gestión de Sánchez estaba más que justificada: el coste de la vida disparado, el prestigio internacional por los suelos, la inmigración ilegal batiendo récords, las familias con enormes dificultades para llegar a fin de mes, instituciones independientes asaltadas por el Gobierno, legiones de violadores y pederastas saliendo de prisión gracias a la ley del sí es sí e infinidad de favores a los separatistas, desde los indultos a la supresión del delito de sedición y la reforma de la malversación.

La moción de censura presentada por los 52 diputados de VOX y encabezada por Ramón Tamames enlazaba con un estado de ánimo presente en los hogares, los centros de trabajo, las plazas y las calles de toda España: el deseo transversal de echar a Pedro Sánchez del poder y terminar con unas políticas que solo estaban conduciendo a la ruina, la división y la inseguridad. Por ello, VOX remarcó desde el principio que el único objetivo de la moción era conseguir una mayoría alternativa para convocar inmediatamente elecciones generales. No había más programa que la cita con las urnas.

A pesar del rechazo mayoritario de la sociedad española al gobierno de PSOE y Podemos y la sed de comicios nacionales que surcaba la geografía del todo el país, la moción de censura fue acogida con frialdad y desconfianza por buena parte de la opinión publicada, especialmente la del centro-derecha.

Algunos dijeron entonces que la apuesta del partido verde era una maniobra que carecía de sentido. Otros señalaron que sólo serviría para reforzar a Pedro Sánchez. Y otros más, incluso, se permitieron criticar a Ramón Tamames, el candidato, por su edad o su pasado como represaliado del franquismo.

Contra lo que todos pronosticaban, aquella moción fue un éxito para VOX. A lo largo de dos intensas jornadas parlamentarias Ramón Tamames retrató las miserias del gobierno de Pedro Sánchez en todos los ámbitos (desde la política energética a la exterior, de la memoria histórica a la fiscalidad) y forzó al presidente del Gobierno y a su ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, a tener que ofrecer las explicaciones y respuestas que no habían dado a lo largo de la legislatura.

Los agoreros se equivocaron en sus predicciones. En aquellos dos días de censura a Sánchez y de batalla dialéctica en el Parlamento el Gobierno se tambaleó más de lo que algunos estaban dispuestos a admitir en un principio. No fueron pocos los comentaristas o tertulianos que terminaron dando marcha atrás en sus análisis primerizos y acabaron aplaudiendo la valentía de VOX y la destreza retórica de Tamames.

No cambiaron de opinión, sin embargo, los demás partidos de la oposición y VOX se quedó solo en la moción de censura, es decir, se quedó solo en su demanda de elecciones generales inmediatas. Se quedó solo interpretando que aquello era lo que pedía el país.

Dos meses después el revolcón de la izquierda en las elecciones municipales y autonómicas, con el PP en primera posición en la mayor parte de capitales y regiones, y con VOX triplicando su representación y siendo decisivo para la conformación de mayorías alternativas en todo el país, ha obligado a Pedro Sánchez a convocar elecciones generales anticipadas.

Estas elecciones llegan más tarde de lo que VOX hubiera deseado, pero viendo toda la secuencia ocurrida en los últimos meses cabe pensar que aquella moción que tantos criticaron fue el principio del fin del socialismo en España y la condición necesaria para que un día como hoy Pedro Sánchez haya convocado elecciones generales.

A fin de cuentas, los resultados electorales del 28 de mayo corroboran lo que VOX y Tamames sostuvieron aquellos días de moción: que la mayor parte de la ciudadanía, con independencia de su apoyo a unas u otras siglas, deseaba desalojar a Sánchez, a sus socios y a sus políticas del poder. Así se lo hicieron saber anoche.

MAYO 29, 2023

lunes, 29 de mayo de 2023

Adelanto electoral. El Duopolio TV (Antena3 - Tele5) y TVE silencian a Vox a pesar del crecimiento en las municipales y de ser la tercera fuerza política. ¿O será por eso?


HISPANIDAD


El rival de los progres no es el PP sino el partido de Abascal, el único del arco parlamentario que no se ha plegado a lo políticamente correcto.
Pablo Ferrer 29/05/23 16:13





El Duopolio TV (Antenta3 - Tele5) y TVE silencian a Vox a pesar del crecimiento en las municipales y de ser la tercera fuerza política. ¿O será por eso?


Mañana del lunes 29 de mayo, jornada post electoral, pero sólo por unas horas, hasta el adelanto electoral proclamado por Pedro Sánchez desde La Moncloa. Se pueden imaginar el revuelo mediático del anuncio, que nadie esperaba, ni siquiera en TVE.

A los líderes de los distintos partidos también les pilló por sorpresa y todos ellos retrasaron sus comparecencias ante los medios para dar respuesta a la noticia. Las principales cadenas de televisión, que ya estaban emitiendo especiales sobre la resaca de las autonómicas y municipales, se centraron entonces en las sedes de los principales partidos, a la espera de las valoraciones de sus líderes nacionales.

No había otra noticia. Pues bien, miren por dónde, llegado el momento de la comparecencia de Santiago Abascal, a eso de las 13:00 horas, tanto Tele5 como Antena3, que estaban emitiendo el especial, aprovecharon para irse a publicidad. Cortaron la comparecencia en directo del líder de Vox, una comparecencia que resumieron después a su conveniencia.

En el Canal 24H, de TVE, el silencio fue todavía más atronador. No sólo no pudimos ver a Abascal en directo, sino que después ni siquiera ofrecieron un corte o unas declaraciones sueltas. Lo único que trascendió fue lo que contó el enviado especial a la sede del partido.

¿Se trata de un cordón mediático a Vox? No tengan la más mínima duda de que así es. El Ente Público, por cierto, pagado por todos los contribuyentes, también por los votantes de Vox, no tuvo ningún reparo en emitir en directo la decisiva comparecencia de Ciudadanos y la del portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, incluso emitió unas declaraciones de Pablo Iglesias, pero de los pérfidos de Vox, nada de nada a pesar de ser la tercera fuerza política y de lograr 1,6 millones de votos en las municipales, el 7,18% del total de los votos.

Y es que el rival de los progres no es el PP sino el partido de Santiago Abascal, el único del arco parlamentario que no se ha plegado a la ideología imperante, mismamente la de género. Por eso hay que silenciarlo: no vaya a ser que escuchando lo que dicen alguno se dé cuenta de que no son peligrosos fascistas.

Pablo Ferrer

Primera valoración de Santiago Abascal tras los resultados electorales del 28M



Duración: 8:18 minutos

sábado, 27 de mayo de 2023

ALGUNOS MOTIVOS por los que NO DEBES votar a LA IZQUIERDA (Y ni siquiera al PP; esto es mío)


DURACIÓN 10:51 MINUTOS

La izquierda lleva a España al tercermundismo: necesitamos algo más que un cambio de siglas



La campaña de las elecciones locales y autonómicas del 28 de mayo se ha cerrado en España con una explosión de escándalos.



En unos pocos, días, el PSOE, el partido al que pertenece el presidente del gobierno, se ha visto salpicado por delitos de compra de votos, agresión, acoso y secuestro. Y lo más pasmoso es que ante esa catarata de escándalos, Pedro Sánchez no ha hecho ni una sola autocrítica, como tampoco la ha hecho con ningún otro de los escándalos que han afectado a su gobierno en estos últimos años. Para él la culpa siempre la tienen los demás, incluso cuando el que se hunde en el estiércol es su partido por las acciones de sus propios dirigentes y candidatos.

Los socialistas del PSOE, sus socios de gobierno comunistas de Podemos y sus socios parlamentarios proetarras y separatistas están llevando a España no sólo al tercermundismo económico sino también político. No les basta con estar despilfarrando el dinero público, friéndonos a impuestos y aplicando recetas que tienen como resultado más paro y pobreza, sino que además han dirigido gran parte de sus esfuerzos a degradar las instituciones democráticas, asaltar la independencia judicial y desprestigiar nuestra democracia, hasta el punto de convertir unas elecciones en un espectáculo bochornoso.

Cinco años después de la llegada de Pedro Sánchez al poder, España se parece cada vez más a la dictadura socialista de Venezuela: un país en el que el poder político, en manos de la izquierda, se cree por encima de las leyes, que considera que sus deseos están por encima de todo y que actúa como si el hecho de tener que rendir cuentas al Parlamento fuese un incordio, aprovechando esa oportunjidad para montar un mitin sin molestarse en responder nada de lo que le pregunta la oposición.

Pero desengañémonos: cambiar a Sánchez no basta. No estamos solamente ante un problema provocado por un pésimo presidente del gobierno. Tampoco basta con un cambio de siglas, como si poner a otro partido en el lugar del PSOE y de Podemos fuese la garantía de que las cosas van a mejorar. Hace falta un cambio más profundo, hace falta un cambio de ideas que nos lleve a desterrar la absurda idea de que la izquierda es moralmente superior, de que sus ideas son mejores y de que haga lo que haga siempre se le debe suponer una buena intención.

Es una absurda idea que ha asumido incluso parte de la oposición. El Partido Popular lleva años dejándose arrastrar ideológicamente por la izquierda, llevado por ese complejo de inferioridad que considera que la derecha debe limitarse a ir asumiendo una a una todas las ocurrencias de la izquierda, por miedo a ser señalado como "retrógrado" o incluso "fascista". Es ese complejo de inferioridad el que nos ha otorgado la hegemonía ideológica a una izquierda desvergonzada y sin escrúpulos.

En España sólo hay un partido dispuesto a derribar ese complejo de inferioridad. Sólo hay un partido que se niega a agachar la cabeza ante los dogmas de la izquierda, y que se atreve a replicar los disparates socialistas y comunistas sin ningún tapujo: ese partido es Vox. Creer que la solución al socialismo del PSOE es otorgar un voto al PP, que es lo que siguen creyendo algunos, no es más que votar socialismo con cinco o diez años de retraso, que es lo que suele tardar el PP en asumir los dogmas de la izquierda. Votar al PP no ha servido hasta ahora para derogar ni una sola de las leyes ideológicas de la izquierda: es un voto inútil. O mejor dicho: sólo es un voto útil para la izquierda.

ELENTIR

NOTICIAS 27 DE MAYO DE 2023

ESPECIAL ELECCIONES


LA GACETA DE LA IBEROSFERA

- Amigos del PSOE, enemigos de España

CONTANDO ESTRELAS

- El incomprensible favor que le ha hecho el PP al PSOE y que ahora amortigua sus escándalos

ROBERSR

- VOX ARRASA EN EL CIERRE DE CAMPAÑA, ABASCAL RETRATA AL PP DE FEIJÓO. MAFIA PSOE DE SÁNCHEZ

Video duración 10:41 minutos

VOX ESPAÑA

- Santiago Abascal: "El PSOE ha hecho una apuesta por recopilar todos los delitos del Código Penal"

Video duración 31:10 minutos

EL TEATRO DE WILL

- ALGUNOS MOTIVOS por los que NO DEBES votar a LA IZQUIERDA

Video duración10:51 minutos

LIBERTAD DIGITAL

- El programa de Cuesta: Sánchez batasuniza las elecciones y Yolanda Díaz ataca a las empresas

Video duración 42:49 minutos
COPE

- "A Sánchez también lo pillaron metiendo votos para ser líder del PSOE" | Oyentes de Herrera

Video duración12:59 minutos

Selección por José Martí

Somos una secta de herejes | Actualidad Comentada | 26-05-2023 | P. Santiago Martín FM

 Magnificat TV - Franciscanos de María


10.33 minutos

jueves, 25 de mayo de 2023

¿Qué ciudades y comunidades ofrecerá el PP al PSOE para evitar pactar con Vox?



El Partido Popular parece decidido a ofrecer al PSOE un pacto para repartirse ciudades y comunidades entre sí.



Eso es lo que cabe deducir de la noticia publicada ayer por La Razón, un diario conocido por su afinidad al PP y por publicar habitualmente informaciones filtradas por la dirección de ese partido. La noticia se titula así: "El PP se dirigirá a Sánchez antes de negociar con Vox". Y la entradilla añade: "Antes de la negociación postelectoral, Génova ofrecerá al PSOE un acuerdo para que los extremos no condicionen a la lista con más votos".

Hay que agradecer al PP que tenga la honradez de anunciar sus planes antes de las elecciones. De esta forma, quienes pensaban votar al PP para echar al PSOE tendrán que pensarse muy bien su voto, porque es muy posible que vaya a ser utilizado justo para mantener a los socialistas en gobiernos autonómicos y municipales. La pregunta que la dirección del PP debe contestar es muy sencilla: ¿qué ciudades y comunidades ofrecerá el PP al PSOE para evitar pactar con Vox?

Cabe preguntarse, también, cuántos votantes del PP verán convertidos sus votos en un regalo a los socialistas para que sigan gobernando en su comunidad o en su ciudad, aunque exista la posibilidad de que el PP y Vox sumen los escaños necesarios para gobernar juntos. Desde luego, si me dijesen que La Razón es un diario afín al PSOE, me lo creería, pero lo que viene publicando ese periódico es lo que le dicta Génova 13. Es la dirección del PP la que parece trabajar en beneficio del PSOE en plena campaña electoral. Es una estrategia electoral absurda.

Abascal critica al PP por tender la mano al «socio de Bildu»

Obviamente, esta oferta del PP de pactar con el PSOE deja a Vox como única alternativa clara para desalojar al PSOE de los gobiernos autonómicos y municipales, y lo que es más importante aún, de poner fin a las políticas de la izquierda. Ayer, Santiago Abascal dejó claro a los votantes de Vox que "su voto no va a ser malgastado, ni traicionado, ni entregado a otra fuerza política para que lo traicione".

El líder de Vox señaló: "vemos al señor Feijóo tendiendo la mano a Pedro Sánchez ya para el día siguiente de las elecciones. ¿Cómo se puede tender la mano a quien no tiene ningún escrúpulo para intentar comprar los votos de los españoles de una manera cuasi delictiva? ¿Cómo se puede tender la mano al que ha incorporado a la dirección del estado al terrorismo de Bildu? ¿Cómo se puede tenderla al partido que hoy ya únicamente merece el nombre de socio de Bildu?"

«No somos el coche escoba del Partido Popular»

Abascal insistió en que "no somos el coche escoba del Partido Popular. Nosotros representamos a millones de españoles con unas ideas muy concretas, con unas convicciones muy firmes. Y eso va a ser lo que defendamos de una manera o de otra en la oposición o en los gobiernos, pero que se olviden aquellos que pretendan trasladar a los ciudadanos que Vox tiene la obligación al día siguiente de las elecciones de entregarles un cheque en blanco. Eso no va a ocurrir. El que quiera que nosotros demos un cheque en blanco al Partido Popular, que vote al Partido Popular. El que quiera que defendamos sus convicciones, que vigilemos los gobiernos, que formemos parte de ellos y que sus ideas y principios formen parte de la acción de gobierno, que confíen en nosotros".

Aquí el vídeo con sus declaraciones:


Duración 6:19 minutos


Elentir

miércoles, 24 de mayo de 2023

La persecución actual contra los discípulos de Cristo (Audio del Padre Alfonso Gálvez)



Homilía del 17 de agosto de 2010

¡ES NECESARIO VOTAR A VOX!

JOSÉ MARTÍ 

 

El voto al PP es un voto perdido y ganado por la izquierda separatista, terrorista y nacionalista. ¿Por qué? Pues porque el PP está dispuesto a pactar con el PSOE (que es un partido de izquierdas), antes que pactar con VOX, sin que haya razones de peso que lo justifiquen.


Es más que evidente que el PP está traicionando la confianza de sus votantes. El PP está dispuesto a pactar con el PSOE antes que con VOX, de donde se deduce que PP y PSOE vienen a coincidir, prácticamente en todo. 

No existe una derecha claramente definida en el caso del PP. El PP viene a ser una izquierda que se camufla diciendo ser de derechas: no lo es. Los hechos están ahí  para demostrarlo. Y así resulta, por ejemplo, que el PP, en caso de salir elegido, no cambiaría en nada la ideología de izquierdas, que hay ahora vigente y que amenaza con destruir la nación.

De manera que, a efectos prácticos, no existe ninguna diferencia entre votar PSOE o votar PP. Es más: el PP se presenta, ya de entrada, como un partido dispuesto a traicionar a los que lo voten: más aborto, más ley Trans, más ideología de género, etc, etc. 

En realidad, de verdad, sólo queda VOX en la derecha: con unas propuestas bastante claras y de sentido común. VOX es realmente el único partido de derechas y el único al que debería de votar todos aquellos que piensan votar al PP. Es un error; es tirar los votos a la basura. 

Si queremos un cambio a mejor en España, en todos los sentidos, sólo queda VOX como única opción (un partido que no será perfecto, como no lo es ninguna organización humana, pero que es lo mejor que tenemos). Se merecen, al menos, una oportunidad de gobernar. En el caso de Castilla y León ya han hecho ver su influencia positiva cien por cien, en muy poco tiempo. En cambio, PP y PSOE se han ido turnando en el poder, durante 40 años y sólo se ve un empeoramiento, cada vez mayor, de la sociedad, se mire por donde se mire: moral, económico, social, etc...

VOX supone una novedad y un cambio real a mejor.

No lo pienses más y vota a VOX el próximo domingo, 28 de mayo de 2023. Es mucho lo que nos jugamos. Un PP, que está dispuesto a pactar con el PSOE, no es un PP del que se pueda uno fiar. En ese pacto, de haberlo, se mantendría toda la política del PSOE, actualmente vigente, que lleva a pactar con terroristas, con comunistas y con nacionalistas; y que sigue la agenda 2030, con una fidelidad casi religiosa. 

No tenemos más que abrir los ojos; y pensar en las generaciones futuras, en nuestros hijos ... y, más todavía, en nuestros nietos. Tenemos ya la experiencia de cuatro o cinco años "gobernando" el PSOE y vemos cómo toda España está yendo a la bancarrota. Y el PP, que conoce que esto es así, está dispuesto a apoyarlos: ¿apoyar a los que apoyan a los terroristas para poder gobernar? 

Un PP así yo no lo quiero. Es más peligroso que el mismo PSOE-Podemos-Bildu, porque, además. se contradice, diciendo cosas diferentes en lugares diferentes y produciendo confusión entre sus votantes, lo que dice muy poco a su favor.

La misión de los políticos no es la de enriquecerse empobreciendo a la nación, sino la de procurar el bien común, para todos y cada uno. Cuando oímos hablar a Santiago Abascal, a Iván Espinosa de los Monteros, etc... vemos sinceridad en lo que dicen. Y dicen lo mismo en todas las partes de España a las que van. Es gente (la mayoría) a la que le preocupa el verdadero bien de la nación. 

Merecen que se les vote y que puedan gobernar. Lo ideal sería que gobernasen con mayoría absoluta, lo que sería posible si todos cuantos van a votar al PP, cambiaran su voto del PP a VOX. Nada se perdería y VOX podría demostrar, entonces, si todo cuanto dice en su campaña está dispuesto a cumplirlo, como así parece que ha hecho en Castilla y León. 

Y si no lo hicieran, siempre quedan unas elecciones nuevas al cabo de 4 años, en las que se podría cambiar el voto ... algo que con el partido social-comunista, que cada vez se parece más a los totalitarismos de izquierdas (Nicaragua, Cuba, Colombia, etc) sería imposible a la larga, pues sofocarían toda posibilidad de cambio, eliminando al máximo toda oposición.

 ¡Esto no lo queremos! Por eso, vota VOX. 

José Martí

El PP ofrecerá un gran pacto al PSOE antes que negociar con VOX tras las elecciones del 28M



Quedan cuatro días para las elecciones autonómicas y municipales, y los partidos van desvelando sus intenciones después de que se cierren las urnas y se terminen de contar todos los votos.

Según publica La Razón este miércoles, desde la dirección del PP harán una propuesta oficial al PSOE para «un gran acuerdo nacional» que garantice, dicen, «la investidura de la lista más votada». Piensan, añade el diario, en clave autonómica y en las generales, y «podría formalizarse en la misma noche electoral».

No es la primera vez que en los últimos meses desde el PP muestran que quieren que su socio prioritario sea el PSOE. El portavoz de campaña, Borja Sémper, llamó
«derechita cobarde» a VOX por «dar un balón de oxígeno a Sánchez» con la presentación de la moción de censura encabezada por Ramón Tamames.

El coordinador general del PP, Elías Bendodo, equiparó en un desayuno informativo en abril a VOX con Podemos, Bildu y ERC: «Podemos, VOX, Bildu, Esquerra, Junts… los que dicen que suman pero sólo dividen y restan, todo eso es lo que hay al otro lado de la orilla». Meses antes, el exministro José Manuel García-Margallo pidió un Gobierno «de concertación» con el PSOE.

Asimismo, la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, defendió el «diálogo» con el PSOE y manifestó que el objetivo tras el 28M era no compartir gobiernos con VOX. Así, mantuvo que hay líneas que les «distancian enormemente» de la formación liderada por Santiago Abascal. «Me siento más lejos de VOX que del PSOE», dijo en una entrevista concedida a El Español.

El presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda (PP), equiparó a VOX con Podemos, y aseguró que «los dos son partidos extremos» y que «con ninguno se puede hacer una política estable». Y no descartó un pacto con el PSOE en los lugares en los que, tras las elecciones autonómicas y municipales, el PP no pueda evitar depender de otras fuerzas. «Feijoo es un hombre de consensos y de mentalidad práctica. Es capaz de llegar a un gran pacto», aseveró.

El líder del partido, Alberto Núñez Feijoo, mostró su disposición a favorecer un Ejecutivo socialista si gana las elecciones. «Si no tengo la mayoría solicitaré un pacto o acuerdo con quien me deje gobernar, y el PSOE lo tiene en sus manos. Yo le he dicho al PSOE que si gana, no me opondré a su investidura, le propongo que si es al contrario, no se oponga a la investidura», afirmó en una entrevista en El Periódico Extremadura en febrero.

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sábado, 20 de mayo de 2023

Los decepcionados del Sínodo | Actualidad Comentada | 19-05-2023 | P. Santiago Martín FM



DURACIÓN 12:14 MINUTOS

Vivir en una novela orwelliana. El clásico 1984

 QUE NO TE LA CUENTEN

Duración del VIDEO de este texto 59:20 minutos

https://youtu.be/o6HsoxMH_xk

Hemos titulado a esta conferencia “Vivir en Cristo en 1984” haciendo una clara alusión no al año en sí, sino a la famosísima novela de ese escritor británico (aunque nacido en India) que fuera George Orwell, quien en su turbulenta juventud no sólo militó en las filas de la izquierda sino que llegó a combatir aquí en España, en favor de la República y contra la Cruzada, en 1936, luego de lo cual, escribió sus conocidísimas “Rebelión en la granja” (1945) y la famosa 1984, un año antes de morir, en 1949, ambas, producto de un gran descontento y decepción respecto del comunismo.

Conocimos Rebelión en la granja cuando apenas éramos unos niños de diez años; si todavía recordamos cuando nuestra madre nos la daba a leer, con hermosas ilustraciones. “Napoleón”, los perros guardianes, el granjero, todos eran personajes conocidos por nosotros y, aunque no captábamos del todo la importancia de la fábula, entendíamos que había cierta ironía en aquello de que “todos somos iguales, aunque algunos son más iguales que otros…”.

Rebelión en la granja es de esas obras que perfectamente se pueden leer de pequeños o de grandes y, como todos los libros, en cada lectura, ir sacando más y más enseñanza. Es un clásico, es decir, un texto que soporta el paso de los tiempos por aquello de Peguy: “Homero es nuevo cada mañana y el diario de hoy ha envejecido ya”.

En cambio, 1984, lejos de ser una fábula, es una novela, una novela “distópica”, como hoy le dicen, “es decir, plantada en un lugar deficiente”, es una novela que narra en el pasado un futuro por entonces imposible de imaginar. Una novela que, según dicen, se encuentra hoy entre los libros más vendidos del siglo XX y, luego del fatídico año 2020, entre las más vendidas del siglo XXI.

¿De qué trata 1984?

Sin querer “espoliar” el magnífico trabajo de Orwell el texto -complejo por momentos y más entendible hoy que en 1949, cuando fue escrito, narra un presente dominado por el pensamiento único y, más bien, por un partido único que opera como un todo ideologizado donde la persona individual es tal en función del estado o, mejor dicho, en función de la ideología imperante.

Winston Smith y Julia, los protagonistas de esta obra, donde hasta el amor cabe, son dos personas que, con sus bemoles, se oponen al sistema, una por una cuestión de rebeldía y, el otro, por descubrir una mentira histórica. Ambos, pasan por un romance, son engañados y, luego de ser salvajemente torturados y sometidos a una corrección de pensamiento, terminan no sólo abdicando de sus principios, sino negando sus propias realidades.

Porque, al final de cuentas, el sometimiento a las ideologías no es otra cosa que la sumisión, por la voluntad a la sinrazón.

En la novela 1984 tres son los principios sagrados del Partido que todo lo gobierna, llamado Ingsoc: 1) Neolengua 2) doblepensar (decir una cosa y pensar otra) y, 3) la mutabilidad del pasado.

En 1984, el personaje central, Smith, descubre que, el Partido, de modo sistemático elude, tergiversa y trastorna la historia, aduciendo la famosa frase, inmortalizada por esa obra de que “quien controla el presente, controla el pasado y quien controla el pasado, controla el futuro”.

Con el fin de ir mostrando algunas pinceladas de este clásico y, a la vez, realizar esa ociosa y fascinante actividad que es el pensar humano, es que vamos a ir leyendo algunos extractos de la obra para poder, a veces, comentarla y, a veces, simplemente dejar que la sinapsis haga su trabajo natural.

1. La vigilancia

1984 transcurre en un tiempo en el cual todo es oído, todo es visto por ese “Gran hermano” que todo lo domina y todo lo vigila. Porque la vigilancia del “sistema” es la clave del éxito para toda ideología. Por donde uno anduviese, salvo durante la oscuridad, siempre existe una pantalla que a todos vigilaba como en el mundo de Foucauld.

Citemos:

“Cualquier sonido que hiciera Winston superior a un susurro, era captado por el aparato. Además, mientras permaneciera dentro del radio de visión de la placa de metal, podía ser visto a la vez que oído… Tenía usted que vivir —y en esto el hábito se convertía en un instinto— con la seguridad de que cualquier sonido emitido por usted sería registrado y escuchado por alguien y que, excepto en la oscuridad, todos sus movimientos serían observados”.

Es paradójico que, en un mundo en el que se habla de la libertad de expresión como uno de los valores sumpremos del liberalismo, en nombre de un “bien superior”, toda persona deba ser vigilada, censurada y castigada.

Porque la inquisición no nace en la Edad Media, sino que es una institución tan antigua como el estado y siempre ha de analizarse lo que se dice, lo que puede llegar a dañar el “bien común”, bien común que puede ser verdadero o falso.

Si Winston hubiese vivido en otras épocas, se hubiese dado cuenta de que, además de la censura, hay algo peor que ella y es la auto-censura, es decir, el temor de no querer decir la verdad o de no querer arriesgar siquiera un centímetro del pellejo, a diferencia del enemigo, que muchas veces termina dándonos cátedra de fortaleza, aún para el mal.

Es que, como decía el Señor “los hijos de las tinieblas, en sus asuntos, son más prudentes que los hijos de la luz” (Lc 16,8).

2. El enemigo de siempre: la extrema derecha de “Goldstein”

En la novela, el partido único, como en todo regímen totalitario, entiende que la famosa dialéctica amigo-enemigo, inmortalizada por Carl Schmitt, siempre funciona al momento de querer “aunar” a la tropa.

En el caso de 1984 ese enemigo del pueblo, ese enemigo de la sociedad, tiene nombre y apellido: era “Emmanuel Goldstein, el Enemigo del Pueblo”.

¿Quién era “Goldstein”? ¿existía?¿pero si nadie nunca lo había visto?

Para el partido, claramente que existía.

Cito:

“se había dedicado a actividades contrarrevolucionarias, había sido condenado a muerte y se había escapado misteriosamente, desapareciendo para siempre”.

Era el enemigo público del pueblo, el ser más despreciable de todos, el nombre por medio del cual todos insultaban.

“¡Eres uno de ellos!” – decían. “Eres de la Hermandad”.

Porque todo régimen totalitario necesita de esa dialéctica, necesita de esos motes. La “Hermandad”, los “integristas”, “los fundamentalistas”.

Porque todos podemos ser “Goldstein”, es decir, enemigos del pueblo, enemigos del género humano, como algunos dicen.

Como le oí decir hace un par de meses a un político español (Jorge Buxadé, de VOX):

– Si quieres un empleo estable: extrema derecha.

– Si respetas a tus padres y exiges el derecho a educar a tus hijos… extrema derecha.

– Si no quieres vivir compartiendo un departamento de 30 metros cuadrados… extrema derecha.

– Si amas a tu Patria… extrema derecha.

– Si intentas vivir tu Fe católica de forma coherente… extrema derecha.

– Si te parece ridículo el feminismo woke que atenta contra las leyes biológicas… extrema derecha.

– Si quieres pasear seguro por las calles de tu ciudad… extrema derecha.

– Si sabes que plantando árboles o placas solares… extrema derecha.

– Si no quieres que las élites millonarias decidan por ti… extrema derecha.

Todo el que se enfrenta al partido es de extrema derecha, es decir, es Emmanuel Goldstein…, y debe ser expulsado del espacio público.

En 1984 todo se reduce al mote anti-democrático, homofóbico y fascista.

Porque todos somos “Goldstein”…

3. La Hermandad y su “libro”

En 1984, no sólo hay un grupo que sigue a Emmanuel Goldstein, esa “Hermandad” de la que hablábamos antes, sino que esta misma “hermandad”, oculta y perseguida es propietaria de un “libro”, de un libro que pocos han leído, pero que posee las bases de sus posturas, la verdad de sus doctrinas.

“Goldstein “era el jefe supremo de un inmenso ejército que actuaba en la sombra, una subterránea red de conspiradores que se proponían derribar al Estado. Se suponía que esa organización se llamaba la Hermandad. Y también se rumoreaba que existía un libro terrible, compendio de todas las herejías, del cual era autor Goldstein y que circulaba clandestinamente. Era un libro sin título. La gente se refería a él llamándole sencillamente el libro”.

 

Tener ese libro y seguir sus enseñanzas conforme siempre se habían entendido por parte de la Hermandad, es decir, interpretándolo según sus enseñanzas, era  siempre tenido como una declaración de guerra.

En ese “libro”, que en realidad era un conjunto de libros, “El libro”, se planteaba la realidad, el bien y el mal, el modo en que uno puede alcanzar la Verdad y destronar el pensamiento único.

4. El “crimental”: el crimen de “disentir” ante el pensamiento único

Lo que llama la atención de esta novela distópica es que, en miras del “bien del todo”, aún los propios pensamientos intentan ser controlados bajo la tipificación legal de algo que se conoce como el “crimen mental” o, simplemente abreviado, como el “crimental”.

Porque el partido, no solamente desea controlar el ejercicio externo de sus ciudadanos, sino el mismo hecho de pensar, al punto de que, si aún pudiesen, se meterían dentro del mismo cerebro para analizar el inicio, medio y fin de los raciocinios, aún de los inconscientes.

Así sucede con Winston quien, sin siquiera quererlo, divagando en pleno trabajo mecánico, que suponía para él tergiversar la realidad de los diarios y las revistas para que concordaran con lo que el Partido decía (aún si eran sucesos pasados los que debían cambiarse), en cierto momento, casi distraído y dejándose llevar por la divagación, había escrito en un papel, como garabateando:

– “Abajo el Gran hermano, abajo el Gran hermano”.

Es decir, se le había escapado una verdad…

Súbitamente, dándose cuenta de ello, Orwell añade:

“Winston había cometido el crimen esencial que contenía en sí todos los demás. El crimental (crimen mental), como lo llamaban. El crimental no podía ocultarse durante mucho tiempo. En ocasiones, se podía llegar a tenerlo oculto años enteros, pero antes o después lo descubrían a uno”.

El crimen esencial en organizaciones totalitarias como las que presenta Orwell, es ese delito sedicioso de llamar a las cosas por su nombre, de plantear que la realidad es independiente de lo que se diga o piense de ella. Es aquello de Chesterton, de que “llegará el día en que sería preciso desenvainar una espada por afirmar que el pasto es verde en verano”.

El “crimental”, como bien dice Orwell, bien puede quedar impune durante mucho tiempo pero, salvo que uno se haya convencido de su malicia y lo haya reprimido voluntariamente, en algún momento de al vida, aflora, reverdece: porque no se puede “encorsetar” la inteligencia por mucho tiempo; no se puede aplacar la verdad que clama a los cuatro vientos.

El mundo orwelliano controla, entonces, no sólo lo que se dice, sino lo que se piensa.

Un “crimental” de Londres: “rezar en la calle”

5. Los principios sagrados del Partido “Ingsoc”

            El partido “dominante” o, mejor dicho, el único partido de ese país llamado “Oceanía” tres son los principios que rigen el accionar. Tres y no más que tres: la llamada neolengua, el doblepensar y la mutabilidad del pasado”.

a. Neolengua: la neolengua consiste, simplemente en modificar el lenguaje para, desde allí, modificar la realidad, de ahí que hubiera palabras que estaban permitidas decir y otras que simplemente rayaban lo blasfemo.

Para ello, el Ministerio de la Verdad, como se llamaba al órgano de pensamiento, planteaba cada vez un nuevo diccionario con el modo oficial de hablar.

Uno de sus redactores, decía:

“Le estamos dando al idioma su forma final, la forma que tendrá cuando nadie hable más que neolengua. Cuando terminemos nuestra labor, tendréis que empezar a aprenderlo de nuevo. Creerás, seguramente, que nuestro principal trabajo consiste en inventar nuevas palabras. Nada de eso. Lo que hacemos es destruir palabras, centenares de palabras cada día.

Todo régimen totalitario sabe que, como señala San Juan en el inicio de su Evangelio, “in principio erat Verbum”, es decir, en el principio era la Palabra, el Verbo de Dios, el Lógos eterno. Y es en este nuevo mundo orwelliano en el que el autor imagina una sociedad donde, las palabras, al igual que con Adán en el Edén, iban no sólo nombrando las esencias, de algún modo, creándolas, como decía Boges en el Cratilo:

Si (como afirma el griego en el Cratilo)

el nombre es arquetipo de la cosa

en las letras de ‘rosa’ está la rosa

y todo el Nilo en la palabra ‘Nilo’.

Es la palabra en Orwell la que va creando la realidad; es por medio del Verbo, por el cual todas las cosas van siendo hechas. Es el sueño de la moderna Escuela de Frankfurt hecho realidad. Las palabras, las palabras que “como balas”, según decía Lenin, poseen una finalidad dominadora, una finalidad limitante, una finalidad de poder, como decía uno de sus personajes:

“La finalidad de la neolengua es limitar el alcance del pensamiento, estrechar el radio de acción de la mente…. ¿cómo puede haber ‘crimental’ si cada concepto se expresa claramente con una sola palabra, una palabra cuyo significado esté decidido rigurosamente y con todos sus significados secundados eliminados y olvidados para siempre?… La revolución será completa cuando la lengua sea perfecta”.

Cambiar la lengua para cambiar la realidad. Esto es lo que han hecho siempre las revoluciones, desde la Francesa, con su “adveniat regnum tuum” por “adveniat republicam tuam”, hasta las modernas luchas terminológicas de sexo por género, de asesinato por eutanasia o de aborto por interrupción voluntaria del embarazo.

b. Doblepensar: es el principio por el cual no importa qué es lo que la inteligencia diga respecto de su adecuación con las cosas; el principio ya no está en aquella “adequatio rei et intellectus” de los medievales, sino la adecuación del pensamiento (o, mejor dicho, de la voluntad), con el pensamiento único, el pensamiento del Partido.

El “doblepensar” es el ejercicio de la lógica contra la lógica:

“Winston dejó caer los brazos de sus costados y volvió a llenar de aire sus pulmones. Su mente se deslizó por el laberíntico mundo del ‘doplepensar’. Saber y no saber, hallarse consciente de lo que es realmente verdad mientras se dicen mentiras cuidadosamente elaboradas, sostener simultáneamente dos opiniones sabiendo que son contradictorias y creer sin embargo en ambas; emplear la lógica contra la lógica”.

Este pensar una cosa y decir otra, esta presión psicológica digna de una checa republicana, hace que alguien diga, como Groucho Marx: “estos son mis principios y, si no le gusta, tengo estos otros…”.

Se trata de ese corset intelectual que opera como auto-represión de la inteligencia y que puede padecerse en todos lados: desde la Iglesia al trabajo, desde la facultad a la verdulería. Por momentos, es imposible decir que el rey está desnudo, como en el cuento de Andersen.

Es el sofocante ejercicio del “doblepensar”.

“Doblepensar significa el poder, la facultad de sostener dos opiniones contradictorias simultáneamente, dos creencias contrarias albergadas a la vez en la mente. El intelectual del Partido sabe… que está trucando la realidad… Este proceso ha de ser consciente, pues, si no, no se verificaría con la suficiente precisión, pero también tiene que ser inconsciente para que no deje un sentimiento de falsedad y, por tanto, de culpabilidad. El doblepensar está arraigado en el corazón mismo del Ingsoc… Decir mentiras a la vez que se cree sinceramente en ellas, olvidar todo hecho que no convenga recordar, y luego, cuando vuelva a ser necesario, sacarlo del olvido sólo por el tiempo que convenga, negar la existencia de la realidad objetiva sin dejar ni por un momento de saber que existe esa realidad que se niega…. todo esto es indispensable”

Ante un interrogatorio, en una encrucijada intelectual del protagonista, Orwell nos señala lo que debió padecer Winston:

“El Partido nos decía que se negase la evidencia de ojos y oídos. Ésta era su orden esencial. El corazón de Winston se encogió al pensar en el enorme poder que tenía enfrente… sin embargo, era él, Winston, quien tenía razón. Los otros estaban equivocados y él no. Había que defender lo evidente: el mundo sólido existe y sus leyes no cambian. Las piedras son duras, el agua moja, los objetos faltos de apoyo caen en dirección al centro de la Tierra… Y escribió: ‘La libertad consiste en poder decir que dos y dos son cuatro’. Si se concede esto, todo lo demás vendrá por sus pasos contados”.

“La libertad consiste en poder decir que dos y dos son cuatro”. Pues no hay libertad alguna, sin verdad; y no hay virtud alguna sin ella.

“La verdad os hará libres” (Jn 8,31).

c. La mutabilidad del pasado: es el tercer principio del Partido.

El pasado es, existe, en vistas del presente y, como tal puede cambiar pues no es más que un “relato”.

Winston, el protagonista, quien tenía como tediosa función rectificar los datos que no concordaran con el relato partidista, en determinado momento de la historia, toma conciencia de que el partido estaba abiertamente cambiando no algunos datos accidentales sino la historia misma, los hechos pretéritos.

Siempre, se había dicho que “Oceanía”, la nación en la que vivían, había sido aliada durante años con Eurasia, otro país pero, a partir de determinado día, el mismo partido comenzó a decir exactamente lo contrario, de allí que se preguntara:

“Si el Partido podía alargar la mano hacia el pasado y decir que este o aquel acontecimiento nunca había ocurrido, esto resultaba mucho más horrible que la tortura y la muerte… Él, Winston Smith, sabía que Oceanía había estado aliada con Eurasia cuatro años antes. Pero, ¿dónde constaba ese conocimiento? Sólo en su propia conciencia… Si todos los demás aceptaban la mentira que impuso el Partidosi todos los testimonios decían lo mismo, entonces la mentira pasaba a la Historia y se convertía en verdad.

«El que controla el pasado —decía el slogan del Partido—, controla también el futuro. El que controla el presente, controla el pasado». Y, sin embargo, el pasado, alterable por su misma naturaleza, nunca había sido alterado. Todo lo que ahora era verdad, había sido verdad eternamente y lo seguiría siendo. Era muy sencillo. Lo único que se necesitaba era una interminable serie de victorias que cada persona debía lograr sobre su propia memoria. A esto le llamaban «control de la realidad». Pero en neolengua había una palabra especial para ello: doblepensar”.

Ese cambio del pasado, como se ha venido dando a lo largo de los siglos con la historia, con nuestra historia, basta con que sea repetida y enseñada hasta el cansancio para que, al final de cuentas, termine transformándose en una verdad por todos aceptada.

Desde la brutalidad de la Edad Media hasta la Inquisición española, pasando por las Cruzadas, la expulsión de los judíos de España y la “sangrienta” conquista de América, sin llegar a tocar, de nuevo, el tema de la Cruzada Española. Todo aquel que ose analizar el “relato” pretérito, debe ser rápidamente censurado, tildado de loco y sometido a la “vaporización” que es otro modo del “memoricidio”.

Ahora,  ¿a qué tanta insistencia con esto del pasado?¿por qué al pensamiento único, en una obra como la de Orwell, le interesa con tanta insistencia lo que pasó hace años?

La respuesta es sencilla: porque, diría Cicerón, la historia es “maestra de la vida”, nos enseña a vivir. Así lo explica:

“Los acontecimientos pretéritos no tienen existencia objetiva… sino que sobreviven sólo en los documentos y en las memorias de los hombres. El pasado es únicamente lo que digan los testimonios escritos y la memoria humana”… La alteración del pasado es necesaria… porque el miembro del Partido, lo mismo que el proletario, tolera las condiciones de vida actuales, en gran parte porque no tiene con qué compararlas (de allí que haya) que cortarle radicalmente toda relación con el pasado… pues es necesario que se crea en mejores condiciones que sus antepasados”.

El pasado no sólo era cambiado, sino que era aniquilado, sepultado, más aún “vaporizado”, como se decía de las personas que estuviesen en contra de la política de estado.

“El nombre del individuo en cuestión desaparecía de los registros; se borraba de todas partes cualquier referencia a lo que hubiera hecho. Su paso por la vida quedaba totalmente anulado como si jamás hubiera existido. Para esto se empleaba una palabra: ‘vaporizado’”.

Esta es la razón por la cual el mundo orwelliano y sus adeptos saben volcarse a la narración histórica como una clara acción política desde el presente.

6. El Ministerio de la Verdad es quien implementa los principios

En todo gobierno civilizado existe un Ministerio de Economía, de Salud, de Defensa; en otros, civilizados o no, no lo sé, hasta un Ministerio de la Igualdad…

 En Oceanía, era necesario un Ministerio que contruyese y controlase la verdad:

“La principal tarea del Ministerio de la Verdad, era no reconstruir el pasado, sino proporcionarles a los ciudadanos de Oceanía periódicos, películas, libros de  texto, programas de telepantalla, comedias, novelas, con toda clase de información, instrucción o entretenimiento. Fabricaban desde una estatua a un slogan, desde un poema lírico a un tratado de biología y desde la cartilla de los niños hasta el diccionario de neolengua…”.

El Ministerio de la Verdad era, por así decirlo, el encargado de crear el sentido común, es decir, la “filosofía de los no filósofos”, como la llamaría Gramsci:

“Había toda una cadena de secciones separadas que se ocupaban de la literatura, la música, el teatro y, en general, de todos los entretenimientos para los proletarios. Allí se producían periódicos que no contenían más que informaciones deportivas, sucesos y astrología, noveluchas sensacionalistas, películas que rezumaban sexo y canciones sentimentales… Había incluso una sección conocida en neolengua con el nombre de Pornosec, encargada de producir pornografía”.

Cuando leíamos estas líneas era imposible no recordar un famoso discurso de García Linera, ex-vicepresidente de Bolivia (2006-2019) cuando, en un discurso a intelectuales de izquierda, explicaba cómo hacer la revolución cultural.

Gramsci y los intelectuales. Ex – vicepresidente García Linera, Bolivia

 

Pues entonces, la mayor de las herejías era seguir el sentido común, como le sucede a Winston:

“Hubo una época en que fue señal de locura creer que la tierra giraba en torno al sol: ahora, era locura creer que el pasado es inalterable. Quizá fuera él el único que sostenía esa creencia, y, siendo el único, estaba loco… Al final, el Partido anunciaría que dos y dos son cinco y habría que creerlo. Era inevitable que llegara algún día al dos y dos son cinco. La lógica de su posición lo exigía. Su filosofía negaba no sólo la validez de la experiencia, sino que existiera la realidad externa. La mayor de las herejías era el sentido común”.

            Hay otro pasaje, excelente y casi llegando al final del libro donde el torturador del protagonista, un tal O’Brien, intenta doblegar por completo el intelecto y la voluntad de Winston al decir:

“—Controlamos la materia porque controlamos la mente. La realidad está dentro del cráneo. Irás aprendiéndolo poco a poco, Winston. No hay nada que no podamos conseguir: la invisibilidad, la levitación… absolutamente todo. Si quisiera, podría flotar ahora sobre el suelo como una pompa de jabón. No lo deseo porque el Partido no lo desea. Debes librarte de esas ideas decimonónicas sobre las leyes de la Naturaleza. Somos nosotros quienes dictamos las leyes de la Naturaleza”.

Para ello, el Ministerio de la Verdad debía controlar y reescribir también la realidad aún narrada para los niños: las novelas, las historietas, los comics…, nada podía dejarse librado al azar.

Así lo declaraba uno de los encargados de re-redacción de textos:

“Hacia el 2050, quizá antes, habrá desaparecido todo conocimiento efectivo del viejo idioma. Toda la literatura del pasado habrá sido destruida. Chaucer, Shakespeare, Milton, Byron… sólo existirán en versiones neolingüísticas, no sólo transformados en algo muy diferente, sino convertidos en lo contrario de lo que eran”.

Apenas leíamos esto nos hizo acordar a una carta que recibimos hace tiempo donde, una madre, preocupada por darle buena literatura a su hijo, nos escribió preocupada dicíendonos que habíamos recomendado un libro con literatura homosexual…, el clásico de Melville: Moby Dick.

Sólo luego después de ver bien la edición que esta buena madre había comprado, nos enteramos de que hay hoy en día toda una serie de narraciones clásicas reinterpretadas y reescritas en clave LGBTQ: desde Blancanieves a Caperucita roja, pasando por los cuentos de los hermanos Grimm hasta Pinocho.

Ojo entonces cuando vayan a comprar un libro…

7. La dialéctica familiar

Un estado totalitario como el narrado por Orwell no puede existir sin la ayuda y colaboración espontánea de los ciudadanos. Pues los Gulags siempre tienen capacidad finita, al final de cuentas. En una situación por el estilo el papel de adoctrinamiento de las masas desde la niñez es parte del “sistema” organizado, de modo tal que, un niño, estuviese aún dispuesto a denunciar a sus propios padres en pos del Todo.

No; no es que se intentase suprimir a la familia, sino que se la dominaba, se la vaciaba de contenido y se la utilizaba:

“El instinto sexual era peligroso para el Partido y éste lo había utilizado en provecho propio. Habían hecho algo parecido con el instinto familiar. La familia no podía ser abolida… Pero, por otra parte, los hijos eran enfrentados sistemáticamente contra sus padres. Se les enseñaba a espiarles y a denunciar sus desviaciones. La familia se había convertido en una ampliación de la Policía del Pensamiento. Era un recurso por medio del cual todos se hallaban rodeados”.

8. El sometimiento de la propia voluntad

En una conferencia titulada “La decadencia de la inteligencia” le oímos decir cierta vez al gran Padre Leonardo Castellani, que la inteligencia es una potencia espiritual y que, como tal, no puede “decaer” pues es inmaterial. Es cierto, decía, no puede “decaer” por sí misma pero puede ir debilitándose su ejercicio propio por un sometimiento externo o por una desidia interna.

“Intelligo quia volo”, decía el gran Santo Tomás de Aquino, entiendo porque quiero. Y, si me obligan voluntariamente a no entender, o a entender algo distinto, es la voluntad la que debe someterse a lo falso, a lo errado, a lo irreal.

El interrogatorio final con el que Orwell cierra el libro es de antología y es imposible no citarlo en extenso para ver cómo nos encontramos, hoy en día, inmersos muchas veces sin saberlo en una novela similar a la que estamos espigando. Allí, Winston, el protagonista, en plena sala de torturas, se niega a decir que el pasado puede ser cambiado con el presente:

“—No eres metafísico, Winston. Hasta este momento nunca habías pensado en lo que se conoce por ‘existencia’.

Te lo explicaré con más precisión. ¿Existe el pasado concretamente, en el espacio? ¿Hay algún sitio en alguna parte, hay un mundo de objetos sólidos donde el pasado siga acaeciendo?

—No.

—Entonces, ¿dónde existe el pasado?

—En los documentos. Está escrito.

—En los documentos… Y, ¿dónde más?

—En la mente. En la memoria de los hombres.

—En la memoria. Muy bien. Pues nosotros, el Partido, controlamos todos los documentos y controlamos todas las memorias. De manera que controlamos el pasado, ¿no es así?.

—Pero, ¿cómo van ustedes a evitar que la gente recuerde lo que ha pasado?… Es un acto involuntario. No puede uno evitarlo. ¿Cómo vais a controlar la memoria? ¡La mía no la habéis controlado!

OʹBrien volvió a ponerse serio. Tocó la palanca con la mano.

—Al contrario, eres tú el que no la ha controlado y por eso estás aquí… No has querido realizar el acto de sumisión que es el precio de la cordura. Has preferido ser un loco, una minoría de uno solo… Crees que la realidad es algo objetivo, externo, que existe por derecho propio. Crees también que la naturaleza de la realidad se demuestra por sí misma… Pero te aseguro, Winston, que la realidad no es externa.

La realidad existe en la mente humana y en ningún otro sitio. No en la mente individual, que puede cometer errores y que, en todo caso, perece pronto. Sólo la mente del Partido, que es colectiva e inmortal, puede captar la realidad. Lo que el Partido sostiene que es verdad es efectivamente verdad…

Después de una pausa de unos momentos, prosiguió:

—¿Recuerdas haber escrito en tu Diario: «la libertad es poder decir que dos más dos son cuatro?».

—Sí —dijo Winston.

OʹBrien levantó la mano izquierda, con el reverso hacia Winston, y escondiendo el dedo pulgar extendió los otros cuatro.

—¿Cuántos dedos hay aquí, Winston? —Cuatro.

—¿Y si el Partido dice que no son cuatro sino cinco? Entonces, ¿cuántos hay?

—Cuatro.

La palabra terminó con un espasmo de dolor. La aguja (del aparato de tortura) había subido a cincuenta y cinco. A Winston le sudaba todo el cuerpo. Aunque apretaba los dientes, no podía evitar los roncos gemidos. OʹBrien lo contemplaba, con los cuatro dedos todavía extendidos. Soltó la palanca y el dolor, aunque no desapareció del todo, se alivió bastante.

—¿Cuántos dedos, Winston?

—Cuatro.

La aguja subió a sesenta.

—¿Cuántos dedos, Winston?

—¡¡Cuatro!! ¡¡Cuatro!! ¿Qué voy a decirte? ¡Cuatro!

La aguja debía de marcar más, pero Winston no la miró. El rostro severo y pesado y los cuatro dedos ocupaban por completo su visión. Los dedos, ante sus ojos, parecían columnas, enormes, borrosos y vibrantes, pero seguían siendo cuatro, sin duda alguna.

—¿Cuántos dedos, Winston?

—¡¡Cuatro!! ¡Para eso, para eso! ¡No sigas, es inútil!

—¿Cuántos dedos, Winston?

—¡Cinco! ¡Cinco! ¡Cinco!

No, Winston; así no vale. Estás mintiendo. Sigues creyendo que son cuatro. Por favor, ¿cuántos dedos?

—¡¡Cuatro!! ¡¡Cinco!! ¡¡Cuatro!! “Lo que quieras!”

El episodio, y el libro, culminan con que el Partido torturará tan ferozmente a Winston que el pobre hombre terminará aceptando que dos más dos son cinco; pero no a regañadientes, sino por su propia voluntad, cambiando su propio sentido común y hasta pidiendo perdón por ello.

*          *          *

El libro no termina como en las novelas de Hollywood; no: ni Winston ni Julia se hacen católicos (apenas se nombra sólo dos veces a Dios en toda la obra), ni se casan por la Iglesia, ni se escapan a Eurasia. No. Terminan aceptando que, lo que habían hecho, había sido un error: se habían opuesto al Gran Hermano, a Oceanía y al Partido, que era el verdadero Dios.

Claramente que 1984 nunca existió ni nunca existirá…, pero es bueno hacer este ejercicio de la inteligencia, de analizar como lo hizo Orwell la posibilidad de un mundo por el estilo…

¿Es necesario oponerse a las ideologías?¿es conveniente?¿es factible cambiar un mundo distópico como ese, en el caso de que alguna vez exista?

Terminamos, respondiendo a estos interrogantes con las mismas palabras de Winston, antes de su tortura y lavado de cerebro:

“No creo que podamos cambiar el curso de los acontecimientos mientras vivamos. Pero es posible que se creen algunos centros de resistencia, grupos de descontentos que vayan aumentando e incluso dejando testimonios tras ellos de modo que la generación siguiente pueda recoger la antorcha y continuar nuestra obra.

De las ideologías, religiosas o profanas, líbranos Señor. Muchas gracias

P. Javier Olivera Ravasi