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jueves, 8 de junio de 2023

Los españoles están cansados ​​de la ideología progresista



La Remontada de la izquierda finalmente no tuvo lugar: a seis meses de las elecciones legislativas, el partido socialista del primer ministro, Pedro Sánchez, sufrió un duro revés en las elecciones municipales y regionales celebradas el 28 de mayo de 2023 en la Península Ibérica.

Todos los sondeos de opinión auguraban una victoria de la derecha en esta doble votación, que se ha celebrado en 12 de las 17 comunidades autónomas del país, así como en todas las ciudades, pero nadie esperaba que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) sufriera una derrota de tal magnitud.

La derecha, por su parte, lo celebra: el Partido Popular (PP) de Alberto Núñez Feijoo obtuvo el 31.5% de los votos, mientras que el PSOE apenas logró alcanzar el 28%. Pero, sobre todo, el PP ganó al menos 6 de las 10 regiones hasta ahora gobernadas por la coalición de izquierda.

Además del PP, el otro gran triunfador es el partido de derecha Vox que, con un 7.19% de los votos a su favor, duplicó sus resultados en cuatro años y está pisando fuerte en muchos parlamentos regionales.

Un "derechización" del electorado que probablemente se explica -en parte- por los estragos de una ideología progresista que trabaja descaradamente desde hace varios años.

Un recuento de leyes sumamente progresistas

Por ejemplo, el pasado mes de febrero, dos de las leyes más progresistas en materia de transexualidad y aborto fueron aprobadas por la coalición de izquierda radical en el poder: a partir de ahora, las personas que lo deseen pueden "cambiar de género" en sus documentos de identidad oficial desde los dieciséis años, mediante una simple declaración administrativa, sin necesidad de aportar un informe médico ni acreditar un tratamiento hormonal.

Se requiere el consentimiento de los padres para los adolescentes de 14 a 16 años, mientras que los de 12 a 14 años tendrán que obtener la luz verde de los tribunales.

En el museo de los horrores progresistas españoles se sigue encontrando la eutanasia, legalizada en 2022, y que permite a las personas que padecen una "enfermedad grave, incurable, y que causa un sufrimiento intolerable", poner fin a su vida mediante una simple solicitud por escrito.

Finalmente, los españoles han podido ver a lo largo de los meses los estragos de la ley Celaa sobre la educación, aprobada en 2020, una reforma de espiral descendente que suprime las catequesis, hasta ahora obligatorias, al tiempo que impone una "sensibilización" a la ideología de género, anulando de paso el idioma español como "lengua vehicular", lo que significa que de una región a otra el idioma de instrucción puede ser diferente. Lo único que triunfa en todo esto es la estupidez.

Todas estas aberrantes leyes aprobadas a toda prisa, testigos del wokismo y de la cultura de la cancelación, son poco apreciadas por el electorado español. El episcopado también dio un paso al frente justo antes de las elecciones, reafirmando su "profundo desacuerdo" con la coalición liderada por Pedro Sánchez.

"La visión antropológica que se manifiesta en los currículos escolares [que abogan por la ideología de género, NDLR] nos preocupa mucho", declaró monseñor Luis Javier Argüello García, obispo auxiliar de Valladolid".

No cabe duda de que los votantes españoles han dado un "no" rotundo a la "descivilización" en curso en su país. Al día siguiente de su amarga derrota, Pedro Sánchez anunció la celebración de elecciones generales anticipadas el próximo 23 de julio. Un verano de fuego está a las puertas al otro lado de los Pirineos.