Antes de empezar con mi artículo quisiera mostrarle mi agradecimiento al director de Adelante la Fe al que quiero y estimo por mantener la puerta abierta para mi. Como dice el Eclesiastés “Todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo” y yo me siento muy contenta de estar otra vez aquí, en esta que siempre ha sido y es mi casa, ¡Adelante la Fe!
En España en estos momentos estamos a punto de tener nuevamente elecciones generales para elegir presidente del gobierno. Esta situación puede ser similar en cualquier otro país del mundo hoy o mañana, por ello les animo a leer este artículo independientemente de su país de residencia y a tomar conciencia de que como católicos tenemos que implicarnos en la vida política de nuestros países por varias razones fundamentales, entre ellas, la falta de libertad que estamos padeciendo y el adoctrinamiento que se está gestando sobre nuestra sociedad lo que conlleva que se esté pisoteando nuestra religión y se nos esté denostando.
Seamos claros, no hay un partido político que nos represente a los católicos, pero viendo que vamos cuesta abajo y sin frenos en temas tan delicados como el asesinato de enfermos, de ancianos, de niños en el vientre de su madre y el adoctrinamiento en los colegios para imponer todo tipo de aberraciones, ¿no creen que debemos intentar, por lo menos, paliar esta hecatombe? ¿Cómo podemos decir que no va con nosotros el que nuestra religión sea relegada? ¿Nos da igual Cristo y la Iglesia? Entonces no somos católicos de una pieza, somos de aparentar, de misita de domingo y para de contar.
En España y seguramente en sus países estén viendo estas mismas situaciones que voy a detallar a continuación y que aquí son el pan nuestro de cada día: El derribo de las distintas cruces que adornan nuestro país, siendo además de un elemento religioso algo cultural y que sin ningún tipo de contemplaciones el gobierno actual da luz verde para ir demoliendo. La única excepción que por ahora se les resiste es la cruz del Valle de los Caídos pero vótenle a Sánchez y a su cuadrilla y sólo será un recuerdo de nuestras fotos del colegio.
Un día sí y otro también observamos como en cualquier programa de televisión se mofan de los católicos sin ningún tipo de consecuencia. Hace poco veíamos como en un conocido programa se burlaban de la Virgen del Rocío. Igualmente una campaña para el día de lo que llaman el “orgullo” reflejaba a las santas Justa y Rufina con la bandera arco iris. Cachondeo en nuestras narices, además de una grave ofensa a Nuestra Madre. Lo mismo se puede decir de las exposiciones que se hacen a lo largo del país donde se pone a la Iglesia y a los sacerdotes “de verano” tergiversando la historia, contándonos que las monjas secuestraban niños, ¿Pero, queridos míos, nos hemos olvidado que España es cuna de mártires religiosos a los que se asesinó vilmente sólo por su condición de “católicos”?
Volviendo al presente y situándonos en los colegios vemos como los libros de texto enseñan a masturbarse y a practicar el sexo desde prácticamente la más tierna infancia sin que sus progenitores puedan ni siquiera protestar ya que los padres hoy en día no tienen ningún derecho sobre la educación de los nenes.
Podríamos hablar también de la economía y de la seguridad que se vive en estos momentos en nuestro país en el que no hace mucho han asesinado a un sacristán en una parroquia y apenas ha tenido espacio en las noticias. La inflación y los elevados precios de los productos hacen que la clase media sea ahogada y pisoteada por la clase comunista que se goza de vivir en urbanizaciones de lujo con piscina y sirvientas para sus hijos mientras el resto, la chusma, pagamos el aceite de oliva a 6,20 y suma y sigue.
Estas pinceladas resumen el deplorable estado en el que nos encontramos en un país gobernado por los socialistas-comunistas
¿Es posible revertir esta situación? Yo les digo que sí porque peor que esto no hay nada, por lo tanto, cualquier cambio político, de una manera u otra nos beneficiará.
Les animo a votar en conciencia. ¿A qué partido? No se dejen llevar por sus amigos de turno o por la monotonía de “yo siempre he votado a este”. Les animo a informarse sobre los programas políticos que nos ofrecen. Estos días en televisión, el candidato del PP, Alberto Nuñez Feijoo, nos recordaba que la mujer tiene derecho a abortar. Muy acorde a los tiempos actuales. No hace tantas semanas, él mismo, abría un futuro debate a los vientres de alquiler y yo les pregunto sin intención de mover su voto, ¿Esta basura es a lo que aspiramos los católicos? Lo de basura no lo digo tanto por el candidato sino por sus propuestas. Obviamente ya no menciono el programa político del doctor Sánchez como sabiamente le llama Juan Manuel de Prada.
No hay unas siglas que nos definan en las urnas a los católicos pero sí que hay unas premisas que debemos vigilar que nuestro candidato cumpla, entre ellas está el reconocer la vida como un don de Dios cuyo principio y fin lo marca el creador no el hombre. Por lo tanto y sin miedo decimos no al aborto y no a la eutanasia. Reconocemos y fomentamos el valor de la familia como ha sido enseñado y transmitido generación tras generación desde el inicio del mundo, la unión entre un hombre y una mujer, así como la concepción de los hijos, si los hay, de una manera natural. Por lo tanto, un católico nunca está a favor de las llamadas “barrigas de alquiler” en las que las mujeres son tratadas como mercancía y los hijos como productos de laboratorio. Debemos exigir también a nuestros candidatos que las enseñanzas en los colegios no sean adoctrinamiento de monstruosidades varias.
Cito para terminar los partidos políticos con más renombre en España y que se presentan a las elecciones generales para presidente: PSOE, PP, VOX, SUMAR, ¿Es alguno de estos su candidato? Si es así, revise el programa de dicho partido y revise el catecismo pero sobre todo, querido amigo y lector, revise su relación con Dios y piense que su voto puede ayudar a impulsar al verdadero presidente del gobierno: Cristo Rey
“Corazón Santo, Tú reinarás. Tú, nuestro encanto, siempre serás.” ¡Viva Cristo Rey! Que nuestro voto sea el de un verdadero hijo de Dios
Sonia Vázquez