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martes, 24 de octubre de 2023

El canciller alemán, Olaf Scholz, constata ahora el fracaso del multiculturalismo y señala que deben deportar «a gran escala» (Carlos Esteban)


Uno de los incontables lujos de ser de izquierdas es que puedes decir cosas que, en un político de cualquier otra ideología, te valdría la condena universal por fascista. El ejemplo más reciente de esta ley universal es el canciller alemán Olaf Scholz, socialdemócrata del SPD, quien abre el prestigioso semanario Der Spiegel con estas sorprendentes declaraciones: «Debemos deportar al fin a gran escala».

Después de más de un millón de extranjeros llegados al país desde el infausto momento en que Angela «Mutti» Merkel decidió invitar a todos los refugiados a instalarse en Alemania, el Gobierno germano ha necesitado ver las masivas manifestaciones en favor de Hamás en sus ciudades para darse cuenta de que el modelo cultural ha fracasado con consecuencias espantosas.

Porque ya no se trata de diluir completamente la cohesión social del país o de multiplicar la inseguridad ciudadana: ahora es una cuestión de seguridad nacional, reconoce Scholz en la entrevista concedida al semanario. Así que, añade, la solución final sería «deportar a gran escala a los que no tienen derecho a estar aquí». Y deprisa, añade.

Claro que quizá no sea la «cuestión de seguridad» lo único que haya movido al mandatario a tomar esta súbita decisión, en contradicción absoluta con la política de todos los partidos históricos del país; es más que probable que hayan influido en su ánimo consideraciones electorales: los soberanistas de Alternativa por Alemania (AfD) son ya la segunda fuerza del país, tras los democristianos de la CDU-CSU.

Casi tres cuartas partes de los alemanes consideran que la inmigración procedente de países islámicos supone un alto riesgo para la seguridad, según una encuesta de Insa encargada por el periódico Bild .

La encuesta encontró que el 71,1% de los encuestados cree que los inmigrantes de países con una fuerte influencia islámica representan un «riesgo de seguridad para Alemania». Por el contrario, sólo el 9,1% respondió negativamente. Otro 19,8% no respondió.

La encuesta también muestra que el 57,7% de los alemanes dicen estar convencidos de que hay «muchos» musulmanes en Alemania que apoyan el terrorismo contra Israel, mientras que el 18,1% rechaza esta afirmación. Otro 24,2% no dio respuesta.

Las marchas propalestinas, que se han convertido en violencia en algunas ciudades alemanas , han copado los titulares de todo el país en los últimos días.

Alemania no da ya abasto con la inmigración ilegal, que en los últimos meses ha vuelto a dispararse: en los primeros nueve meses de 2023 han llegado a Alemania 92.119 personas por la puerta de atrás, una cifra récord en los últimos siete años. En 2022, fueron 91.986, y en 2021, 57.637. El punto más alto se alcanzó con la infausta invitación de Merkel en 2016, cuando 111.843 inmigrantes entraron de golpe en Alemania, y eso sin contar a los inmigrantes legales.

Carlos Esteban