Si la profesora de primaria convence a su pequeño Jimmy de que, en realidad, es una niña, échese a temblar, al menos si vive en el estado de Washington, porque tendrá que elegir entre colaborar con su mutilación o perder su custodia.
Un nuevo proyecto de ley aprobado en el estado de Washington trata de dar una vuelta de tuerca más a la abolición de los derechos de los padres al permitir la existencia de «refugios» que hormonen y/o mutilen a menores sin el consentimiento de los padres. Para empezar, con esta propuesta de ley a los padres no les asiste siquiera el derecho a saber dónde están sus hijos menores si estos están en uno de esos «refugios» si los primeros se resisten al procedimiento, digamos, «médico».
«Esencialmente, el proyecto de ley permitiría a un niño irse de casa de sus padres para recibir ‘atención médica’ en un albergue o familia colaboradora, y ese albergue o familia no estaría obligado a notificar a los padres sobre el paradero de su hijo», declara el diputado republicano Chris Corry a The Epoch Times. «Obviamente, es una violación fundamental de los derechos de los padres y algo que les preocupa profundamente en todo el estado de Washington».
Para el también republicano Peter Abbarno señaló que el quid del debate sobre el proyecto de ley era permitir al estado «esencialmente ocultar dónde está el niño».
Las redes de abuso de menores, naturalmente, se frotan las manos ya que crea una vía potencial para que los depredadores se aprovechen de los niños vulnerables que pueden estar buscando refugio o servicios médicos, por no hablar de las consecuencias a largo plazo en la salud mental y física de niños sin la madurez o la capacidad para tomar decisiones informadas sobre su atención médica.
Otros también han señalado que el Gobierno no debería involucrarse en brindar atención de afirmación de género a menores, y que tales decisiones deberían dejarse en manos de los padres y los profesionales médicos.
La mayoría de los padres, dijo Corry, «irían hasta los confines de la tierra para encontrar a su hijo» si desaparecieran después de una discusión. «Y el hecho de que tengamos un proyecto de ley que podría convertirse en ley que informa a los padres que no se lo van a decir es ya demasiado». Corry le dijo a The Epoch Times que, según el proyecto de ley, un desacuerdo entre un niño y sus padres sobre el deseo del niño de una transición médica constituye «abuso y negligencia», sólo porque el padre no «ha afirmado adecuadamente lo que el niño quiere».
Según la ley, si hay un desacuerdo entre el menor y los padres sobre la conveniencia de iniciar una terapia «de asignación de género» (hormonación y, con frecuencia, castración o mastectomía), los padres podrían ser acusados de «abuso y negligencia» y perder la custodia de su hijos.
Carlos Esteban