Tres noticias, y saquen ustedes las conclusiones.
La segunda, también va de la
JMJ de Lisboa.
Leo en Infovaticana que para muchos jóvenes ha causado estupor que ayer mismo, en la misa para jóvenes españoles, celebrada en Estoril, a la que asistieron más de 30.000 peregrinos españoles y fue concelebrada por 64 obispos españoles y más de 900 sacerdotes, la comunión se distribuyera en cuencos de plástico de Ikea, a los que ni siquiera se habían molestado en quitar la etiqueta, y tapados por un plástico cutre.
Leemos en Infovaticana: “Según fuentes cercanas a la organización del evento, esta iniciativa buscaba transmitir un mensaje de humildad y sencillez, invitando a los jóvenes a reflexionar sobre el valor de los elementos materiales en la liturgia". Sin embargo, esta elección no estuvo exenta de polémica, ya que algunos consideraron que se trataba de una falta de respeto hacia los símbolos sagrados.
Ante las críticas, los organizadores de la JMJ han aclarado que "esta decisión fue tomada de manera consensuada y en pleno acuerdo con las autoridades eclesiásticas. Además, han destacado que la intención era promover un diálogo abierto y una reflexión profunda sobre la importancia de la fe y la espiritualidad en la vida de los jóvenes". Pueden ir unidas sencillez y dignidad sin problemas. En muchas parroquias todavía conservamos y utilizamos los ciborios con tapa que se emplearon en la la JMJ de Madrid.
Y hablando de la
JMJ de Lisboa, no tienen desperdicio las
palabras del obispo auxiliar de Lisboa, responsable máximo de la JMJ y recién designado cardenal:
“nosotros no queremos convertir a los jóvenes a Cristo ni a la Iglesia católica ni nada de eso, en absoluto".
La tercera en el pecho, porque hace pocos días hemos conocido los nuevos
nombramientos de la diócesis de San Sebastián para el próximo curso. Ha sorprendido este: Adscrito a la parroquia de la Asunción de Nuestra Señora, de Beasain: Pbro. D. Juan Cruz MENDIZABAL IRIZAR. Parece que monseñor Fernando Prado es más misericordioso que monseñor José Ignacio Munilla, que tras la condena de D. Juan Cruz en un proceso canónico, tomó las medidas cautelares precisas, entre las que estaban la prohibición de «estar con menores si no es presencia de otro adulto», así como el «ejercicio .público del ministerio sacerdotal.
Estamos como queremos.