Todo parece indicar que, en los próximos días, el Vaticano comenzaría a presionar a Mons. Joseph Strickland, uno de los pocos que valentía denuncia la deriva a la que el pontificado de Francisco ha sometido a la Iglesia, a fin de que presente su renuncia. Veremos cómo reacciona el prelado. El mecanismo es viejo —lo aplicó con mucho éxito San Pó X, reemplazando de esa manera a una tercera parte del episcopado italiano— y a Bergoglio le causa particular placer. En Argentino hemos tenidos varios casos, todos muy tristes; todos recordarán el más patético de todos, cuando el obispo presentó la renuncia inmediatamente aduciendo que “Mi obispo es el Papa”, es decir, abandonando su dignidad de sucesor de los apóstoles y sometiéndose sn chistar a la dictadura romana, como un gerente de sucursal se somete al gerente general de la empresa.
Se dice que una imagen vale más que mil palabras. En la foto que ilustra esta entrada vemos al muy digno y valiente obispo americano, a quien Francisco quiere correr porque no simpatiza con sus ideas, y vemos al mismo pontífice rodeado de quienes son amigos y que simpatizan con sus ideas, a los cuales hace arrumacos, protege y encubre. A saber,
1. Mons. Gustavo Zancheta, condenado y encarcelado por abuso sexual de seminaristas
2. El p. Iván Rupnik, S.J., acusado de múltiples abusos sexuales a religiosas.
3. El Sr. Theodore McCarrick, ex cardenal, condenado por múltiples abusos sexuales a seminaristas
4. Milagro Salas, condenada y encarcelada por corrupción, robo y promoción de la violencia.
5. Juan Grabois, dirigente político de izquierda, usurpador de tierras y líder de los movimientos sociales más combativos y corruptos
6. Pablo Moyano, el sindicalista más corrupto, violento y mafioso en Argentina
7. Integrantes de La Cámpora, el movimiento peronista responsable de la catástrofe del gobierno argentino y responsable, según cálculos conservadores, de una deuda de U$50.000 millones por los malos manejos financieros del país
8. Cristina Kirchner, vicepresidente y ex-presidente del país, condena a reclusión por ladrona
9. Hebe de Bonafini, activista pagada por la izquierda internacional que, entre otros gestos memorables, defecó detrás del altar mayor de la catedral metropolitana de Buenos Aires y amparó la corrupción económica en su fundación
El mismo papa que persigue y exige la renuncia de un obispo católico, que no hace más que defender la fe, se abraza y sonríe con la escoria más residual del mundo político y clerical.
The Wanderer