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martes, 26 de septiembre de 2023

Abascal ha avisado a Feijóo de que VOX estará a su lado si pone distancia infinita con este Gobierno y con los enemigos de España.



DURACIÓN 32:40 MINUTOS

Sánchez amenaza al Rey con un referéndum consultivo, entre monarquía y república si no le otorga la investidura (Eulogio López)



Juan Carlos I está en España y La Moncloa ha prohibido al pacato y timorato jefe de la Casa Real, Jaime Alfonsín, que la fiesta familiar con motivo del juramento de la Constitución por parte de la futura Reina, Leonor de Borbón, se celebre en Zarzuela. Por tanto, se celebrará en el Pardo. En definitiva, Moncloa teme a Juan Carlos I y prohibe que entre en Zarzuela. Entró en su primer viaje y no ha vuelto a hacerlo.

La mera presencia de Juan Carlos I en España estos días demuestra el miedo que le tiene el PSOE: prohíbe a Alfonsín que Juan Carlos I pise La Zarzuela

Sánchez amenaza al Rey con un referéndum consultivo, entre monarquía y república si no le otorga la investidura.

Pero mucho más relevante es que el nuevo viaje de Juan Carlos I a España coincida con el debate de investidura de Alberto Núñez Feijoó. Felipe VI sopesa, por primera vez, no nominar a Pedro Sánchez para formar Gobierno. Sí, ya sé que resulta difícil de creer, dada la historia acomodaticia del actual monarca. Ahora bien, Felipe VI puede no ser el rey más osado pero no es tonto, sabe que esta vez el Frente Popular que plantea Pedro Sánchez es aún más radical que el que lleva gobernando desde hace cinco años.

El anterior monarca asistirá a la fiesta familiar de su nieta ... en El Pardo, no en Zarzuela
Felipe VI podría, por ejemplo, dejar pasar los dos meses de plazo hasta que resulte preceptivo convocar elecciones.
Sánchez lo sabe. Por eso ha vuelto a cruzar la línea roja. En otras palabras, el Gobierno socialista ha dado un paso más hacia el abismo y ahora amenaza al Rey con que, o bien nomina a Sánchez para formar gobierno, o promulgará un referéndum entre monarquía y república. Un referéndum consultivo, naturalmente, pero que no deja de ser un ataque en toda regla a la dinastía borbónica, pues pone en solfa el sistema monárquico.

Eulogio López

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Si Felipe VI se atreviera a plantarle cara a Pedro Sánchez, los españoles le estaríamos muy agradecidos; y entonces - y sólo entonces- en caso de que Sánchez cumpliera con su amenaza del referendum ... se encontraría con unos ciudadanos cansados de sus mentiras que, aunque no fueran demasiado monárquicos, se decantarían por votar Monarquía antes que República ... con tal de quitarse a Sánchez de en medio; y, sobre todo, porque habrían visto que, aunque tarde, el Rey habría salido de su comodidad y habría dado la cara. No se puede olvidar que Felipe VI es Capitán General de todas las Fuerzas Armadas del Ejército de España. Ahora mismo tiene en sus manos el futuro de España como nación y el fin o la continuidad de la Monarquía en España.

Tal vez deberíamos de rezar, con fuerza, por el Rey, para que tome la decisión justa, sin miedo de ninguna clase. Se trata de una situación excepcional que requiere adoptar medidas excepcionales.

Nuestra SUPERFICIALIDAD (Padre Javier Olivera Ravasi)



Hay un mal argentino que, no por ser argentino resulta exclusivo de nuestra nacionalidad. Y es la superficialidad. Por eso, al menos cada tanto, conviene predicar sobre el tema.

Pero: ¿a qué nos referimos? A ese vicio tan contrario a la humildad que, en vez de poner sus raíces en lo esencial, en el humus del espíritu se vuelve hacia la terra, hacia lo terreno e insignificante de la planicie.

Estamos hablando acerca de ese error habitual que nos impide ir a la esencia de las cosas para quedarnos en las apariencias, tanto de lo humano como de lo divino.

La superficialidad es ese hábito de quedarse en el fenómeno, en lo que brilla o reluce, dirían los griegos, tan típico de la cultura moderna, carente de interioridad y -por eso mismo- amiga de los budismos y orientalismos de moda que muestran una pseudo profundidad.

El superficial percibe sólo lo aparente, no nutriéndose de la realidad, sino de su cáscara.

Algunos dicen que, al igual que el sanguíneo, el superficial “no penetra hasta lo profundo, ni ve el todo. Más bien se contenta con la superficie o con una parte del todo. Amigo de trabajos fáciles, vistosos, que no exigen demasiada labor, resulta casi imposible de convencer de este defecto suyo: de que es superficial”.

Porque el superficial todo lo juzga superficialmente: incluso cuando le dicen que es superficial…

Este vicio tan nuestro nos hace inconstantes, cambiantes, caprichosos y frívolos en el trato; pero no sólo en nuestras relaciones conmutativas, sino incluso distributivas: vivimos en la superficie con los amigos y con el mismo Dios uno y Trino.

Y este defecto resulta, a la corta o a la larga, un horrible escollo para crecer en la vida espiritual.

1) Pero, ¿cómo se muestra este defecto?

a. En primer lugar, el superficial, busca la apariencia de las cosas, lo fugaz, lo intrascendente e innecesario. Se queda en la epidermis de la realidad, nunca bajando al humus. Y la más de las veces se manifiesta en el valor que se le da a lo accesorio y externo

– “Dime de qué te precias y te diré de qué careces” –reza el refrán.

Porque el superficial intenta adornar desmesuradamente su exterior, para ocultar su interior.

No tiene nutrientes, sólo hinchazones:

“Le tuvieron lástima al Matungo, que ya no podía con los huesos, y en pago de sus doce años de tiro lo soltaron para siempre en un alfalfar florido. El alfalfar era un edén caballuno, extenso y jugoso, y Matungo no tenía más que hacer que comer a gusto y tumbarse en la sombra a descansar después, mirando estáticamente revolotear sobre el lago verde y morado las maripositas blancas y amarillas.

Y sin embargo Matungo no engordó. Era muy viejo ya y tenía los músculos como tientos. Echó panza sí, una barriga estupenda, pero fuera de allí no aumentó ni un gramo, de suerte que daba al verlo, hundido en el pastizal húmedo hasta las rodillas, la impresión ridícula de un perfil de caballete sosteniendo una barriga como un odre.

-¡Qué raro!

-No crea. Lo mismo le pasa a mucha gente. Al que lee mucho y estudia poco, al que come en grande y no digiere, al que reza y no medita, al que medita y no obra.

Flacos y barrigones…”

(P. Leonardo Castellani)

Es así nomás: el superficial es flaco y barrigón.

b. El superficial es, además, incapaz de aprender de las lecciones, porque nunca forja una experiencia adecuada de la realidad; nunca llega a convertirse en “un hombre de experiencia”. La memoria del pasado en cuanto pasado no le da “lecciones”, sino sólo “hechos”, “cosas pasadas”, porque hasta las acciones pretéritas quedan para él en la superficie. No hay ni heridas, ni gozos, ni tristezas que le enseñen a tener ojos mejores. Consecuencia de todo esto será su pobreza de discernimiento: porque nunca aprende del pasado…

c. El superficial es, además, inconstante: evita implicarse a fondo en cualquier tema, tanto en el ámbito amoroso, como profesional o espiritual. Ama emprender obras pero jamás se ata a ninguna, dejando siempre la puerta abierta para abandonar el partido cuando las papas quemen. En el plano del amor, es un “Don Juan Tenorio”; en el de la Fe, es un San Pedro de la noche de Jueves Santo que le dice a la sirvienta acusadora: “¡Mujer! ¡Te aseguro que no lo conozco!”.

Actúa como las abejas: desflora las rosas para pasar rápidamente a otras. Todo en él es explosivo, imprevisto, aniñado… Sólo hace lo que “le divierte”.

Habla con sus semejantes y hasta con Dios, pero pensando siempre en la próxima cosa que tiene que hacer.

2) Algunas raíces de la superficialidad

Claramente, deben existir algunas causas o raíces que predispongan a una vida epidérmica.

a. En primer lugar, un estilo de vida demasiado sensual, cómodo y poco mortificado

No nos referimos aquí a que debe uno convertirse en estoico o espartano, pero ciertamente la falta de moderación en los placeres del cuerpo vuelcan al hombre hacia lo corporal, debilitando su capacidad intelectual; es decir: nos vuelven torpes e incapaces de penetrar y entender la realidad en su profundidad. De allí que, la mayoría de las veces, la superficialidad nazca de la falta de austeridad en nuestra vida.

b. En segundo lugar, el miedo

No nos referimos aquí a cualquier clase de miedo, sino a aquél, muy específico, que nos retrae de todo tipo de compromiso. El superficial es incapaz de comprometerse siquiera con un partido de ajedrez a la semana. No-puede, porque no-quiere.

c. En tercero y último, la vanidad o el vivir del “qué dirán”

Porque el que vive “de cara al mundo”, buscando su aprobación, necesariamente privilegiará sus apariencias. Al contrario, el despreocupado del qué dirán tendrá un corazón indiviso y vuelto hacia Dios y, hacia Dios que está en el prójimo.

3. Los remedios contra la superficialidad

Digamos que, aunque parezca paradójico, resulta muy difícil lograr que una persona superficial comprenda que es superficial. Porque, si lo entendiera, su misma respuesta sería análoga a su carácter:

– “¡Y bueno!¡seré superficial y listo!” – dirá.

Pero apostemos a la buena intención y busquemos un remedio. La solución, habiendo visto las raíces, se encuentra en la principal de las virtudes cardinales, la virtud de la prudencia, esa reina de las virtudes que regula de manera conveniente y ordenada las acciones para llegar al fin propuesto. Es a partir de algunas de sus partes que podrá comenzarse a remediar la superficialidad:

a. Será importante guardar memoria de lo pasado. No para mortificarnos, sino para meditar y aprender las lecciones a partir de los yerros y aciertos, propios y ajenos.

b. La docilidad, es decir, el dejarse enseñar, el “saber dejarse decir algo”, como dice Pieper. Porque uno se hace prudente en la medida en que escucha a los prudentes, de allí que Santo Tomás diga: “En las cosas que atañen a la prudencia, nadie hay que se baste siempre a sí mismo”.

Y algo parecido nos narran las Sagradas Escrituras:

“No te apoyes en tu prudencia” dice el libro de los Proverbios (3,5),

“Busca la compañía de los ancianos y si hallas a algún sabio, allégate a él” (Eclesiástico 6,15).

c. La circunspección, es decir, el estar atento a las circunstancias, a lo que pasa a nuestro alrededor. Es el saber ubicarnos y tomar conciencia de nuestro ser; frente a qué y a quién estamos parados.

Como ejercicio práctico, quizás podría servir el nutrirse de la sabiduría de los grandes libros, meditándolos. La lectura pía, atenta y devota de la Biblia, especialmente de los libros sapienciales (Salmos, Proverbios, Sabiduría, etc.) podría ayudar muchísimo a un alma que busca el humus y no la terra.

La meditación de las postrimerías, además, ayudarían también a despertar de este sueño de la vida, como dice la copla:

“Muerte, juicio, infierno y gloria,
ten cristiano en la memoria”

Quizás por eso el gran San Ignacio, cuando despedía a San Francisco Javier, le decía en boca de Pemán:

No te acuestes una noche
sin tener algún momento meditación de la muerte y el juicio,
que a lo que entiendo, dormir sobre la aspereza de estos hondos pensamientos
importa más que tener por almohada, piedra o leño.


* * *

Pongámonos en manos de Dios, con nuestras superficialidades y banalidades, haciendo lo necesario de nuestra parte, para que Él complete el resto y recordando lo que San Pablo decía a los corintios: “pasa la escena de este mundo” (1 Cor 7,31).

P. Javier Olivera Ravasi, SE

Padres ¡revisad los libros de religión católica! | Alicia Beatriz Montes Ferrer



Recientemente he podido ver en algún medio digital así como en RRSS que se ha levantado una pequeña voz debido a que en un libro de Religión católica de primaria se ensalza la labor del fundador de la ONG Open Arms. Los que nos hemos detenido alguna vez en analizar a qué se dedica realmente esta organización, sabemos que empuja la entrada de inmigrantes ilegales a los que “sueltan” en los países que los acogen y acaban, en su inmensa mayoría, siendo presas de bandas violentas, de drogas, prostitución y delincuencia…

Sin restar importancia a este capítulo que aparece en los libros de religión católica, y teniendo en cuenta que prácticamente todas las ONGs tienen un trasfondo muy oscuro, he de decir que es una verdadera minuciosidad en comparativa con lo que podemos hallar en todos y cada uno de los libros de esta editorial, en concreto de SM, es decir, de la Fundación Santa María. Una editorial católica que se ha diluido en un mar de ideologías progresistas anticristianas.

Sin embargo, no vaya a pensarse usted que esto es reciente… Por desgracia para todos los que aún tenemos la valentía de seguir confesándonos cristianos católicos y matriculamos a nuestros hijos en esta asignatura, el adoctrinamiento está servido hace unos cuantos años atrás. Ciertamente ahora con más descaro y apoyado por el nuevo currículo de religión católica[1] publicado el curso pasado que es un calco a los postulados de la tan mencionada Agenda 2030. No queda más opción que pensar que la Conferencia Episcopal española ha roto hace tiempo con los valores católicos que debería defender y transmitir.

Rondaba el mes de septiembre del año 2018, empezaba un nuevo curso escolar cuando yo, maestra de religión católica en un centro público de infantil y primaria, recibí los nuevos manuales de mi asignatura de la editorial anteriormente citada, SM. Comencé a echar un vistazo para programar el nuevo curso y mi sorpresa fue cada vez mayor conforme indagaba más y más en los contenidos de sus páginas. Dado que los errores doctrinales, ideologías y autores heréticos iban en aumento, no me quedó otra alternativa que ir apuntando todas y cada una de las actividades de cada tema de cada curso, de modo que, tras ir analizando profundamente todo, obtuve como resultado un informe.

Dicho escrito fue enviado el curso siguiente a todos los delegados de la educación católica de Andalucía para que pusieran al corriente a los docentes de sus diócesis, fue difundido por diversas RRSS del ámbito educativo católico y publicado en algunos medios de comunicación digitales[2]. Participé en un par de programas de canales de YouTube explicando los contenidos de los libros de religión católica de SM, e incluso me llegó un comunicado amenazador de dicha editorial.

Aunque pudiera parecer a priori lo contrario, nada de esto hizo que esos libros fueran retirados o revisados. Al cabo del tiempo quedó en el olvido no sin antes haber podido comprobar que no pocos docentes de esta asignatura aprueban y abrazan muchos de los ideales que se muestran en esos manuales totalmente en contra de la doctrina católica. Recibí muchas felicitaciones por el trabajo que me llevó varios meses llevar a término, pero también saboreé el desprecio que se muestra a todo aquel que no entra por el maldito aro de la agenda 2030. Sin duda, quedó más que demostrado, que esta editorial está al servicio de los Objetivos que nos pretenden imponer para llevarnos a un nuevo orden mundial muy alejado de la libertad y dignidad de las que Dios nos ha otorgado.

Han pasado 5 años desde entonces, he creado mi propio material y este curso que tocaba renovar los libros no los he pedido para mi centro educativo. Me consta que
SM no es la única editorial que está introduciendo los temas del género, la multiculturalidad, el ecumenismo, el miedo al cambio climático, la inmigración y el ecologismo como la nueva religión sustituta del cristianismo… y como guinda del pastel, en SM tenemos la Teología de la liberación marxista en la que Jesús se nos muestra como el salvador de las injusticias de este mundo como podrían ser las discriminaciones que tan de moda están por motivos del género o por ser mujer, así como se muestra la imagen de una Iglesia semejante más a una ONG que a ser sacramento de nuestra salvación.
Yo poco puedo hacer por paralizar esta locura desde mi pequeño rincón en un colegio lleno de niños que saltan, ríen y juegan, ignorantes del adoctrinamiento al que están siendo sometidos. Paco puedo hacer si los padres siguen mirando a otro lado, si no se responsabilizan de lo que sus hijos están recibiendo entre esas paredes en las que dejan a sus hijos bastantes horas en manos de unos docentes en los que confían, pero que quizás les puedan sorprender dados sus pensamientos progresistas que profesan abiertamente.

Padres, revisad los libros de religión católica impregnada de la Agenda totalitaria, defended nuestra religión, el último baluarte que puede salvar a su hijo de las garras enemigas que merodean constantemente amenazando con herir de muerte su alma inocente.


El informe se puede encontrar en este enlace[3].[4]


Alicia Beatriz Montes Ferrer | Casada, madre de 6 hijos, máster en Ciencias de la Familia, maestra de religión católica y socia voluntaria de las asociaciones Libertas y ECA y colaboradora de la asociación Enraizados.



¿Poder al pueblo o monarquía absoluta? Las contradicciones de Francisco (por Sandro Magister)



Están aflorando muchas contradicciones en la Iglesia Católica. Por un lado, se celebra un Sínodo sobre la sinodalidad, que extiende la participación en el gobierno de la Iglesia mucho más allá del Papa y de los obispos, también a sacerdotes, religiosos y laicos, hombres y mujeres. Pero, por otro lado, se asiste a un ejercicio de los poderes papales por parte de Francisco, más autoritario y monocrático que nunca.

Con una novedad adicional extemporánea, anunciada el 11 de septiembre por el nuevo prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el argentino Víctor Manuel Fernández, quien, respondiendo por escrito a las preguntas de Edward Pentin para el “National Catholic Register”, asignó a Francisco “un carisma particular para salvaguardar el depósito de la fe, un carisma único, que el Señor dio sólo a Pedro y a sus sucesores”, pero del que nadie jamás había tenido noticias.

Se trata de “un don vivo y activo”, explicó Fernández, “que actúa en la persona del Santo Padre. Yo no tengo este carisma, ni lo tiene usted ni tampoco el cardenal Burke. Hoy sólo lo tiene el papa Francisco. Ahora bien, si usted me dice que algún obispo tiene un don especial del Espíritu Santo para juzgar la doctrina del Santo Padre, entramos en un círculo vicioso (en el que cada uno puede decir que posee la verdadera doctrina) y esto sería herejía y cisma. Recuerde que los herejes siempre creen conocer la verdadera doctrina de la Iglesia. Lamentablemente, hoy caen en este error no sólo algunos progresistas, sino también, paradójicamente, algunos tradicionalistas”.

Es difícil pensar en una extensión aún más desmesurada de la infalibilidad del Papa en materia de fe, afirmada por el Concilio Vaticano I dentro de límites extremadamente estrictos. Y, de hecho, el nuevo dogma inesperadamente enunciado por Fernández termino rápidamente bajo el fuego de una avalancha de críticas.

La más argumentada y estridente provino del campo conservador, en el blog “Caminante Wanderer”, escrito por un anónimo y culto erudito argentino.

Pero también en el bando opuesto, el progresista, el muy singular “carisma” del que, según Fernández, sólo estaría dotado Francisco fue rechazado sin apelación, precisamente porque es incompatible con los límites de la infalibilidad papal reafirmados por el Concilio Vaticano II. en la constitución dogmática “Lumen gentium”. Massimo Faggioli, profesor de teología en la Universidad de Villanova, escribió sobre esto en [la revista estadounidense] “Commonweal”.

Es por eso que sigue siendo aún más incomprensible la contradicción entre los poderes monocráticos ilimitados -de los que Francisco se considera cada vez más investido desde arriba, con el sello de su teólogo cortesano- y la contemporánea “democratización” de la Iglesia deseada por él con la nueva sinodalidad.

También en esta nueva forma del Sínodo Francisco cambió de ritmo durante su pontificado.

Volviendo al Concilio Vaticano II, en “Lumen gentium”, la Constitución dogmática del Vaticano II expresamente dedicada a la Iglesia, la palabra “Sínodo” aparece una sola vez y es sinónimo de la palabra “Concilio”, el cual reúne exclusivamente al Papa y a los obispos

Mientras que en los escasos documentos papales de las décadas siguientes en los que se repite la palabra “sinodalidad”, se refiere a cómo se practica en las Iglesias ortodoxas, es decir, el colegio de obispos reunidos con su patriarca o arzobispo mayor para ejercer la autoridad jerárquica sobre su respectiva Iglesia.

Peter Anderson, el erudito de Seattle que es un agudo observador de lo que ocurre en las Iglesias orientales y difunde las notas informativas más puntuales y bien documentadas sobre el tema, ha constatado que desde el Concilio hasta finales de 2013 sólo ha habido doce apariciones de la palabra “sinodalidad”: seis con Juan Pablo II, dos con Benedicto XVI y cuatro con Francisco.

De esto se deduce que, incluso en el primer año después de su elección como Papa, Francisco no se inclinaba en absoluto, al menos en sus pronunciamientos públicos, hacia una “democratización” de los Sínodos.

La primera vez que habló de “sinodalidad” fue el 28 de junio de 2013, dirigiéndose a la delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla. Y se refirió a la “reflexión de la Iglesia católica sobre la colegialidad episcopal”, para la que era bueno “aprender” de la “tradición de la sinodalidad tan típica de las Iglesias ortodoxas”.

La segunda vez fue en la homilía del día siguiente, festividad de los santos Pedro y Pablo, para augurar “armonía” entre el Sínodo de los Obispos y el primado del Papa.

La tercera fue en la entrevista de septiembre de 2013 con Antonio Spadaro, el director de “La Civiltà Cattolica”. Allí planteó por primera vez la idea de que “quizás sea hora de cambiar la metodología del Sínodo, porque la actual me parece estática”. Pero para repetir inmediatamente que es “de nuestros hermanos ortodoxos” que “se puede aprender más sobre el significado de la colegialidad episcopal y sobre la tradición de la sinodalidad”.

La cuarta vez fue en la exhortación apostólica “Evangelii gaudium” del 24 de noviembre de 2013, el documento programático de su pontificado, pero en el que nuevamente se limitó a decir que “en el diálogo con nuestros hermanos ortodoxos los católicos tenemos la posibilidad de aprender algo más sobre sobre el significado de la colegialidad episcopal y sobre su experiencia de la sinodalidad”.

Pero esto fue sólo el comienzo. En los años siguientes, para Francisco hubo todo un crescendo de anuncios y de decisiones que condujeron a la actual mutación de la forma del Sínodo, ahora tan alejado del modelo plurisecular todavía vigente en las Iglesias orientales como para motivar, de ese lado, la protesta de la que informó el anterior post de Settimo Cielo:

> El sínodo de Francisco no aprendió nada de los sínodos de las Iglesias orientales. Las objeciones de un obispo greco-católico

Al dar poder al “pueblo de Dios”, es decir, al ampliar la participación en los Sínodos, con derecho a voto, incluso a los simplemente bautizados, Francisco ha realizado ciertamente una innovación importante.

Pero una vez más en completa contradicción. Pues no fue un sínodo el que decidió el cambio, como pretende el nuevo curso “popular”, sino él solito, el Papa.

Homilía de hoy | Martes, XXV semana del Tiempo Ordinario | 26-09-2023 | P. Santiago Martin FM.



DURACIÓN 11: O4 MINUTOS

Falsos profetas quieren la Iglesia al servicio de la Agenda 2030: Cardenal Müller (por el padre Juan Razo)



DURACIÓN: 66 MINUTOS