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martes, 26 de noviembre de 2024

De tabú a ley: así se impuso la eutanasia en España con la estrategia de la ventana de Overton | José María Romero



La semana pasada escribía un artículo en Adelante España sobre la derecha cultural y cómo la izquierda había ganado la batalla cultural al usar la ventana de Overton.

Desde entonces, han sido muchos los que habéis preguntado en qué consiste eso de la ventana de Overton. La mejor explicación es verlo con un caso práctico: la eutanasia, que, en unos años, pasó de lo impensable a lo normalizado en España. Esta transformación no fue espontánea, sino el resultado de una estrategia social, política y mediática que se ajusta al modelo conocido como la Ventana de Overton. Este concepto explica cómo las ideas, independientemente de lo controvertidas que sean, pueden evolucionar desde el rechazo absoluto hasta su aceptación como política pública.

La ventana de Overton es una estrategia bien diseñada que puede extenderse durante años e, incluso, varias décadas. Comprender su naturaleza de largo plazo es crucial para identificar cómo se manipulan y moldean los valores y el discurso cultural con fines ideológicos.

En el caso de la eutanasia, el proceso se desarrolló mediante la aplicación de técnicas de sensibilización, el cambio de narrativas, manipulación de lenguaje y una constante legitimación social ficticia. Analizar este caso permite entender no solo los mecanismos detrás del cambio legislativo, sino también cómo se moldean los valores de una sociedad. No es casualidad.

La Ventana de Overton: Transformación paso a paso. La Ventana de Overton define un proceso de transformación que atraviesa seis fases: impensable, radical, aceptable, sensato, popular y política pública. En cada etapa, las ideas evolucionan gracias a la introducción de nuevas narrativas, el uso estratégico de casos paradigmáticos y el apoyo de actores clave. Veamos en el caso de España que fue lo que ocurrió.

1. De lo impensable a lo radical. En los años 80 y 90, la eutanasia era un tema tabú y era visto como impensable. Las voces a favor de la eutanasia eran marginales. Se consideraba un atentado contra la vida humana y opuesta a los valores de la dignidad humana, según la mentalidad, aún provida, de aquella época. Las posturas dominantes eran fuertemente favorables a la vida, con un fuerte peso aún de la moral cristiana. Sin embargo, el caso de Ramón Sampedro, quien quedó tetrapléjico tras un accidente y solicitó públicamente la eutanasia, marcó un antes y un después. Su historia, amplificada convenientemente por los medios y llevada al cine con Mar Adentro, abrió el debate desde una perspectiva emocional.

En el paso de lo impensable a lo radical dentro de la ventana de Overton, se recurre muchas veces a grupos que realizan acciones estrafalarias, provocadoras y diseñadas para generar un impacto mediático inmediato (Por ejemplo, el grupo Femen y sus protestas con los pechos al descubierto, el acto de arrojar pintura a los cuadros de los museos, bloquear los camiones que transportan gallinas, abrazar árboles, entre otras acciones). Estas iniciativas, de grupos subvencionados – y no espontáneos-, aunque puedan parecer absurdas o chocantes, tienen como objetivo inicial romper el silencio en torno a un tema hasta entonces tabú. Al lograr titulares y debates, aunque sea desde el rechazo, introducen el primer mensaje en la agenda mediática. Este ruido inicial, por extremo que sea, siembra la semilla para futuras discusiones más moderadas, allanando el camino hacia la aceptación gradual de lo que antes era impensable.

2.De lo radical a lo aceptable. Durante la década de 2000 comenzó a considerarse aceptable. En este período se intensificaron los debates sobre lo que le pasaron a llamar la «muerte digna», con la incorporación de términos como «calidad de vida» y «autonomía personal»

En el proceso de desplazar lo radical hacia lo aceptable dentro de la ventana de Overton, los seminarios y congresos científicos juegan un papel crucial como herramientas de legitimación. Estas reuniones, cuidadosamente organizadas, presentan estudios y conclusiones que, bajo un barniz de rigurosidad académica, avalan las posturas ideológicas que se pretenden normalizar. A menudo, se financian investigaciones alineadas con el objetivo buscado, mientras se desacreditan o invisibilizan otras perspectivas. Así, lo que inicialmente era inaceptable se reviste de credibilidad, ganando adeptos y allanando el camino hacia su aceptación social e institucional. Esos estudios, informes y documentos serán repetidos incansablemente por medios, políticos y administraciones, convirtiéndose en auténticos mantras. Como bien se dice, “una mentira repetida mil veces, se convierte en verdad”.

Simultáneamente, la aprobación de leyes de eutanasia en países europeos como los Países Bajos y Bélgica ofreció ejemplos concretos que sirvieron como modelo. Esto ayudó a que España comenzara a considerar la posibilidad de legislar sobre el tema. Fue la época de la promoción de la sensibilización social.

3. De lo aceptable a lo sensato. En la década de 2010, la eutanasia se hizo popular gracias a movimientos sociales que la incluyeron en la agenda pública. Las campañas de organizaciones como la Asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD) ganaron fuerza. Estas campañas pusieron el foco en casos individuales de sufrimiento extremo, presentando la eutanasia como una solución compasiva y válida. Al mismo tiempo, las encuestas debidamente realizadas y «cocinadas» comenzaron a reflejar un aumento en el apoyo social, superando el rechazo de los sectores providas. Se consolidó como un tema sensato y necesario para garantizar derechos individuales. En esta época se consiguió dar la sensación de un respaldo social lo suficientemente mayoritario.

4. De lo sensato a lo popular y política pública. El respaldo social y político culminó en la aprobación de la Ley de Regulación de la Eutanasia, que institucionalizó el derecho a morir dignamente. En 2020, la coalición socialista-comunista de gobierno liderada por PSOE y Unidas Podemos incluyó la legalización de la eutanasia en su agenda. El proyecto de ley fue aprobado en diciembre de ese año, y en marzo de 2021 se convirtió en una realidad legislativa. La Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia otorgó a los ciudadanos con enfermedades terminales o sufrimiento crónico e irreversible el derecho a solicitar asistencia para morir.

Como se puede observar, han sido necesarios más de 40 años de trabajo constante para imponer la eutanasia en España. Este logro ha implicado una terminología nueva, la movilización de grupos sociales, el respaldo persistente de medios de comunicación, el apoyo estratégico de figuras públicas y la complicidad activa de algunos partidos políticos. Todo ello, por supuesto, siguiendo una hoja de ruta meticulosamente diseñada, donde cada paso ha estado orientado a normalizar esta práctica en la sociedad y a debilitar la defensa de la vida como valor esencial.

Además, la normalización de la eutanasia en España se apoyó en varias estrategias que fueron erosionando la resistencia inicial. Las principales fueron:

  • Los argumentos sentimentales y las emociones prevalecen sobre los racionales en la configuración del debate público, y la Ventana de Overton se mueve principalmente a través de ideas fuerza emocionales. Casos como el drama de una niña violada utilizado para justificar el aborto, o la conmovedora historia de un hombre tetrapléjico para legitimar la eutanasia, son ejemplos de cómo se apela al corazón antes que a la mente. La derecha, al enfrentarse a estos argumentos con una respuesta puramente racional y científica, ha perdido terreno, incapaz de competir con la carga emocional que mueve a las masas. Para revertir esta tendencia, es imprescindible adaptar las estrategias y elaborar mensajes que conecten emocionalmente con el público, reservando los argumentos racionales para los niveles donde sean efectivos. La batalla cultural exige inteligencia, pero también sensibilidad en la comunicación.
  • Controlar el marco del discurso. Esto implica decidir qué se discute, cómo se discute y qué posturas son consideradas legítimas o inadmisibles. Este poder es un arma decisiva que, en manos de quienes dominan los medios, las instituciones y la cultura, inclina la balanza antes de que la otra parte tenga oportunidad de presentar sus argumentos. En este contexto, la derecha cultural siempre ha participado en el debate, sin desafiar activamente las reglas preestablecidas, sin cuestionar al árbitro y sin proponer un marco alternativo donde sus ideas puedan tener una oportunidad justa de ser escuchadas y aceptadas. Ha sido como los primeros cristianos en los circos romanos, destinados a ser devorados por los leones. Con ello, además de ofrecer un espectáculo, han logrado casi siempre un éxito asegurado.
  • Humanización del debate: Los medios de comunicación y las campañas de los lobbies proeutanasia utilizaron historias personales para presentar la eutanasia como una solución ética al sufrimiento. Esto desplazó el debate de la abstracción moral a la empatía individual, de la razón y la ciencia al sentimiento.
  • La manipulación del lenguaje es una herramienta clave en la aplicación de la ventana de Overton, pues redefine conceptos para hacerlos más aceptables socialmente. Cambiar términos como «eutanasia o muerte asistida» por «derecho a morir dignamente» suaviza la percepción pública y elimina la resistencia inicial. Este uso estratégico del lenguaje no solo altera la forma en que se debate un tema, sino que también condiciona cómo las personas lo entienden, facilitando que ideas impensables avancen hacia la normalización.
  • Cambio de narrativas: Como consecuencia de lo anterior, se dejó de hablar de “matar” o “eutanasia o suicidio asistido” para centrarse en conceptos positivos como “dignidad”, “compasión” y “derecho a decidir”. Este cambio terminológico en la narrativa fue fundamental para vencer el rechazo inicial.
  • Los medios de comunicación y los personajes populares han jugado un papel fundamental como catalizadores de la ventana de Overton. Mediante una narrativa calculada, han introducido gradualmente ideas controvertidas al discurso público, presentándolas primero como temas de curiosidad o polémica y, con el tiempo, como derechos o cuestiones legítimas. Estos actores, aprovechando su alcance e influencia, han amplificado el impacto de estas ideas, normalizándolas en el imaginario colectivo. Ya sea a través de series, películas, entrevistas o redes sociales, han suavizado la percepción de lo inaceptable, convirtiéndose en herramientas clave para quienes impulsan agendas ideológicas que transforman profundamente los valores de la sociedad
  • Legitimación mediante determinadas «encuestas ad hoc»: Los estudios de opinión realizados «ad hoc» mostraron un apoyo creciente a la eutanasia, lo que permitió que los partidos políticos izquierdistas integraran esta causa en sus programas sin temor a perder respaldo electoral.
  • Los partidos políticos no fueron los motores del cambio cultural, sino más bien sus pasajeros, arrastrados por la dinámica de la Ventana de Overton, que define los límites de lo que la sociedad considera aceptable en cada momento. No son los partidos los que transforman la opinión pública, sino que adaptan sus posturas en función de lo que perciben como rentable electoralmente. Aunque ideológicamente puedan coincidir con ciertas ideas o principios, rara vez las impulsan si no hay un claro rédito político en ello. Solo cuando perciben que una iniciativa cuenta con un respaldo social amplio y puede traducirse en votos o ventajas estratégicas, la hacen suya, moldeando sus discursos y agendas en función de los intereses del electorado, más que por convicciones profundas.
  • Debilitamiento de la oposición provida y religiosa: A medida que la sociedad española se secularizaba, las posturas religiosas tradicionales perdieron influencia. Esto permitió que los defensores de la eutanasia presentaran la medida como una cuestión de derechos civiles y no como un conflicto ético o moral.

La implementación de la eutanasia en España es un caso claro de cómo una idea inicialmente rechazada puede convertirse en una política pública aceptada – o al menos no discutida- mediante estrategias de sensibilización, cambio discursivo y apoyo social. Este proceso refleja el cambio cultural de una sociedad cada vez más secular y enfocada en los derechos individuales.

Obviamente, el proceso ha dejado fuera del debate cuestiones fundamentales como la legalización del asesinato o suicidio asistido, el papel del Estado en la protección de los más vulnerables o el impacto de la legalización en el sistema sanitario.

En definitiva, es imprescindible tomar conciencia de cómo la ventana de Overton ha sido aplicada con éxito en numerosos temas que antes eran impensables y hoy forman parte del discurso aceptado o normalizado en la sociedad. Esta manipulación progresiva no es casual, sino intencional y dirigida. Actualmente, se está comenzando a emplear esta misma estrategia con la pederastia, presentándola inicialmente como un tema tabú «a debatir» bajo la apariencia de derechos o libertades personales. Reconocer este patrón es el primer paso para detener el avance de agendas que amenazan los valores esenciales de nuestra sociedad.

…continuará…

José María Romero | Analista Político