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jueves, 19 de diciembre de 2024

El legado del régimen del General Franco




En 1975, cuando murió Franco, Corea del Sur era un país extremadamente pobre y poseía una población similar a la española. España estaba considerada la 8ª economía del mundo; hoy en pleno siglo XXI, con democracia, los coreanos nos han superado con creces.


Ya que el Presidente del Gobierno de España, coincidiendo con el quincuagésimo aniversario de la muerte del General Francisco Franco Bahamonde pretende que el año 2025 esté plagado especialmente de actos, cientos, miles de eventos hasta el hartazgo, no precisamente para exaltar su figura y su legado, sino para dejar constancia de su «antifranquismo sobrevenido» (cuando murió Francisco Franco, Pedro Sánchez apenas tenía tres añitos), y el de su partido, el PSOE, pese a que durante el régimen del General sus miembros no opusieron resistencia de clase alguna, pues quienes no se exiliaron tras la guerra civil se acabaron integrando incluso en el Sindicato Vertical y el Movimiento… pues, eso que vamos a dejar a continuación algunas «pinceladas» para refrescar la memoria a quienes han sido adoctrinados durante las últimas décadas y de quienes han sido manipulados como resultado de la campaña de «damnatio memoriae» emprendida contra el régimen anterior a la llamada «transición»…

No está de más resaltar en estos momentos de «desmemoria democrática» que, por más que algunos tratan de que no se sepa, el actual régimen “de libertades”, el “estado social y democrático de derecho”, la Constitución que “nos dimos” todas y todos”, no provienen de eso que llaman “modélica transición de la dictadura a la democracia”, política de consenso, reconciliación nacional”, libertad sin ira”, etc. Por el contrario, todo ello fue gestado y diseñado con anterioridad, en vida del General Francisco Franco; aunque fue adornado de constitucionalidad en 1978 por unas Cortes Generales que no poseían legitimidad para abordar tal trabajo.

Franco dejó todo “atado y bien atado”, consiguió encontrar una salida airosa a su régimen, que con toda una serie de “arreglos” derivaría hacia la legitimación de la monarquía parlamentaria. No se olvide que la decisión de que tras su muerte su régimen se transformara en una monarquía, ya había sido tomada por Franco nada menos que en 1946 con la Ley de Sucesión, aprobada en referéndum.

El general Franco tenía el pleno convencimiento de que la nueva sociedad que su régimen había creado, soportaría sin traumas una transición controlada. “El Caudillo” contaba como aliado con las clases medias, que ya por entonces (al final del régimen) eran mayoría en la sociedad española, amplia mayoría que gozaba de una situación bastante acomodada, bienestar al que no iban a renunciar de ningún modo… Justamente eso es lo que buscaba el General Miguel Primo de Rivera en los años veinte del siglo pasado: ampliar las clases medias y conseguir un país más estable. Pero no lo logró, a pesar de sus indudables avances económico-sociales. No tuvo tiempo suficiente y una “ideología” en la que basarse…

El verdadero protagonista de la llamada transición fue esa clase media y no el Rey Juan Carlos, ni Adolfo Suárez, los cuales supieron sacar buen provecho del “franquismo sociológico”.

Sin más preámbulos, pasemos al legado del General Franco:

Francisco Franco fue un héroe para España, no sólo derrotó al comunismo, también nos salvó de la segunda guerra mundial, desbarató el maquis y el aislamiento impuesto injustamente a España, e incluso se reconcilió con los españoles.

Después de tres terribles años de Guerra Civil Española, España estaba absolutamente destrozada. Cualquiera que hubiera tomado las riendas de nuestro país en aquellos años se hubiera encontrado con un erial enorme, un lugar del que poco o nada era aprovechable.

Tras la guerra, en España sólo existían hambre, miseria, escasez y estraperlo. La situación perduró hasta bien avanzados los años 50 del siglo pasado.

Aquellos gobiernos, integrados por falangistas con sueños imperiales y deseosos de hacer su «revolución social», pusieron en marcha múltiples cosas, entre otras cuestiones reorganizaron la Seguridad Social, crearon el Auxilio Social, etc. pero no lograron modernizar España. La situación impedía crear riqueza, sólo permitía el reparto de la pobreza.

El aislamiento y el bloqueo que España sufrió durante lustros se debió al hecho de haber apostado por el caballo perdedor de la segunda guerra mundial… Todo ello comenzó a suavizarse a partir de los llamados «Pactos de Madrid de 1953» con los EEUU y se oficializó definitivamente, una raíz de la visita a España del presidente norteamericano Eisenhower en 1959; Hasta entonces, a nuestro país sólo le era posible vivir en un régimen autárquico, que impedía crear riqueza y equipararnos al resto de Europa, la Europa que tras la guerra fue beneficiada por el Plan Marshall.


El Plan Marshall fue un programa estadounidense dedicado a la reconversión económica de Europa durante los inicios de la Guerra Fría. El Plan Marshall fue un programa impulsado por Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial para ayudar a los países europeos a recuperarse de la destrucción provocada por el conflicto.

A partir del momento en que España comienza a tener relaciones con EEUU y el bloqueo disminuye, hasta desaparecer, el General Franco optó por dar un giro a sus gobiernos. En los años 60, eligió a miembros del Opus Dei, versados en macroeconomía y alejados de los delirios social-revolucionarios de los falangistas. Los llamados «tecnócratas» idearon una serie de planes de desarrollo, según algunos estudiosos calcados de los planos quinquenales de la Unión Soviética, y muy cercanos a la planificación socialista; planes intervencionistas, pero dentro de una cierta economía de mercado libre.

¿Qué habría sucedido si, en lugar de ganar el «bando nacional», se hubiera producido una victoria del «bando republicano? Los años de la posguerra habrían sido igualmente tiempos de miseria, de pobreza, de precariedad, pero con un gobierno totalitario y liberticida, de izquierdas, similar a las «repúblicas populares» centroeuropeas o balcánicas existentes hasta 1989.

España seguía teniendo un sistema económico destruido, precario, de ahí que, todavía, fuera necesaria una economía planificada. Las políticas del régimen del general Franco funcionaron y pusieron las bases para que se produjeran riqueza, empleo, prosperidad, crecimiento…

Con un enorme esfuerzo de la población española y tras los Planes de Desarrollo, cuando muere el General Franco -en 1975- España estaba en el grupo de las diez economías más importantes del Mundo. España consiguió salir de una situación catastrófica y, sin duda, se puede hablar de MILAGRO ECONÓMICO ESPAÑOL. Todo ello no hubiera sucedido, aparte del gran esfuerzo de los españoles, si el régimen de Franco no hubiera dotado a España de una enorme red de infraestructuras, de instalaciones, de equipamientos, de los que antes carecía: pantanos, comunicaciones, industria, reforma. agraria, administración pública, sanidad, seguridad social, sistema de enseñanza, etc. Y, negarlo es de necios.

Entonces, en aproximadamente quince años, se produjo un desarrollo sólo comparable al que se ha producido en China desde 1990 a 2010 con crecimientos anuales del Producto Interior Bruto en torno al 8%.


Por el contrario, en los últimos 50 años, España ha crecido muy por debajo de su potencial, menos del 1,5% de los medios.

El éxito del «milagro económico español» se basó esencialmente en la elección de buenos gestores, a los que se dejó hacer.

No está de más destacar que, en el año 1975, cuando murió el General Franco, Corea del Sur era un país extremadamente pobre y poseía una población similar a la española. España estaba considerada la 8ª economía del mundo; Hoy en pleno siglo XXI, con democracia, los coreanos nos han superado con creces.

Ante la avalancha de mentiras y manipulaciones del Gobierno social-comunista del nuevo Frente Popular, con el silencio -cuando no apoyo- cómplice de la derecha boba, es imprescindible explicar y resaltar, con hechos y cifras cuál fue el equilibrio económico y social de los 40 años del régimen político, de los gobiernos del General Franco; y compararlo luego con el balance económico y social de los 50 años transcurridos desde su muerte, desde de la Transición, el balance del régimen oligárquico y caciquil -pese a que lo llamen democracia-, un régimen político con un sistema electoral disparatado que, propicia la burocracia estatal más ineficiente (pues no usa bien los medios de los que dispone), ineficaz (pues no cumple los objetivos que supuestamente pretenden) y el más despilfarrador de los países de nuestro entorno.

Tampoco está de más recordar que, fue el Frente Popular el que llevó a España a la guerra incumpliendo (después de cometer fraude electoral en febrero de 1936) la Constitución y las leyes, para aplastar a la mitad de los españoles que no eran de su misma opinión.

Inevitablemente, surge una pregunta: ¿Qué habría sucedido si, en lugar de ganar el «bando nacional», se hubiera producido una victoria del «bando republicano?

Como ya se ha indicado más arriba, los años de la posguerra habrían sido igualmente tiempos de miseria, de pobreza, de precariedad, pero con un gobierno totalitario y liberticida, de izquierdas, casi con toda seguridad abiertamente comunista, España se habría convertido en un estado similar a las «repúblicas populares» centroeuropeas o balcánicas existentes hasta 1989.

Afortunadamente, eso no sucedió. Los mejores economistas españoles —desde Fuentes Quintana hasta Juan Velarde— han estudiado y documentado perfectamente el proceso, desde el desastre económico de la República desde su momento cero a los años de penuria de la posguerra, el bloqueo internacional, el Plan de Estabilización y los años de crecimiento fulgurante hasta 1975.

Y, entonces murió el General Franco y vino un tremendo desastre, “desastre sin paliativos”, como lo denominaría el Rey Juan Carlos, de nombre Adolfo Suárez, un mediocre sin el menor sentido de Estado y sin los conocimientos suficientes para gobernar España. En apenas dos años, Adolfo Suárez situó a España al borde de la ruina,…

Afortunadamente, el profesor y economista Fuentes Quintana (que ya había participado en 1959 junto con otros economistas del régimen del General Franco en el Plan de Estabilización Nacional), elaboró un plan económico de emergencia —Pactos de la Moncloa— que nos salvó ‘in extremis ‘.

Acabó dimitiendo al cabo de un año, por discrepancias con otros ministros de Adolfo Suárez, aunque le dio tiempo a proyectar la reforma fiscal que rompió con el anterior sistema impositivo que, permitió acercarnos a las formas de tributación de Europa. Enrique Fuentes Quintana se marchó profundamente decepcionado, manifestando que “a estos tíos [la oligarquía política] no les importa España, no están por las reformas, ni por la eficiencia que ni saben qué es; solo les importan la relevancia social, los pelotazos, el saqueo de la nación con las comunidades autónomas y los monopolios, y enchufar a cientos de millas de familiares y amigos tan ignorantes y venales como ellos. Con ellos, jamás volveremos a alcanzar crecimientos como los de los últimos 30 años”.

Su análisis fue profético. Durante los siguientes 50 años, España ha crecido muy por debajo de su potencial, menos del 1,5% de media, frente al 6,6% de entre 1950 y 1975. Sin embargo, los españoles (profundamente infantilizados y embrutecidos), no son conscientes, aunque más pronto que tarde acabarán dándose cuenta, cuando el Banco Central Europeo deje de comprar deuda y estalle la gigantesca burbuja acumulada para financiar el estado de las autonomías y la gigantesca. burocracia estatal creada desde la muerte de Franco.


En 1975, España e Irlanda poseían la misma renta per cápita; hoy, la renta per cápita de España es la mitad de la de Irlanda.

España camina hacia un gigantesco desastre económico, político y social. España tiene hoy la distribución de la renta más injusta de toda la UE. En 1950, la clase media era en España alrededor del 35% de la población, en 1975 la cifra había subido al 56%, la más alta de toda nuestra historia. Pero en 2016 la clase media había descendido al 43%. En línea con ello, la clase baja y la pobreza pasaron del 65% en 1950 al 39% en 1975 —la cifra más baja de toda nuestra historia— y en 2016 la clase baja, y por tanto la pobreza, subieron hasta el 54% .

Sí, en 1975 España no era una «república popular-democrática» (como las de Europa del Este), empobrecida y hambrienta, sino un auténtico milagro, y esto resulta esencial. Lo logrado por España hasta la muerte del General Franco, es el claro ejemplo de lo que un país puede conseguir cuando está bien gobernado. En solo 25 años, nuestra nación experimentó el mayor crecimiento económico y social en cuatro siglos. De un país básicamente subdesarrollado pasó a tener el décimo PIB mundial, hoy el decimoquinto. De una renta per cápita en 1950 equivalente al 45% de la de los nueve países centrales de Europa que, en 1975 constituían la Comunidad Económica Europea, al 83%, el mayor grado de convergencia con la Europa rica jamás alcanzado desde el siglo XVI. hoy en torno al 70%. De una industria que en 1950 representaba el 12% del PIB, al 36% en 1975, y hoy hundida al 15% con una estructura productiva tercermundista de enchufados públicos, especuladores y camareros.

Con solo 700.000 empleados públicos formados y capaces, España funcionaba perfectamente, pero 50 años después, no sabemos cuántos hay, aunque los que dicen estar bien informados, hablan de quienes reciben salarios del estado, son aproximadamente tres millones y medio, 3.500.000 .

Pero no sólo fue la economía. La Administración española era en 1975 una de las más eficientes de Europa, gracias a los grandes cuerpos del Estado, abogados, ingenieros o economistas, y un riguroso sistema de oposiciones a todos los niveles. Con solo 700.000 empleados públicos formados y capaces, España funcionaba perfectamente, pero 50 años después ni siquiera sabemos cuántos empleados públicos hay: 3,5 millones según la Agencia Tributaria, la cifra más exacta por razones obvias. De todos ellos, solo un millón ha conseguido la plaza a través de “oposiciones limpias y transparentes”, el resto son enchufados sin preparación. Un puro desastre.

España posee hoy la Administración pública más ineficiente, ineficaz y más cara de la Unión Europea. Sus salarios medios son de 36.600 euros al año frente a los 26.259 del sector privado. Esto no ocurre en ningún país europeo, excepto en Luxemburgo.

Pero si en lo económico y en la eficacia de la gestión se degrada todo lo llevado a cabo, hasta la desaparición del régimen de Franco, que ahora es llamado de manera despectiva ‘desarrollismo’, olvidando que en España se produjo un crecimiento del 7, 5% anual acumulativo durante 15 años, o ‘tecnocracia’ al conocimiento y la excelencia en la gestión pública, frente a la ignorancia y la incompetencia actuales, en lo social el engaño alcanza proporciones inimaginables:

El gobierno social-comunista de Pedro Sánchez, y sus secuaces, afirman que la Seguridad Social la creó un tal Felipe González Marques, mientras, a cientos de millas de viviendas sociales para la clase obrera se les arrancan las chapas para ocultar su origen… realmente increíble. Sería extensísimo citar todo lo creado por el régimen del General Franco, pero, ahí va un pequeño resumen:


En 1975 España era la 2ª potencia mundial en el sector servicios.

En 1975 España tenía la 2ª flota pesquera del mundo y faenaba en los principales caladeros del globo.

En 1975 España era el tercer productor mundial en astilleros.

En 1975 España era la 9ª potencia industrial en el mundo.

En 1975 La industria representaba el 36% del PBI. Ahora no llega al 15%.

En 1975 la Tasa de paro era del 3,7%, ahora el número de desempleados son más del 20% de los españoles en edad de trabajar.

En 1975 en España existían 21 universidades laborales y numerosas escuelas laborales. Ahora: cero.

En 1975 había en España tres niveles de ayuda a familias numerosas. El Estado protegía a las familias numerosas.

En 1975 los españoles disfrutaban de un mes o 30 días naturales de vacaciones retribuidas al año.

En 1975: Paga extra de Navidad y 18 de Julio.

En 1975: dos medias pagas extras por beneficio de empresa.

En 1975: pagos extras mensuales por quinquenios o trienios.

En 1975: Retorno gratuito o casi gratuito en medios de transporte público urbano en billetes expedidos antes de las 9 AM.

En 1975: Todos los bienes privados eran inembargables. Artículo 32 Fuero de los Españoles.


En 1975: El trabajo tenía prioridad sobre cualquier aspecto. No se podía molestar u obstruir a personas en el ejercicio de su trabajo.

En 1975: El Impuesto de Tráfico de Empresa (ITE, IVA actual) era del 2%, ahora es el 21%.

En 1975: la presión fiscal era el 18,4%. En la actualidad es superior al 30%.

En 1975: la apertura de pequeños negocios apenas implicaba obligaciones, o permisos legales más allá de la higiene y seguridad.

En 1975: Estaba prohibido interrumpir por impago, el suministro de agua, electricidad o carbón en los hogares de los españoles.

En 1975: Los españoles tenían derecho a recibir una pensión a partir de 2 años cotizando a la Seguridad Social, ahora a partir de 35 años. Durante el régimen de Franco se llevó a cabo la creación de la pensión de jubilación, y también de la de viudedad. Y se desarrolló la edad obligatoria de jubilación.

En 1975: los salarios eran netos, exentos de retenciones y pago de impuestos.

En 1975: La jornada laboral estaba sujeta rigurosamente a 8 horas, permitiendo horas extras en casos de emergencias y previa negociación de precios.

En 1975: el salario mínimo en España era el 90% del salario mínimo europeo. Ahora es el 45%.

En 1975: en 40 años hubo 3 casos de corrupción: Sofico, Matesa y Redondela. En los años democráticos ya se perdió la cuenta.

En 1975: el bajo nivel de delincuencia ofrecía alta seguridad en poblaciones (en la mayoría de España, era frecuente que la gente dejara la puerta abierta y simplemente colgara una cortina).

En 1975: no había empresas de seguridad privada.

En 1975: La entrega de Viviendas de Protección Oficial era rigurosamente selectiva.

En 1975: La población carcelaria era inferior a 15.000 personas. Ahora 85.000.


En 1975: el domicilio de los españoles era inviolable, a riesgo de sufrir sanción penal. Ahora un ladrón o una okupa ilegal se mete en tu casa y es un problema sacarlo por vía legal y cuesta un montón de dinero. Y si se te ocurre pelear con el tipo que allane tu morada, el que acaba en el juzgado eres tú.

En 1975 la sanidad pública era «universal», todos los grandes hospitales públicos fueron construidos en 1975, y Franco murió en uno de ellos.

Durante el régimen del General Franco se creó el «Auxilio Social», sembrando España de comedores de beneficencia, gratuitos, para los más necesitados.

Durante el régimen del General Franco se llevó a cabo un plan hidrológico nacional que supuso la construcción de todos los pantanos posibles de España.

El 23 de abril de 1959 se creó el Régimen Especial Agrario al que pudieron acogerse alrededor de 2.300.000 trabajadores del campo, por cuenta ajena y propia.

El 2 de abril de 1961 se creó el Seguro de Desempleo.

El 23 de diciembre de 1970 se creó la Ley de Empleo Comunitario.

Tampoco está de más recordar que en lo político:

El General Francisco Franco evitó que España participara en la Segunda Guerra Mundial; aunque haya quien diga que no lo dejaron o que no pudo. El caso es que España no participó, y Franco jugó a la ambivalencia y esperó a ver quién ganaba la Guerra. Bien poco le habría costado tomar el Peñón de Gibraltar como querían los alemanes y entrar de pleno en la Guerra.


El General Franco le evitó a España tener que sufrir guerras coloniales post II Guerra Mundial. Portugal, Inglaterra, Francia las iniciaron para mantener sus colonias (Canal de Suez, Irán, Vietnam, ¡Guerra colonial del imperio portugués hasta 1975!). La verdad es que tampoco estaba España para llevar a cabo guerras coloniales a fe de muchos, pero perfectamente podría haber entrado en esa dinámica con el RIF, en las provincias españolas de África… y no lo hizo.

El General Franco evitó que España cayera en la órbita de los países de la Unión Soviética. Parece una tontería, porque no hemos sufrido esta circunstancia, pero en muchos países del Este de Europa la imagen de la estrella roja de 5 puntas, en la actualidad tiene peor reputación que la esvástica nazi en la actualidad y la tienen prohibida por ley. Un pésimo recuerdo del socialismo real.

Durante el régimen del General Franco España funcionó bajo el imperio de la ley. Sin duda, sus leyes no eran las mejores y eran susceptibles de mejora; pero, lo que sí está comprobado es que no se gobernaba al estilo de Pedro Sánchez y compañía.

Para Hispanidad

Torreciudad: confusión, tensiones y una guerra eclesial mal gestionada



El conflicto en torno al santuario de Torreciudad, marcado por el enfrentamiento entre el Opus Dei y el obispo de Barbastro-Monzón, Ángel Pérez Pueyo, ha derivado en una crisis que combina decisiones unilaterales, tensiones con la Conferencia Episcopal Española y constantes apelaciones a Roma.

Desde el intento inicial del Opus Dei de lograr el reconocimiento diocesano de Torreciudad, las negociaciones se han visto frustradas por exigencias económicas desorbitadas, la polémica designación de un rector y la retirada de referencias al santuario en el anuario episcopal. Todo esto, sumado a las acusaciones del obispo contra medios como Infovaticana y la aparente fractura dentro de su propia diócesis, refleja un estilo de gobierno que ha profundizado la confusión y sembrado división entre los fieles.

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1)-Inicio de las negociaciones

Hace aproximadamente dos años, el Opus Dei solicitó formalmente al obispo de Barbastro-Monzón iniciar los trámites para que Torreciudad fuera reconocido como santuario diocesano, paso previo a su posible consideración como santuario nacional e internacional.

2)-Cambio de reglas por parte del obispo y un canon desorbitado

Las negociaciones avanzaban aparentemente bien, pero a mitad de camino el obispo Pérez Pueyo decidió cambiar las condiciones del acuerdo. Los más lenguaraces hablan de lo bien que se lo pasaba el cardenal Ghirlanda en su papel de consejero azuzador. Una de las exigencias más controvertidas fue la imposición de un canon anual de 600.000 euros a la Prelatura, una cantidad desproporcionada e injustificada. Esta demanda provocó el rechazo inmediato del Opus Dei y, posteriormente, un clamor en contra por parte de la opinión pública, que obligó al obispo a retirar su petición para evitar un mayor desgaste. A partir de este punto, las relaciones se deterioraron profundamente y el Opus Dei decidió plantarse.

3)-El conflicto del rector

En un intento de forzar la situación, el obispo solicitó al Opus Dei una terna de candidatos para elegir al nuevo rector del santuario. La Prelatura se negó rotundamente, argumentando que, según el acuerdo vigente entre ambas partes, la potestad de nombrar al rector de Torreciudad corresponde al Opus Dei y no al obispo diocesano. A pesar de esta negativa, el obispo Pérez Pueyo, en un acto unilateral, nombró a un sacerdote de su confianza, un anciano que apenas oficia misa los sábados. Una decisión simbólica y provocadora que solo logró aumentar la tensión.

4)-Intervención de Roma

El enconamiento de ambas posturas llevó al obispo Pérez Pueyo a buscar respaldo en Roma. El Papa Francisco, consciente de la gravedad del conflicto, nombró a un mediador plenipotenciario para discernir una solución que contentara a ambas partes. Actualmente, este mediador se encuentra en plena tarea de escucha y análisis. Mientras tanto, Pérez Pueyo continúa paseándose con frecuencia por Roma, buscando verse con el Papa para relatar lo mal que le tratan los del Opus Dei y, según cuentan algunos observadores, lamentarse bajo la columnata de Bernini como un mártir en vida.

5)-El anuario de la Conferencia Episcopal

En medio de este escenario enrarecido, la Conferencia Episcopal Española publicó su anuario de 2023, donde se trataba a Torreciudad como un santuario español más, con fotografías a todo color incluidas. Esta inclusión no pasó desapercibida: Infovaticana publicó la noticia en exclusiva y yo misma comenté la evidente contradicción. Si Torreciudad aparece como santuario en un documento oficial de la CEE, ¿no es esto un reconocimiento tácito de su estatus canónico, más allá de la indefinición que intenta imponer el obispo Pérez Pueyo?

6)-El enfado monumental del obispo

La publicación del anuario desató la ira del obispo de Barbastro-Monzón, que movió sus hilos en la CEE para retirar las referencias a Torreciudad y eliminar las fotografías. Una semana después, la Conferencia Episcopal accedió a la petición y modificó el anuario, además de emitir una nota de prensa para justificar el cambio. La nota explica que la inclusión fue un error y que, en realidad, Torreciudad no es un santuario, sino un oratorio semipúblico.

7)-Incoherencias y preguntas sin respuesta

Lejos de resolver el problema, la actuación de la Conferencia Episcopal ha generado aún más dudas. ¿Por qué el obispo Pérez Pueyo nombra a un rector de un oratorio semipúblico? Si Torreciudad no es un santuario, ¿cuál es la justificación para su intervención? ¿Qué sentido tiene la llamada “urgente” a la CEE para “arreglar” un entuerto que solo ha provocado más contradicciones? Y lo más preocupante, ¿por qué el gabinete de comunicación de la Conferencia Episcopal se presta a ser instrumento en una disputa personal, sin consultar al resto del episcopado, al Comité Ejecutivo o a la Permanente? Por su parte, el obispo Pérez Pueyo no ha dado explicaciones públicas, pero su actuación ha levantado críticas tanto por la su feligresía como en círculos más amplios de la Iglesia, incluyendo muchos de sus compañeros en el episcopado.

8)-Rebelión en Barbastro-Monzón

Como si esto fuera poco, otro hecho revela el profundo malestar en la diócesis de Barbastro-Monzón. El pasado 16 de diciembre, los sacerdotes de la diócesis celebraron su tradicional encuentro navideño en Torreciudad, como ocurre todos los años. Sin embargo, en esta ocasión, el obispo Pérez Pueyo no estuvo presente, al menos en la foto. Su ausencia resulta sintomática: a pesar de su enfrentamiento con los responsables del santuario y, por extensión, con el Opus Dei, sus sacerdotes decidieron reunirse igualmente en Torreciudad. ¿Estamos ante una rebelión tácita del clero diocesano, que ha optado por ignorar la posición de su obispo?

9)-Una batalla que daña a la Iglesia

Lo ocurrido en Torreciudad no es solo un conflicto administrativo o canónico, sino el reflejo de una gestión poco inteligente y dañina para la imagen de la Iglesia. La situación plantea dudas sobre la capacidad de las instituciones eclesiásticas para manejar de manera transparente y eficiente cuestiones que afectan no solo a los fieles locales, sino también a la imagen de la Iglesia en general. En un momento en el que la credibilidad de la institución está bajo escrutinio constante por esos medios laicistas en colaboración con reliprogres herejes, este tipo de incidentes no hacen más que profundizar las divisiones internas y sembrar confusión entre los fieles.

El caso de Torreciudad pone sobre la mesa la necesidad de un liderazgo claro y de una comunicación más eficaz dentro de la jerarquía eclesiástica, especialmente en asuntos que tienen un impacto significativo tanto espiritual como administrativo. Mientras en Roma buscan una solución, la pregunta persiste: ¿quién maneja realmente los hilos de esta crisis? Porque lo que ha quedado claro es que, en este caso, la vanidad y la torpeza han ganado la partida. Y los fieles, como siempre, son los grandes damnificados.

Aurora Buendía

Dios hecho Hombre para ser amado (Padre Alfonso Gálvez)





Homilía del padre Alfonso Gálvez del 20/12/80


DURACIÓN 8:47 MINUTOS