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sábado, 28 de diciembre de 2024

Quienes niegan que Jesús existió «no niegan a Jesús, niegan la historia»: el caso de Michel Onfray



Michel Onfray (n. 1959), un filósofo francés que se define como materialista y ateo y defensor de una ética hedonista, y con varias obras publicadas en español, acaba de publicar en Francia un libro titulado La teoría de Jesús. Biografía de una idea, donde sostiene que Jesucristo no existió.

Marco Fasol, precisamente un estudioso de las fuentes históricas del cristianismo y de reliquias como la Sábana Santa, autor de Jesús de Nazaret: ¿una historia verdadera? Los Evangelios a la luz de la ciencia, le ha respondido en el mensual católico de apologética Il Timone:

Onfray no niega a Jesús, sino la historia

Hace poco se ha publicado un libro de Michel Onfray, ensayista francés, titulado La teoría de Jesús. Biografía de una idea, quien en su anterior Tratado de ateología (2005) dejaba claros sus prejuicios y su mordaz resentimiento anticlerical.


La teoría de Jesús es una improbable exhumación de hipótesis mitológicas que tienen un par de siglos de antigüedad. La frase inicial es emblemática: "Creí en Dios y en Jesús mientras creí en Papá Noel". Es realmente increíble que en el siglo XXI todavía haya quien se burle de los lectores haciendo pasar su ignorancia de las fuentes históricas por una emancipación de los cuentos infantiles.

Sólo él, después de dos mil años de cristianismo, habría logrado "descubrir" que "Jesús es una criatura ideal, que existe única y exclusivamente en el mundo de las ideas" (pág. 23). Porque "no hay nada qué hacer: desde hace dos mil años no hay ninguna prueba de la existencia histórica de Jesús" (pág. 37). Luego, reconociendo haber exagerado, concede benévolamente: "¡Toda esa evidencia fue inventada o por Helena, madre del emperador Constantino, o por quienes seguían a esa pareja infernal!" (pág. 41).

Evidentemente, el autor cree que sus lectores no saben que los Evangelios se escribieron tres siglos antes de Constantino, y luego continúa con paradojas risibles como la de "Judas ahorcado por Jesús" (pág. 193), partiendo de la tesis básica de que Jesús "es simplemente un concepto, un personaje conceptual" (pág. 148).

Ahora bien, este libro es una clara demostración de cómo la ideología, los prejuicios y el resentimiento deforman la realidad histórica manipulando, tergiversando o simplemente ignorando los documentos objetivos.

Pruebas filológicas

La ciencia histórica no puede basarse en la acritud y los prejuicios anticlericales, sino que debe hacerlo en las fuentes históricas. Examinemos pues brevemente las fuentes históricas sobre Jesús.

'Últimas noticias de Jesús' (Espasa) de José María Zavala aborda diversas pruebas históricas y arqueológicas que demuestran la historicidad de Jesucristo y del relato evangélico. Un buen antídoto a las ignorancias o falsedades de Onfray.

Cualquiera que tenga algún conocimiento de los manuscritos antiguos sabe que los textos de los cuatro Evangelios canónicos y de todo el Nuevo Testamento son miles (5.000 manuscritos griegos y 8.000 latinos), que a menudo son muy antiguos y coinciden en lo esencial, aunque, por supuesto, no faltan los errores de copia, que, sin embargo, nunca afectan al contenido esencial.

»Los Evangelios son, con mucho, el texto más documentado de la Antigüedad en cuanto a número y antigüedad de manuscritos. Pensemos que, por el contrario, de César o Platón sólo tenemos una docena de manuscritos antiguos, de Tácito sólo un par y, por ende, defectuosos.


Cualquiera que conozca los textos originales de los Evangelios -escritos en griego- sabe que el léxico y la morfología sintáctica revelan una inconfundible matriz hebrea y aramea, las lenguas habladas por Jesús en su predicación. Se trata, pues, de textos cuyos autores escucharon directamente la predicación aramea de Jesús. Todos ellos fueron escritos en el siglo I, es decir, pocas décadas después de la muerte de Jesús. Han conservado algunas decenas de palabras arameas (abbà, amen, talita kumi, effatá, hosanna) y conservan la sintaxis propia del hebreo o del arameo más de un centenar de paralelismos antitéticos, varias decenas de paralelismos sinónimos, un centenar de pasivas teológicas (la creación originalísima de Jesús), repeticiones frecuentes que ayudan a la memoria, según una técnica tradicional propia del judaísmo y ajena al griego.Un origen tardío o mitológico de los Evangelios es insostenible en el plano filológico.

Criterio de concatenación

Evidentemente, el "lumbrera" de Onfray se cuida de no informar de estos rastros arameos incontrovertibles que refutan su ideología. Y también se cuida de no comparar el número de manuscritos del Nuevo Testamento con el de los autores paganos.

Luego llegamos a la investigación histórica sobre el núcleo genético del Evangelio: el relato de la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Onfray ignora por completo el criterio histórico objetivo de la explicación necesaria o la concatenación de los acontecimientos. Los historiadores de las últimas décadas han desarrollado este criterio, que resulta muy claro cuando se aplica a la "madre de todos los milagros" que es la resurrección de Jesucristo.

Este criterio puede formularse así: "Si, ante un conjunto de hechos que requieren una explicación coherente y suficiente, se ofrece una que ilumine y agrupe armónicamente todos esos elementos (que de otro modo seguirían siendo enigmas), entonces estamos en presencia de un dato (hecho, palabra) auténtico" (René Latourelle).

Un documental muy completo del sacerdote Álvaro García de Movellán sobre la autenticidad de los Evangelios.

El historiador debe partir de una certeza histórica derivada de todas las fuentes disponibles: Jesús murió en la cruz. Este acontecimiento está atestiguado por los 27 libros del Nuevo Testamento, por Flavio Josefo y Tácito, y por todos los primeros escritores cristianos.

Después de este espantoso suceso podemos comprender fácilmente el desconcierto psicológico y teológico de los discípulos en la tarde del Viernes Santo. No entendían por qué Dios había permitido esta muerte vergonzosa. Los discípulos se habían encerrado en el Cenáculo. No tenían recursos humanos para volver a levantarse. Con la sepultura del Maestro, habían quedado sepultadas también sus esperanzas. En este punto, un historiador objetivo puede recurrir a la prueba por reducción al absurdo, por analogía con la demostración de los teoremas matemáticos.

La prueba por reducción al absurdo

Por la vía de lo absurdo intentemos borrar la resurrección de Jesús de la historia; imaginemos por un momento que nunca ocurrió, que fue una invención de los discípulos. Examinemos lo que nos dicen las fuentes históricas sobre los acontecimientos posteriores. Todo el mundo -creyentes y no creyentes- reconocen que, al cabo de sólo tres días, los discípulos aparecieron radicalmente cambiados e iniciaron la mayor revolución ética y teológica de la historia. Es un vuelco inexplicable si se borrara el encuentro con el Resucitado. Anuncian a Jerusalén y al mundo entero que el crucificado, humillado, azotado y escarnecido es el único Dios verdadero.

Nótese que todos ellos eran judíos observantes, monoteístas de toda la vida. Nunca, jamás, habrían soñado con predicar la divinidad de un hombre a menos que tuvieran pruebas firmes, capaces de hacer añicos sus convicciones más profundas. Muchos de ellos murieron mártires para dar testimonio de ello.

Un cambio tan radical, del desconcierto del Viernes Santo a la proclamación entusiasta, sólo es históricamente comprensible si los discípulos vieron realmente algo extraordinario. Y todas las fuentes nos dicen que realmente se encontraron con Jesús resucitado, que les explicó el significado de su muerte y el valor ético de su victoria, no con la espada, sino con el amor y el perdón.

En conclusión, si un historiador suprimiera los encuentros del Resucitado con los discípulos, no sólo amputaría todos los documentos, sino que convertiría en absurdo e incomprensible el paso del Viernes Santo al Domingo de Resurrección. Corresponde al lector elegir entre la teoría del "mito de un Jesús conceptual" y la investigación de la ciencia histórica sobre los documentos y el criterio de concatenación de los acontecimientos.

Pedro Sánchez consolida el estado policial: crea la Aesia, un paso más hacia la censura bajo la excusa de regular la Inteligencia Artificial




El Gobierno de Pedro Sánchez continúa cimentando su trayectoria hacia un estado cada vez más controlador, policial y represivo. La creación de la Agencia Española de Supervisión de Inteligencia Artificial (Aesia), que estará operativa en 2025, supone un nuevo y preocupante ataque a la libertad de expresión bajo el pretexto de la regulación tecnológica. Este organismo, cuya excusa es la de supervisar y sancionar el supuesto «mal uso» de la Inteligencia Artificial (IA), en realidad es una herramienta destinada a instaurar un sistema censor que limite aún más las voces disidentes en nuestro país.

Un marco sancionador disfrazado de regulación

La Aesia comenzará sus inspecciones en febrero de 2025 y, a partir de agosto del mismo año, tendrá plenas competencias sancionadoras. Con sede en A Coruña, este organismo dependerá del Ministerio para la Transformación Digital y de la Función Pública, dirigido por Óscar López. Según la información facilitada por el Ejecutivo en el Congreso, contará con 80 empleados y un presupuesto inicial proporcionado por el Ministerio.

Aunque oficialmente, y como excusa para su implantación, su propósito es garantizar el desarrollo responsable de la IA, resulta evidente que su verdadera misión va mucho más allá. La Aesia, en lugar de limitarse a establecer criterios éticos para la tecnología, se convertirá en un brazo represivo para atacar cualquier noticia o contenido generado por IA que no se alinee con las narrativas del Gobierno

Censura al servicio de un estado policial

El despliegue de la Aesia no debe analizarse en un vacío. Se suma a un conjunto de medidas tomadas por el Ejecutivo de Sánchez que apuntan a su afán de controlar la información. Desde la Ley de Memoria Democrática hasta las restricciones en redes sociales, el Gobierno ha mostrado su predisposición a coartar la libertad de expresión bajo diferentes excusas.

En este caso, la Inteligencia Artificial se presenta como la bandera de una regulación necesaria, pero la historia nos enseña que estas iniciativas tienden a derivar en sistemas punitivos.

Las multas previstas para el «mal uso» de la IA no solo afectarán a grandes corporaciones, sino también a pequeñas empresas, pymes y startups, generando un clima de autocensura.

La estrategia del Estado policial

El control de las tecnologías emergentes es una táctica habitual de dictaduras y tiranías comunistas. Al centralizar la supervisión de la IA en un organismo estatal, Sánchez asegura que cualquier herramienta que pueda poner en evidencia las irregularidades de su Gobierno esté bajo su dominio. La posibilidad de que la Aesia censure noticias o investigaciones generadas por IA es alarmante, y más aún si consideramos el creciente uso de estas tecnologías en medios de comunicación independientes.

Según los datos proporcionados por el propio Gobierno, la Aesia no solo inspeccionará prácticas prohibidas de IA, sino que también tendrá potestad para sancionar, lo que incluye la capacidad de determinar qué contenidos cumplen o no con la normativa. Esto abre la puerta a un sistema en el que cualquier información contraria al Ejecutivo podría ser eliminada o castigada.

Un paso más hacia el control total

El nacimiento de la Aesia confirma la deriva dictatorial de Sánchez. Bajo el pretexto de proteger a los ciudadanos, el Gobierno se asegura de tener la capacidad de silenciar cualquier voz discordante. ¿Quién decidirá qué prácticas de IA son aceptables? ¿Cómo se garantizará que la supervisión no se convierta en censura? Estas preguntas quedan sin respuesta mientras el Ejecutivo sigue avanzando hacia un modelo de control absoluto.

Las sociedades y el estado de derecho no se consolidan permitiendo que los Gobiernos coarten las libertades individuales, sino garantizando un equilibrio entre regulación y derechos fundamentales. La creación de la Aesia, lejos de ser una medida para el desarrollo ético de la IA, es un nuevo capítulo en la construcción de un estado policial donde la libertad de expresión se encuentra cada vez más amenazada.

El Vaticano se «Luce» en un país multicolor: caricaturizar lo divino



¡Por dónde empezar con este desastre estilístico! A primera vista, esta mascota parece más adecuada para promocionar una línea de juguetes coleccionables que para representar la solemnidad de un Jubileo. Un evento que debería invitar a la reflexión espiritual, a la comunión con Dios y a la tradición, se ve empañado por una caricatura infantil que parece sacada de un videojuego móvil.

¿Dónde queda el respeto por la liturgia y la herencia religiosa? “Luce”, con sus ojos enormes y brillantes, su impermeable amarillo y su apariencia de dibujo animado, transmite cualquier cosa menos profundidad espiritual. Este intento de “modernizar” la imagen de la Iglesia demuestra un desconcertante alejamiento de sus raíces. ¿De verdad pensaron que un personaje estilo kawaii era la forma ideal de inspirar la peregrinación y el recogimiento?

Luce y sus amigos —Faith, Xin y Sky— son presentados como embajadores de los valores del Jubileo: esperanza, fe y resiliencia. Pero este cuarteto multicolor parece más un intento desesperado por acumular likes en Instagram que una invitación seria a la conversión. En lugar de elevar los corazones y las mentes hacia Dios, estas figuras parecen diseñadas para entretener, diluyendo el mensaje de la fe en el lenguaje vacío de la cultura pop.

Es inevitable preguntarse si quienes aprobaron esto entienden el peso histórico y teológico de un Jubileo. Convertir un evento de este calibre en un espectáculo marketinero trivializa su esencia. En lugar de animar a los fieles a profundizar en la fe, parece estar dirigido a ganar aplausos superficiales en convenciones de cómics o ferias comerciales.

La elección del diseñador, Simone Legno, conocido por su trabajo con marcas comerciales y su participación en iniciativas del «gay pride», solo añade leña al fuego. Aunque el Vaticano insiste en que Luce “resuena con los jóvenes”, uno no puede evitar preguntarse: ¿por qué no buscar un artista que entienda y respete profundamente la riqueza espiritual y la tradición de la Iglesia? ¿Por qué recurrir a un estilo más enfocado en vender camisetas que en inspirar conversiones?

Además, el detalle del rosario en colores del arcoíris, en el contexto actual, no es casual ni inocente. Aunque la Iglesia insiste en que representa la alianza con Dios, sabemos bien cómo este símbolo se ha cargado de significados que no siempre reflejan los valores del Evangelio. ¿Es ésta otra de esas “aperturas al diálogo” que, lejos de evangelizar, solo confunden?

Estamos ante una Iglesia de palabras huecas y altisonantes, que prefiere discursos llenos de “esperanza inclusiva”, “diálogo cultural” y “puentes con la modernidad”, mientras Cristo queda relegado a un segundo plano, si es que aparece. Se habla mucho de gilipolleces —como estas mascotas animadas— y muy poco de lo que realmente importa: la cruz, el sacrificio, el pecado, la redención.

Una Iglesia que no proclama a Cristo no tiene nada que ofrecer. Hablan de “esperanza” como si fuera un eslogan, pero olvidan que la esperanza cristiana está anclada en la resurrección, en la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte. ¿Dónde está ese mensaje? No está en Luce ni en sus amigos, ni en los discursos del Dicasterio para la Evangelización que parecen más salidos de una agencia de relaciones públicas que de un organismo apostólico.

Lo que verdaderamente necesitamos no son caricaturas ni estrategias vacías para “conectar con los jóvenes”. Necesitamos una Iglesia que confronte al mundo con la verdad, que se atreva a decir lo que incomoda y que rechace estas tonterías de moda que solo alejan a las almas de lo que realmente salva.

El problema no es solo Luce; es lo que ella representa. Este tipo de iniciativas son síntomas de una Iglesia que parece más interesada en adaptarse al mundo que en transformarlo con el poder del Evangelio. En su afán por “dialogar” con la cultura moderna, corre el riesgo de perder de vista su misión esencial: proclamar la verdad de Cristo, sin adornos ni diluciones.

El Jubileo no necesita estrategias de marketing vacías ni personajes infantiles para ser relevante. Necesita líderes que comprendan la importancia de la dignidad, la solemnidad y la tradición. Porque cuando la Iglesia renuncia a su carácter contracultural, deja de ser luz para el mundo y se convierte en una sombra más de su espíritu secular.

Si esto es lo mejor que pueden ofrecer para el Jubileo, entonces es un reflejo preocupante de nuestra desconexión con lo esencial. Lo que los jóvenes necesitan no es una mascota, sino una Iglesia valiente que les hable de la cruz, del sacrificio, del pecado y de la vida eterna. En lugar de distraernos con dibujos animados, pongamos nuestros ojos en Cristo. Porque al final del día, no será un personaje estilo kawaii quien nos salve, sino el Salvador mismo.

¿Queréis conectar con los jóvenes? Habladles del Evangelio. ¿Queréis inspirarlos? Mostradles el ejemplo de los santos. Porque en el camino hacia la eternidad, la esperanza que no decepciona no tiene forma de caricatura, sino de fe vivida con radicalidad y amor.

Aurora Buendía

¿Jesucristo Existió? | "Papa Benedicto Vive" | ¿Deseo Amar a Jesús? | Me Voy a Cielo o al Infierno?



Duración 14:37 minutos