El presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez, no ha sido invitado a la ceremonia de investidura de Trump como presidente de EEUU
Significativamente, Trump ha invitado a Santiago Abascal, presidente de Vox, el tercer partido más votado de España y el único que apoyó la candidatura del dirigente republicano hacia la Casa Blanca. Sánchez recoge ahora los resultados de su relación amistosa con toda clase de dictadores y patrocinadores del terrorismo.
Ayer, Sánchez calificó a Trump y a los invitados a su investidura como la "internacional ultraderechista", afirmando que "no tienen en democracia lo más importante: el poder del voto".
La afirmación de Sánchez es tan estúpida como falsa, si tenemos en cuenta que Trump ha ganado las elecciones en su país con 77,3 millones de votos (el 49,87%), el mejor resultado en el colegio electoral para un candidato republicano desde George H. W. Bush en 1988. Por el contrario, en 2023 Sánchez perdió las elecciones en España con 7,8 millones de votos (el 31,68%), comprando los apoyos para su reelección con el dinero de todos los españoles y con medidas abiertamente corruptas y anticonstitucionales como la amnistía para sus socios separatistas condenados por el golpe de 2017 en Cataluña.
Por lo demás, si dos líderes democráticos como Trump y Abascal son una "internacional ultraderechista", como afirma Sánchez (que tiene entre sus aliados a los partidarios de dictaduras como Cuba y Venezuela y a los herederos de la banda terrorista ETA), ¿cómo debemos llamar a la internacional de dictadores y patrocinadores del terrorismo que está cultivando Sánchez? Veamos algunos ejemplos.
Sánchez con Xi Jinping, el dictador de la República Popular de China, un régimen totalitario responsable de uno de los mayores genocidios de la historia.
Sánchez con Miguel Díaz-Canel, dictador de Cuba, un régimen totalitario comunista que gobierna en esa isla sin elecciones libres desde 1959, violando los derechos humanos y torturando a los disidentes políticos.
Pedro Sánchez con Tamim bin Hamad Al-Thani, monarca absoluto de Qatar, una dictadura islámica donde los partidos políticos están prohibidos y no hay elecciones libres, que persigue a los cristianos, discrimina a las mujeres y castiga la homosexualidad con la prisión, además de ser uno de los principales patrocinadores de la organización terrorista Hamás.
Pedro Sánchez con Hassan Rouhani, dictador de Irán entre 2013 y 2021, un régimen islamista que ha asesinado a decenas de miles de personas por motivos políticos, que discrimina de forma brutal a las mujeres, persigue a los cristianos, ahorca a los homosexuales y es uno de los principales promotores mundiales del terrorismo islamista.
Pedro Sánchez con Mahmoud Abbas, dictador de la Autoridad Nacional Palestina, que gobierna Judea y Samaria (también llamadas Cisjordania) sin convocar elecciones desde 2006.
Sánchez con Abdelfatah Al-Sisi, dictador de Egipto desde 2014, cargo que ocupó tras un golpe de Estado en 2012.
Sánchez con Mohamed bin Salman, primer ministro de Arabia Saudí, una monarquía absoluta que promueve el Islam salafista, persigue a los cristianos, discrimina a las mujeres y encarcela a los homosexuales.
Sánchez con el dictador turco Recep Tayyip Erdogan, un aliado y patrocinador de Hamás y que ha calificado a ese grupo terrorista como "grupo de liberación" tras la masacre perpetrada por esos criminales contra Israel el 7 de octubre de 2023, la mayor matanza sufrida por el pueblo judío desde el Holocausto.
Sánchez con el comunista Gustavo Petro, antiguo miembro del grupo terrorista M-19 y cuya campaña para conquista la presidencia de Colombia se financió con dinero procedente del narcotráfico y el contrabando, para una vez en el poder dedicarse a destrozar la democracia en ese país, con gestos autoritarios cada vez más parecidos a los de Sánchez.
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