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martes, 25 de marzo de 2025

La democracia como 'pérdida de tiempo': el PSOE asume una consigna de los totalitarios


La ministra portavoz del gobierno, la socialista Pilar Alegría, 
en la rueda de prensa celebrada este martes 25 de marzo en La Moncloa.

España está contemplando como su gobierno recorre, cada vez con más descaro, el camino que nos aleja del sistema democrático.



Los signos de autoritarismo del gobierno de Pedro Sánchez

El gobierno de Pedro Sánchez, una coalición de socialistas del PSOE y los comunistas de Sumar, empezó a recorrer ese camino con su intento de controlar el Poder Judicial, su ataques a derechos constitucionales (como los que hizo confinando ilegalmente a los españoles durante la pandemia), su concesión de privilegios penales a sus aliados (los más escandalosos han sido los recogidos en la amnistía otorgada a los líderes del golpe separatista de 2017) y su colonización política de toda clase de instituciones (convirtiendo el Estado en una agencia de colocación de militantes y simparizantes socialistas).

A la lista de actitudes antidemocráticas de este gobierno hay que añadir sus ataques a la libertad de información (copiando las recetas del dictador Vladimir Putin para controlar a los medios de comunicación), su falta de transparencia (tenemos el gobierno más opaco que ha habido en España en casi medio siglo de democracia) y su constante desprecio a la labor de control del Parlamento, en el cual Sánchez y sus ministros se dedican sistemáticamente a contestar cualquier pregunta de la oposición con ataques a sus rivales y sin ofrecer ninguna explicación, además de ser el gobierno que más decretos ha aprobado en el actual régimen democrático, recurriendo de forma cotidiana a un mecanismo que la Constitución limita a casos de "extraordinaria y urgente necesidad".

El partido de Pedro Sánchez perdió las últimas elecciones generales

Esto no lo está haciendo un gobierno con mayoría absoluta: es un gobierno de un partido que perdió las últimas elecciones generales y que compró su permanencia en el poder haciendo toda clase de concesiones ilegales a sus socios separatistas, endosando a los españoles la cada vez más abultada factura que deja el afán de Sánchez por aferrarse al poder a cualquier precio. Lo que está pasando en España no es algo nuevo en la historia: es un caso típico de creencia en la idea de que todo vale en política y de desprecio a los contrapesos democráticos, dos ingredientes que nunca faltan en aquellos países sometidos a una deriva autoritaria.

El gobierno dice que presentar los presupuestos es «perder el tiempo»

Hoy mismo hemos visto la última exhibición de falta de respeto a la democracia por parte de este gobierno. En una rueda de prensa en el palacio de La Moncloa, la portavoz del gobierno, la ministra Pilar Alegría, ha dado a entender que el gobierno no presentará los presupuestos "para no perder el tiempo", ya que carece de los apoyos necesarios para poder aprobarlos. Esto es una violación del Artículo 134 de la Constitución, que señala la obligación del gobierno de presentar los Presupuestos Generales del Estado con carácter anual.

Hay que señalar que los presupuestos llevan prorrogados desde 2023 por la incapacidad del gobierno para obtener los apoyos necesarios para aprobar unos nuevos. La diferencia este año es que el gobierno ya ni siquiera se quiere esforzar por cumplir su deber de presentarlos. Pretender gobernar al margen del Parlamento, a pesar de estar en minoría, y para ello asume una de las consignas habituales de los totalitarios, que consiste en presentar la democracia como una "pérdida de tiempo", frente a la cual el modelo autoritario se autorretrata a sí mismo como un ejemplo de eficacia y ahorro.

Deben convocarse unas nuevas elecciones y que los españoles decidan

No debemos tolerar esto. Que el gobierno deba rendir cuentas ante el Parlamento no es una pérdida de tiempo: es uno de los pilares de la democracia, un sistema de gobierno que podrá tener muchos defectos, pero que es mucho mejor que todas las alternativas conocidas. Quienes presentan la democracia como una pérdida de tiempo son los que pretenden gobernar como en una dictadura, que es precisamente lo que Sánchez y su gobierno están haciendo en España.

Ante esa deriva autoritaria, los españoles debemos pedir con más fuerza e insistencia la convocatoria de nuevas elecciones. Si el gobierno carece de los apoyos necesarios para gobernar, la alternativa no debe ser que Sánchez ejerza el cargo como si fuese un dictador. España es una democracia y si el gobierno no puede cumplir sus deberes, debe renunciar y dar paso a que los españoles elijan uno nuevo. Lo contrario es instalarnos en un modelo político que es muy del gusto de los socialistas (basta con ver lo ocurrido en Venezuela) pero que debería provocar el rechazo de todos los demócratas.

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