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martes, 22 de abril de 2025

"El Papa Francisco ha generado el desconcierto en la Iglesia" (Fernando Paz)



Duración 7:57 minutos

El Cónclave que viene: ¿Quién será el próximo Papa?



En las sombras de la Capilla Sixtina, los cardenales serán testigos y actores de una elección que marcará el futuro de la Iglesia. Como en toda gran historia, hay héroes, villanos y figuras ambiguas que podrían inclinar la balanza en una u otra dirección.

He querido esbozar tres listas: La terna de los que, modestamente, desearía ver en la sede de Pedro, los que tienen posibilidades reales, más allá de mis gustos, y aquellos cuya elección me helaría la sangre. Y, por encima de todo, hay un nombre que merece una mención especial.
Los tres que elegiría

Entre los nombres que despuntan hay tres que podrían contribuir a restablecer el daño causado en los últimos años a la Iglesia:

Willem Jacobus Eijk (Países Bajos): Un cardenal de hierro en un país que se ha convertido en uno de los cementerios de la fe en Europa. Médico y teólogo, ha denunciado sin tapujos la crisis moral de Occidente y la laxitud doctrinal en la Iglesia. Sería un Papa dispuesto a restaurar la claridad en la enseñanza y a devolver el sentido de lo sagrado.

Péter Erdö (Hungría): Primado de Hungría, intelectual de peso y con experiencia de gobierno. Su pontificado podría traer orden y estrategia en un momento de confusión.

Malcolm Ranjith (Sri Lanka): Ex secretario de la Congregación para el Culto Divino, defensor acérrimo de la liturgia tradicional y crítico con los abusos postconciliares. Benedicto XVI le tuvo en alta estima y le confió diversas tareas clave. En su país ha sabido lidiar con tensiones interreligiosas y gobernar con mano firme. En Roma, sería un Papa con el objetivo de restaurar el sentido de lo sagrado, sin miedo a desandar los caminos errados.
Los que tienen posibilidades reales

Más allá de mis preferencias, la realidad vaticana marca otras tendencias. En el tablero de poder hay tres nombres que, por distintos motivos, parecen estar en la recta final:

Pietro Parolin (Italia): El eterno candidato. Como Secretario de Estado, ha sido el arquitecto de la política diplomática de Francisco, pero su papel en el desastroso acuerdo con China debería bastar para inhabilitarlo. Sin carisma de pastor ni experiencia conocida. Un pontificado suyo podría significar una continuidad pragmática, sin grandes sacudidas, pero también sin un rumbo claro en lo doctrinal.

Matteo Zuppi (Italia): Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, mediador en conflictos internacionales y hombre de confianza del Papa actual. Su cercanía con la Comunidad de San Egidio le otorga una red de influencia global, aunque en ambas direcciones. Como sacerdote, negoció con ETA en nombre de San Egidio, y su elección supondría, en muchos aspectos, el papado de Andrea Riccardi. Es visto como un “Francisco II”, con su mismo énfasis en los temas sociales y ecuménicos, pero con una mayor capacidad de gestión.

Luis Antonio Tagle (Filipinas): Carismático, cercano y con la etiqueta de “papable” desde hace años. Escuela de Bolonia, su nombramiento como Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos fue interpretado como un guiño a su candidatura. Es el rostro del catolicismo asiático y, para muchos, la continuación natural del actual pontificado.

Pierbattista Pizzaballa (Italia/Israel): El Patriarca de Jerusalén es otro de los nombres de ‘consenso’ que suena con fuerza. Su figura se ha revalorizado en estos últimos meses por su papel en la guerra de Gaza. El cardenal llegó a ofrecerse a los terroristas de Hamas a cambio de los rehenes israelíes. Su figura es vista con buenos ojos tanto por conservadores como por progresistas como un papable que sea capaz de volver a unir a la Iglesia dividida.

Timothy Dolan (Estados Unidos): El arzobispo de Nueva York podría verse beneficiado del ascenso de Trump en Estados Unidos. Dolan sabe moverse en ambientes muy variopintos y podría ser considerado por muchos cardenales como un posible sustituto que sepa entenderse con las nuevas fuerzas políticas que emergen en Occidente.
Los tres que más miedo me dan

No es cuestión de alarmismo, pero hay nombres que generan preocupación. Cardenales que podrían consolidar una tendencia ya marcada, llevando a la Iglesia a territorios inciertos:

Blase Cupich / Robert McElroy (EE.UU.): Mencionados juntos porque representan lo mismo: el ala más progresista del episcopado estadounidense. Cupich, cercano a la línea de Francisco, ha sido un promotor de la “Iglesia inclusiva”. McElroy, aún más radical, ha abogado por una moral más “flexible” y ha sido un defensor del acceso de políticos abortistas a la comunión.

Jean-Claude Hollerich (Luxemburgo): Relator del Sínodo sobre la Sinodalidad, abiertamente favorable a una revisión de la moral sexual de la Iglesia. Su elección marcaría un cambio de rumbo en la doctrina, con consecuencias imprevisibles.
INFOVATICANA

Michael Czerny (Canadá): Es prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. Es conocido por sus mensajes de corte social en defensa de la inmigración y del ecologismo.

Mención especial: Robert Sarah

En esta ecuación falta un nombre que sería, sin duda, el mejor candidato: Robert Sarah. El cardenal guineano, ex Prefecto de la Congregación para el Culto Divino, es un hombre de oración, con una visión clara y una fe inquebrantable. No está en ninguna de las tres ternas porque tiene categoría propia: tiene posibilidades reales, pero su perfil no encaja con ninguna de las otras clasificaciones. A su favor corre el hecho de que, con 79 años, su pontificado no sería largo, lo que podría ser un factor de consenso entre los electores que buscan evitar una guerra abierta en el cónclave.

Jaime Gurpegui

Empieza el ruido: el cardenal Zen planta cara al primer intento de maniobra en el cónclave



No ha pasado ni un día desde el fallecimiento del Papa Francisco, y ya suenan los primeros pasos de los que no están dispuestos a tolerar ni trampas ni prisas en el proceso de sucesión.

El primero en alzar la voz ha sido el cardenal Joseph Zen, obispo emérito de Hong Kong, quien ha desafiado abiertamente la decisión del Colegio de Cardenales de iniciar mañana martes 22 de abril a las 9:00 de la mañana —¡tan pronto!— las Congregaciones Generales en el Vaticano.

Zen ha enviado un breve pero contundente comunicado, que la periodista Diane Montagna ha publicado en exclusiva, en el que plantea una pregunta que resuena como una bofetada a quienes pretenden precipitar el proceso: «el cardenal Zen quiere saber por qué hay tanta prisa en comenzar. ¿Acaso se pretende dejar fuera a los que vienen de lejos —a los “viejos” de las periferias, como él mismo dice— simplemente porque no pueden llegar a tiempo? ¿Y eso de que “no están obligados” a asistir… significa que se les quiere disuadir de hacerlo? ¿O tienen, sí o no, derecho a estar presentes?»

El miedo se ha ido. Con Francisco todavía de cuerpo presente, los cardenales han empezado a hablar. Y ya no hay quien los detenga.

Que sea precisamente Zen quien inaugure esta nueva etapa de libertad no es casual. Encarcelado por el régimen comunista chino, abandonado por la diplomacia vaticana de Francisco y ninguneado por buena parte de la curia, el anciano cardenal se ha convertido en símbolo de resistencia. Ahora levanta la voz para advertir que los que vienen del otro lado del mundo no aceptarán componendas ni acelerones sospechosos.

Las Congregaciones Generales son el espacio donde los cardenales deben prepararse espiritualmente para el cónclave, compartir información y discernir juntos lo que el Espíritu dice a la Iglesia. Manipular su inicio para favorecer candidaturas o excluir a quienes no puedan llegar a tiempo sería una grave traición al proceso.

Este es solo el primer ruido. Y no será el último. Porque si algo ha quedado claro en esta primera jornada de sede vacante es que el temor reverencial a las decisiones papales ha desaparecido. El reinado del miedo ha terminado. Y los cardenales, por fin, vuelven a hablar

Jaime Gurpegui

¿Dónde está ¡oh muerte! tu victoria? (Padre Alfonso Gálvez)

ADELANTE LA FE


Duración 29:27 minutos

miércoles, 16 de abril de 2025

Cuenta atrás para que Sánchez destruya el Valle de los Caídos: Mayo de 2026



Duración 15:36 minutos

La reciprocidad en el amor entre Dios y los hombres (Padre Alfonso Gálvez)



Homilía del 28 de marzo de 2010,
 festividad del Domingo de Ramos

Duración 40 minutos

El Valle de los Caídos. Por fin un documento firmado




Los rumores, los líos, las explicaciones, los desmentidos y las matizaciones no son más que una forma de explicar sin hacer públicos los documentos. Sabemos que el cardenal secretario de estado del Vaticano, Parolin, y el ministro de la presidencia de España, Bolaños, firmaron un acuerdo para la resignificación de todo el conjunto del Valle de los Caídos, hoy de Cuelgamuros. Acuerdo cuyo contenido desconocemos. Sí que lo hay, pero nada más.

Conocemos lo que se nos ha dicho: que se garantiza la permanencia de la cruz, y que seguirán la comunidad benedictina y el culto en la basílica. Lo que se nos ha dicho. Pero nos falta mucha documentación que aclare lo que llega en rumorología. Por ejemplo, lo que hacía referencia al prior, P. Santiago Cantera, cuya salida del Valle, según él mismo, les fue impuesta, que sería bueno saber por quién.

También sabemos que hubo filtraciones de las notas o cartas intercambiadas entre el ministro Bolaños y el cardenal Cobo, pero no el contenido exacto de las mismas.

Es decir, hay un acuerdo Parolin - Bolaños, del que no conocemos más que la existencia, y un intercambio Bolaños - Cobo que más de lo mismo.

Ayer hemos podido conocer el primer documento oficial sobre el asunto: el pliego de condiciones para la resignificación del Valle de los Caídos. Esto no son rumores ni explicaciones generales.

Entre otras cosas en este pliego podemos leer lo siguiente:

El pasado 4 de marzo de 2025 se suscribió un Acuerdo entre los representantes de la Iglesia Católica y del Gobierno de España, representado este último por el ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, por el que se estableció el alcance de los proyectos, que deberán respetar los siguientes grados de intensidad de la intervención.

Es decir, que todo lo que se va a llevar a cabo, especialmente en la basílica, está aceptado por los representantes de la Iglesia católica, se supone que es lo firmado con Parolin.

1. En el interior de la Basílica, el Altar y las bancadas adyacentes se conservarán como espacios destinados al culto religioso. Por ello, las intervenciones para la resignificación de carácter artístico y museográfico no alcanzarán dichos espacios.

Altar y bancadas adyacentes. ¿Dos, tres, cinco, doscientas?

2. El resto de los espacios del interior de la Basílica (vestíbulo, atrio, espacio intermedio, nave desocupada, cúpula (pero sin Altar) y capillas del Santo Sepulcro y del Santísimo) no están destinados al culto y podrán ser objeto de intervenciones de naturaleza artística y museográfica para la resignificación del lugar. Dichas intervenciones serán compatibles con la celebración de actos de culto en el espacio del Altar y de las bancadas adyacentes.

Sigo. Según el acuerdo firmado con la Iglesia, eso al menos dice el gobierno, todo lo demás no está destinado al culto. ¿No está destinada al culto la capilla del Santisimo?

3. En el exterior de la Basílica, en el ámbito de la gran plaza/explanada, se ubicará el centro de interpretación. Se recomienda explorar los condicionantes físicos del subsuelo para su posible implantación bajo rasante.

Como no conocemos todos los documentos, a uno le vienen a la cabeza unas cuantas preguntas. Por ejemplo, ¿lo de dejar reducida la basílica al altar y unas cuantas bancadas adyacentes, cargándose hasta la capilla del Santísimo, lo ha aceptado la Iglesia o es una triquiñuela más del gobierno? ¿La salida del P. Cantera fue algo normal de cambio de comunidad (si puede ser considerado normal saltar por encima del voto de estabilidad) o una imposición de quién y para qué? ¿El acuerdo Parolin - Bolaños es una simple concesión de la iglesia o contempla algún tipo de contraprestación como es normal cuando hay acuerdos? ¿Y en ese caso, qué ha ofrecido el gobierno? ¿Cuál es el contenido de las notas intercambiadas Bolaños - Cobo?

Estoy convencido de que con los documentos en la mano todo quedaría claro. Y hoy por hoy lo único por escrito y con acceso público son las bases para el proyecto de resignificación, en las que se dice claramente que la basílica queda reducidísima a un altar y unos bancos. No dejan ni la cúpula. ¿Esto lo ha aceptado expresamente la Iglesia como se dice en el proyecto? Si es verdad, que nos digan a cambio de qué, si es que hay un “de qué". Si no lo es, lo desmientan.

Jorge González Guadalix

Solo hay dos sexos: Hombre y Mujer. Una verdad biológica que incomoda al globalismo




En un contexto internacional cada vez más dominado por la ideología de género y la imposición de postulados anticientíficos, Estados Unidos, Argentina y Hungría han marcado un precedente de sentido común y valentía.

En un hito histórico, el Parlamento de Hungría ha protegido constitucionalmente una verdad tan elemental como el binarismo de género, con 140 votos a favor y 21 en contra. El nuevo texto de la Constitución húngara consagra una obviedad científica: solo existen dos sexos biológicos, “hombre” y “mujer”. Una postura clara, firme y sin complejos frente a la ideología de género.

Si aún quedaban dudas sobre el rumbo que están tomando algunas naciones, durante la reciente conferencia anual de la Comisión de la ONU sobre la Mujer, Estados Unidos y Argentina reafirmaron que solo existen dos géneros: masculino y femenino. Una afirmación que responde no solo a criterios biológicos y científicos, sino también al respeto por la verdad, la lógica y la libertad frente al dogmatismo ideológico.

El representante de EE.UU. ante Naciones Unidas fue tajante al afirmar: “sólo hay dos géneros”, y declaró que su país únicamente respaldaría una declaración que empleara un “lenguaje claro y preciso que estableciera que las mujeres son biológicamente mujeres y los hombres son biológicamente hombres”.

En la misma línea, el diplomático de Argentina reafirmó la binariedad sexual en términos claros: hombre y mujer. Un planteamiento que contrasta abiertamente con el discurso cada vez más confuso y contradictorio de la ONU, atrapada en su propio entramado ideológico, de ingeniería social y terminología ambigua.

Es un triunfo que, frente a la dictadura cultural promovida desde los foros internacionales, EE.UU., Argentina y Hungría se hayan erigido en referentes de claridad frente a la confusión y el sectarismo globalista. Han recordado algo elemental: las categorías de hombre y mujer no son construcciones sociales ni percepciones subjetivas, sino realidades objetivas, sustentadas en la biología y esenciales para la vida en sociedad.

Resulta esperanzador constatar que aún existen naciones con la claridad y el coraje necesarios para hacer frente al delirio ideológico que impera en instituciones como la ONU, cuyo propósito original —la defensa de los derechos humanos universales— ha sido desplazado por una agenda sectaria y antinatural.

Sorprende —aunque cada vez menos— el silencio cómplice de buena parte del feminismo ante estas agresiones ideológicas. Muchas de sus líderes, que aseguran defender a las mujeres, atrapadas por su propio radicalismo, han renunciado a lo evidente: si no se reconoce que solo existen hombres y mujeres, el propio concepto de mujer se desvanece. Resulta irónico que quienes dicen luchar por los derechos de las mujeres guarden silencio cuando se niega su existencia biológica. En lugar de respaldar a países como Hungría, EE.UU. y Argentina, optan por atacarlos, demostrando que su lucha no es por la mujer, sino por una ideología.

En medio del relativismo y la confusión reinantes, EE.UU., Argentina y Hungría han ofrecido una auténtica lección de sentido común y coherencia. Su ejemplo debe inspirar al resto de naciones que aún valoran la verdad, la biología y la libertad.

No estamos ante una cuestión de opinión, sino de realidad. Cuando una ideología necesita negar lo que la naturaleza muestra con total claridad —que solo existen dos géneros: hombre y mujer—, es señal inequívoca de que ha perdido todo vínculo con la razón.

martes, 15 de abril de 2025

La Iglesia vs el Valle de los Caídos, por Luis Felipe Utrera Molina


EL ESPAÑOL DIGITAL


Luis Felipe Utrera-Molina es licenciado en Derecho y Asesoría de Empresas por la Universidad Pontificia de Comillas, socio del prestigioso bufete J.Y. Hernández-Canut Abogados y árbitro de las Cortes de Arbitraje de Madrid, Corte Española de Arbitraje y de la Corte del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid.La Duquesa de Franco designó a Luis Felipe como albacea universal y contador partidor de su herencia.

¿A qué atribuye esa obsesión del gobierno con el Valle de los Caídos y lo que significa?


El Gobierno busca fundamentalmente dividir a los españoles con objeto de anatemizar a una parte de los ciudadanos y fidelizar a los votantes de izquierda, evitando que puedan “contaminarse” con todo lo que signifique la derecha sociológica de España. Para dividir han utilizado dos armas que para mí son verdaderamente satánicas: el odio y la mentira. Son las tres patas de la estrategia del gobierno (división, mentira y odio). Con la mentira y el odio han logrado la división, incluso la división entre los fieles católicos.

Yo ya predije este ataque al Valle tras la profanación de Franco. Muchos obispos pensaron que ya les dejarían en paz y yo les dije que no sabían con quién se estaban jugando los cuartos. El Gobierno tiene clarísimos sus objetivos y no van a parar hasta conseguirlos. Al otro lado no tienen a nadie con la firmeza necesaria para defender lo que nos es propio, un templo, un lugar de culto y su entorno.

¿Por qué resignificar el Valle sería reescribir la Historia?

La resignificación no es más que un eufemismo. Quieren utilizar nuestras propias obras para someternos a una denigración. Buscan utilizar un lugar sagrado para maldecirlo. Pretenden defender un relato absolutamente falsario de la historia y buscar el enfrentamiento y no la reconciliación, como era el espíritu inicial y fin con el que se construyó. Nos quieren hacer recordar que una mitad de españoles masacró a la otra mitad, en definitiva convertir el Valle en un museo de los horrores del franquismo. Buscan la caricaturización y demonización de toda una época. No podemos permitir que vuelvan a enfrentar a los españoles porque asegura la hegemonía cultural y una falsa superioridad moral de la izquierda. La derecha se ha plegado a la izquierda durante mucho tiempo sin poner pie en pared y ya es tiempo de reaccionar.

A nivel legal el hecho de que el Valle pertenezca a Patrimonio Nacional, ¿les da el poder de hacer lo que quieran? ¿Qué límites legales hay?


El tema de la titularidad se está utilizando de forma torticera, pues aquí no hay problema de titularidad sino de jurisdicción. El Valle de los Caídos, al ser una basílica y un lugar de culto, goza de inviolabilidad tal y como consagra el artículo 1-5 de los acuerdos Iglesia y Estado del año 1979. La inviolabilidad significa que el Estado y sus agentes carecen de jurisdicción para realizar actuación alguna sin permiso de la autoridad del recinto.

El problema para ellos es que la autoridad de la basílica estaba en el prior, el Padre Santiago Cantera. Roma ha negociado con el Estado que ellos tomen esa decisión sobre el cese del prior renunciando a la autoridad que les corresponde, como sucede con la Iglesia en China. No se puede justificar esta negociación. No tengo ninguna duda de que el objetivo final será derribar la Cruz. Ellos avanzan por erosión ante la debilidad de la Iglesia, que no defiende lo propio.

¿Cómo valora la destitución del Padre Santiago Cantera?

Lo más doloroso, humillante e inexplicable es que la Iglesia haya permitido que el Estado influyese en la destitución del Padre Cantera y se le haya desterrado del Valle, pese al voto de estabilidad que tienen los benedictinos. Me parece especialmente grave que un obispo sugiriese que el prior haya accedido voluntariamente a su cese para facilitar las cosas. Esto es mentira. El Padre Cantera ha sido desterrado y le han obligado a irse y han dado órdenes a los obispos de no declarar nada al respecto, igual que pasó en la exhumación de Franco.

Pienso que se han excedido todos los límites y a mí se me han quitado las ganas de respetar a quién no se hace respetar, de respetar a quién, siendo pastor y teniendo que dar ejemplo, ha contribuido con el mal permitiendo que triunfe. No me vale de nada que el arzobispado de Madrid saque una nota triunfalista en la que nos vendan la idea de que ha conseguido salvar la Cruz y a los benedictinos. Si seguimos así, creo que lo mejor que podemos hacer es volar la Cruz nosotros para evitar que el Valle se convierta en un museo de los errores y un espacio de odio y enfrentamiento entre españoles.

¿Debería ser declarado cuanto antes el Valle, Bien de Interés Cultural para blindarse contra futuros abusos de poder?

La Comunidad de Madrid tiene una responsabilidad enorme porque desde el primer momento ha hecho dejación de su responsabilidad, pues sin duda ninguna es competente para declarar el Valle de los Caídos como Bien de Interés Cultural. Esto es así mientras la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos no haya sido extinguida. El problema es que no hay voluntad política de hacerlo. La excusa que dio la Comunidad de Madrid es que la Ley de Memoria Democrática prevé la extinción del Valle de los Caídos, el ejercer la competencia supondría una deslealtad institucional al Gobierno de la nación. Esto lo tiene que saber todo el mundo porque es muy grave.

Plataforma 2025 y otras asociaciones tratan de organizar la resistencia contra los ataques al Valle. Pero, ¿Qué debemos hacer los españoles?

Primero tenemos la obligación de denunciar públicamente lo que es una actuación moralmente ilícita por parte de la jerarquía de la Iglesia. Los católicos tenemos que ser conscientes de que la Iglesia no solo es la jerarquía sino somos todos los fieles. La Iglesia como Cuerpo Místico de Cristo ha sobrevivido 2025 años, a pesar de los errores de la jerarquía. 

 

Los católicos seglares debemos de ser conscientes de que somos Iglesia y de que tenemos derecho a denunciar actuaciones que nos parecen contrarias a la moral y a los principios de caridad. La Iglesia está renunciando a defender lo que es propio de todos los católicos. No podemos permanecer callados ante una verdadera infamia como es dejar en manos de los que representan el odio y el mal un lugar sagrado que se erigió para el hermanamiento y la reconciliación bajo la Cruz y los brazos de la Virgen. El cardenal Osoro me dijo algo que me dejó estremecido. El Gobierno le había pedido por carta que deshiciese la bendición que en su día se había hecho del panteón de hombres ilustres. Esto me parece algo satánico porque denota que no les es indiferente, que saben de la existencia de Dios y que les molesta lo sagrado. El cardenal Osoro les dijo que evidentemente él no podía deshacer ninguna bendición del pasado.

Javier Navascués

El gobierno pretende que el Valle de los Caídos se asemeje al Memorial del Holocausto de Berlín



El Ministerio de Vivienda del gobierno social-comunista de España ha convocado un certamen que busca transformar el conjunto monumental del Valle de los Caídos en un espacio inspirado en referentes internacionales como el Memorial al Holocausto de Berlín. La Basílica será gravemente alterada por la transformación. De hecho, sólo se salvará el altar. El resto, incluidas las capillas del Santísimo y el Santo Sepulcro se verán afectadas.

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(InfoCatólica) El Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana ha convocado un concurso internacional de ideas para la resignificación del Valle de Cuelgamuros. El certamen pretende reactivar el conjunto monumental y su entorno desde una perspectiva artística, arquitectónica y paisajística, con el fin de convertirlo en un lugar que refleje las tesis históricas e ideológicas del propio gobierno.

Memorial del Holocausto

El objetivo del concurso es seleccionar propuestas que proporcionen una nueva mirada sobre el conjunto ubicado en San Lorenzo de El Escorial (Madrid), siguiendo el modelo de actuaciones internacionales como el Memorial al Holocausto de Berlín, de Peter Eisenmann. Según el Ministerio, se trata de una apuesta por transformar un espacio con una fuerte carga simbólica e histórica en un ámbito de «aprendizaje, encuentro y proyección hacia el futuro».
En ese sentido, conviene recordar que, efectivamente, en España los católicos sufrieron algo muy parecido a un holocausto, cometido por parte de la izquierda durante la II República y la Guerra Civil, cuando miles de mártires -obispos, sacerdotes, frailes, monjas y seglares- fueron asesinados por odio a la fe
La iniciativa se desarrollará en torno a tres grandes proyectos: un proyecto de resignificación, que actuará sobre todo el conjunto monumental; un proyecto arquitectónico, centrado en el diseño de un centro de interpretación para exposiciones y restauración; y un proyecto de musealización, que articulará el discurso expositivo tanto en dicho centro como en el interior de la basílica.
Innovador e inclusivo

El Ministerio señala que las propuestas deberán garantizar un enfoque respetuoso, innovador e inclusivo, alineado con los principios de la memoria democrática y los Derechos Humanos, que exactamente lo contrario de lo que representaron los antepasados políticos e ideológicos del actua goberno. Se ha indicado que se valorará especialmente la incorporación de soluciones alejadas de los planteamientos conmemorativos tradicionales.

El ámbito de actuación comprende todo el conjunto del Valle de Cuelgamuros, incluyendo elementos como el Mirador de la Cruz —de 150 metros de altura—, la Basílica excavada en la roca, la Exedra con veinte arcos clásicos, y la gran Explanada de 30.600 m², organizada en terrazas y escalinatas.

Lo que dijo la CEE

Cabe recordar que el Secretario General y Portavoz de la Conferencia Episcopal Española, explicó de la siguiente manera el acuerdo al que había llegado la Iglesia con el gobierno:

«El planteamiento que presentó la Iglesia fue la conservación siempre de la Basílica y el mantenimiento del culto católico en el lugar, como lugar de oración por la paz, la reconciliación y por todos los caídos en la nefasta guerra civil española. Segundo, la presencia de una comunidad monástica en el lugar para atención de la Basílica; y tercero, que la Cruz no se podía destruir, puesto que es una expresión del amor, de la entrega, del perdón por parte de Jesucristo».

Actuaciones en la Basílica: solo se salva el altar

El pliego del concurso para la resignificación establece límites claros en torno al altar mayor de la basílica, un espacio que permanecerá inalterado en virtud de su función litúrgica. Según el documento, este elemento central del conjunto monumental no podrá ser objeto de intervenciones artísticas ni museográficas en el marco del proyecto de resignificación.

Sin embargo, sí se podrá actuar sobre las Capillas del Santo Sepulcro y del Santísimo. Así se lee en la página 44 del pliego:

«El resto de los espacios del interior de la Basílica (vestíbulo, atrio, espacio intermedio, nave desocupada, cúpula —pero sin Altar— y capillas del Santo Sepulcro y del Santísimo) no están destinados al culto y podrán ser objeto de intervenciones de naturaleza artística y museográfica para la resignificación del lugar. Dichas intervenciones serán compatibles con la celebración de actos de culto en el espacio del Altar y de las bancadas adyacentes».

Resulta altamente significativo que se considere que unas capillas no están destinadas al culto. ​

Dos fases

El concurso se celebrará en dos fases. En la primera, que durará dos meses, se seleccionarán hasta diez propuestas finalistas. En la segunda, también de dos meses, los finalistas presentarán versiones desarrolladas de sus ideas, y el jurado elegirá la ganadora. En total, se estima una duración de seis meses para el desarrollo completo del certamen, tras el cual se formalizará un contrato con la propuesta seleccionada.

Un libro necesario para tiempos decisivos: «La Misión Histórica de España»



En tiempos convulsos, cuando los enemigos de la patria atacan sin pudor nuestra memoria histórica, nuestra unidad y nuestros valores más esenciales, de vez en cuando surgen obras que iluminan el camino. Y La Misión Histórica de España, editado por Luz de Trento, es precisamente eso: un libro indispensable que todo español con conciencia nacional debe leer.

En un contexto donde la desmemoria, la tergiversación y la imposición ideológica se han convertido en herramientas de ingeniería social, este libro surge como una respuesta firme, rigurosa y luminosa. Una obra que, como pocas, recupera con brillantez el alma de España y la razón de ser de nuestra nación.

Una obra coral de primeras espadas

Coordinado por el historiador Fernando Paz, el libro reúne a un elenco de autores de primer nivel: Fray Santiago Cantera, Alberto Bárcena, José Luis Orella, Blás Piñar Gutiérrez, Cásar Olivera, don Ángel David Martín Rubio y Javier Barraycoa. Todos ellos, con un profundo conocimiento histórico y una fidelidad incuestionable a la verdad, desarrollan cada capítulo con la seriedad y profundidad que merece el tema.

Esta obra colectiva aborda cuestiones de capital importancia para entender lo que verdaderamente ha sido, es y debe seguir siendo España. Entre los capítulos más destacados se encuentran:

«LA ESENCIA CATÓLICA DE ESPAÑA»


«EL NACIMIENTO DE ESPAÑA. El reino visigodo y el III Concilio de Toledo»


«LA RECONQUISTA. Recuperar lo perdido: ser es defenderse»


«LA ESPAÑA DE LOS REYES CATÓLICOS. Reforma y vocación de unidad»


«EL SIGLO DE ORO. El Imperio en el que nunca se ponía el sol»


«LA HISPANIDAD. La evangelización de América, la gran obra de España»


«LAS REVOLUCIONES LIBERALES. El camino hacia el abismo»


«LAS GUERRAS CARLISTAS. La lucha entre dos concepciones de España»


«LA II REPÚBLICA Y LA GUERRA DE ESPAÑA. El triunfo de la Revolución y la Cruzada de Liberación»


«LA ERA DE FRANCO. España recupera su grandeza y su libertad»


«LA TRANSICIÓN. Del Estado nacional al Estado liberal y de partidos»

Cada capítulo está cuidadosamente documentado y tiene como fin despertar en el lector la conciencia nacional y el amor por una historia gloriosa que nos quieren hacer olvidar.

Este libro no es una revisión más. Es una reafirmación de nuestra misión universal como nación católica, forjada en siglos de historia, luchas y gestas al servicio de la civilización cristiana.

Menéndez Pelayo, faro y guía

En el centro del mensaje de esta obra resuena con fuerza la célebre cita de Marcelino Menéndez Pelayo, que condensa la esencia misma de nuestra identidad histórica:


«España, evangelizadora de la mitad del orbe; España, martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio…; ésa es nuestra grandeza y nuestra unidad; no tenemos otra. El día en que acabe de perderse, España volverá al cantonalismo de los arévacos y de los vetones o de los reyes de taifas».

Esa advertencia, formulada en otro siglo, hoy adquiere una actualidad dramática. Porque es exactamente lo que estamos viviendo: la fragmentación de España, la pérdida del sentido de misión, y el abandono de nuestra raíz cristiana.

Un llamado a la conciencia nacional

La Misión Histórica de España no es un libro más para coleccionar en la estantería. Es un manual de combate cultural, una defensa de la verdad histórica y una llamada a la acción para quienes no estamos dispuestos a rendirnos ante el relato oficial que pretende borrar nuestra alma nacional.

Con 240 páginas de contenido profundo y bien documentado, este libro está disponible por 20€ (+ 5€ de gastos de envío hasta cinco ejemplares). Para pedidos superiores, se puede consultar directamente los gastos de envío.

Para adquirirlo, basta con escribir a: luzdetrentoeditorial@gmail.com

Un libro para los que no se rinden

En definitiva, estamos ante una obra que todo patriota español debería leer y difundir. Porque no basta con indignarse ante los ataques a nuestra historia: es hora de conocerla a fondo, defenderla y transmitirla. Y para ello, este libro es una herramienta poderosa.

lunes, 14 de abril de 2025

De Cruzada a Guerra Civil Por Rodrigo Menéndez Piñar


He querido esperar un tiempo ─con el sosiego de unos días de reflexión y de conocimiento de las diversas noticias y artículos─ hasta escribir sobre el pacto del Gobierno con las autoridades eclesiásticas sobre El Valle de los Caídos, su “resignificación” y la “salvaguarda” del culto y de la simbología religiosa del gran monumento.

Cualquier persona con sentido común repararía en el espíritu de revanchismo, odio y venganza que mueve a sus promotores, siendo un paso más a la exhumación forzosa de los restos mortales de Francisco Franco y otras análogas. Y, también, cualquier persona con sentido común se daría cuenta de la poca y frágil ─¿quizá ninguna?─ oposición a estos atropellos por parte de la jerarquía eclesiástica. Se intentará dilucidar si esto último se debe a ciertas concesiones para evitar consecuencias indeseables ─la ausencia de explicaciones no ayuda a clarificarlo─; si a un simple y llano sometimiento a la presión gubernamental; o si, incluso, a una cierta anuencia ideológica para que la Igleisa sea aceptable para la democracia. Habría que considerar la hoja de ruta, dizque marcada por Roma, siendo quizá la actuación de la jerarquía española un simple reflejo de lo dictado por instancias superiores. Además, se debería preguntar a la orden benedictina en qué medida se resistió, pues tiene una responsabilidad directa sobre “lo suyo” ─mucho más suyo que del arzobispo de la capital, por ejemplo─. En todo este proceso habrá informaciones sesgadas ─como la “salida impuesta” de Santiago Cantera de la comunidad benedictina─ o lecturas parciales, destacando la “unanimidad” dentro de la Conferencia Episcopal. Todo lo anterior lo dejo a mejores conocedores en la materia que quien suscribe, sin quitar nada a las muchas y muy acertadas plumas que van saliendo a la palestra.

A mi modo de ver, mucho antes de las leyes de “memoria histórica o democrática” se ha dado una reelaboración falsaria de los acontecimientos de la contienda bélica de 1936-1939. De aquí viene todo, no nos engañemos. Y mucho antes de las “resignificaciones” que se van produciendo con la colaboración del estamento eclesial ─sea de omisión, tácita o, incluso, positiva─ ha habido un giro copernicano en la consideración del papel que desempeñó en la guerra la fe católica y el apoyo moral de la jerarquía, tanto romana como española.

La guerra comienza tras un tiempo de terribles vejaciones y tropelías en el último período de la República contra el alma de España, cuyo principio configurador no es otro que la fe católica. Se produce, providencialmente, un levantamiento cívico-militar para restaurar el orden y la justicia y para defender los fundamentos de la civilización cristiana. No se trata de una guerra de odio fratricida o de querellas entre hermanos, sino de la difícil y peligrosa tarea de defender y restaurar los derechos y el honor de Dios y de la Religión (Pío XI, 14 de septiembre de 1936) frente al comunismo, que en España no ha derribado alguna que otra iglesia, algún que otro convento; sino que, siempre que le fue posible, destruyó todas las iglesias, todos los conventos y hasta toda huella de religión cristiana, aunque se tratase de los más insignes monumentos del arte y de la ciencia. El furor comunista no se ha limitado a matar Obispos y millares de sacerdotes, de religiosos y religiosas, escogiendo precisamente a los que con mayor celo se ocupaban de los obreros y de los pobres: sino que ha hecho un número mucho mayor de víctimas entre los seglares de toda clase, que aún ahora son asesinados cada día, en masa, por el mero hecho de ser buenos cristianos o, al menos, contrarios al ateísmo comunista (Pío XI, 19 de marzo de 1937).

Cuando terminó la guerra, las primeras palabras de la Santa Sede ─en este caso ya Pío XII─ fueron las siguientes:
Con inmenso gozo Nos dirigimos a vosotros, hijos queridísimos de la Católica España, para expresaros Nuestra paterna congratulación por el don de la paz y de la victoria (la negrita es mía), con que Dios se ha dignado coronar el heroísmo cristiano de vuestra fe y caridad, probado en tantos y tan generosos sufrimientos […]. La Nación elegida por Dios como principal instrumento de evangelización del Nuevo Mundo y como baluarte inexpugnable de la fe católica, acaba de dar a los prosélitos del ateísmo materialista de nuestro siglo la prueba más excelsa de que por encima de todo están los valores eternos de la religión y del espíritu […]. Persuadido de esta verdad el sano pueblo español, con las dos notas características de su nobilísimo espíritu, que son la generosidad y la franqueza, se alzó decidido en defensa de los ideales de la fe y la civilización cristianas, profundamente arraigados en el suelo fecundo de España; y ayudado por Dios, «que no abandona a los que esperan en Él», supo resistir al empuje de los que, engañados con lo que creían un ideal humanitario de exaltación del humilde, en realidad no luchaban sino en provecho del ateísmo (Pío XII, 16 de abril de 1939).
Esta posición de la Santa Sede no era sino un coronamiento de la posición moralmente unánime del episcopado español, que quedó consignada de manera precisa en la famosa Carta colectiva del 1 de julio de 1937, encabezada por el primado de España, el cardenal Gomá. No es necesario reproducir los largos pasajes de esa carta que todos pueden leer con tranquilidad. Sirvan de ejemplo de la toma de postura de la jerarquía unas palabras de Gomá en otra ocasión. Cuando se liberó Toledo el 27 de septiembre de 1936, el arzobispo de la sede toledana, envió un mensaje radiofónico con una clara consigna de gozo y alegría: ¡Toledo es nuestro! Es un mensaje lleno de regocijo, pero a la vez profundo y grave, pues daba cuenta de que a Toledo se le iba a arrancar su alma cristiana, porque iba a ser de los sin Dios o contra Dios; y sin Dios, sin Jesucristo nuestro Dios, le falta a Toledo el espíritu que la vivifique y la clave que interprete sus maravillas. Toledanos, albricias: Toledo vuelve a ser nuestro. Al difundirse ayer la gran nueva se llenó España de júbilo; porque en Toledo radica el espíritu genuinamente español. Ella es el centro espiritual de nuestra patria. Es la ciudad de los Concilios, de la unidad católica, del cristianísimo imperio español, que tuvo su trono en el Alcázar. Ahí, en Toledo, se apoyó y se movió durante siglos el resorte de todas nuestras grandezas.

Alguno podría pensar que estas declaraciones son una cesión a la epopeya ideológica que pretende justificar las propias acciones. El mismo Gomá, con el conocimiento que da el tiempo y las circunstancias, escribió un artículo casi dos años después en el que señala en qué se concretaba esta lucha de cosmovisiones irreconciliables:
Mientras en el Alcázar se escribía una epopeya incomparable, la ciudad era presa de tragedia horrenda. El robo y el pillaje, organizados por bandas de ladrones, «científicos» y vulgares; matanzas en masa de ciudadanos pacíficos, el cogollo de la Ciudad Imperial. ─«Pero ¡si va lo mejor de la ciudad!»─ decía una sencilla mujer, a la vista de un grupo numerosísimo de ciudadanos que iban a ser fusilados; la tortura de unas semanas interminables, vivida entre todos los horrores; la conmoción tremenda, por tres veces, del peñón en que la ciudad se asienta, causada por la explosión de las minas del Alcázar; la orgía callejera, infernal, que parecía el canto del triunfo definitivo de la barbarie sobre la civilización cristiana de siglos, encarnada en nuestra ciudad… (18 de agosto de 1938).
La consideración moral de la guerra es clara: una Cruzada en defensa del orden natural y cristiano frente a las fechorías y desmanes de sus enemigos. Claro que las autoridades de entonces no obviaban que una guerra siempre trae gravísimos males y hay que evitarla, mientras sea posible. Por eso, se esforzaron por la conquista de una paz estable en la que hubiese una reconciliación entre los españoles. Signo preclaro de esa reconcilación es la gran cruz de El Valle de los Caídos y el extraordinario complejo monumental que alberga a los de un bando y de otro. Pero es una paz, fruto de la victoria; es una España reconciliada, fruto de haber regado sus campos con la sangre de sus mejores hijos; y es una Cruz imponente, fruto de no haber arriado la bandera de Cristo, esencia de nuestra Patria. Esto es lo que no se puede olvidar.

No es que la Iglesia “tomase postura” o “eligiese un bando”. Ni siquiera es que se viera obligada por la persecución a ponerse bajo el amparo del bando sublevado. Es que la misma vida de la Iglesia ─si de verdad nos creemos eso de que “la Iglesia somos todos los cristianos”─ desencadenó un alzamiento en defensa de Dios y de España, tomando cada uno el papel que le pudiera corresponder: los sacerdotes y religiosos rezando, atendiendo espiritualmente al pueblo y sufriendo el martirio con caridad heroica; los militares cumpliendo con su deber de defender a España; los seglares de todo tipo y condición: unos tomando las armas, otros ayudando en todo lo posible fuera del frente; los obispos ─sufriendo doce de ellos el martirio─, fortaleciendo moralmente a sus ovejas, a la vez que procurando todas las posibles gestiones materiales y diplomáticas para atenuar los efectos devastadores de una guerra…; pero todos ellos católicos, todos ellos Iglesia. Esto es lo que no se puede olvidar.

Podrían multiplicarse tanto los testimonios históricos que no se acabaría este artículo. Solo queda hacer un llamamiento y poner verdad en las conciencias para que no olviden lo que no se puede olvidar. No es cuestión ni de equilibrios ni de polarizaciones o sandeces memocráticas. Es una cuestión de verdad histórica, con los matices que pueda adquirir esa presentación de la verdad con el paso del tiempo. El día en que una gran parte del estamento eclesial y del pueblo español olvidaron esto, ese día se pusieron los cimientos de los pactos y las resignificaciones.

Y ese día fue hace décadas. A qué quejarse tanto del presidente del gobierno o del arzobispo de la capital, a no ser que en esta queja se incluyan los trabajos sistemáticos de “resignificación” tras la muerte de Franco ─incluso antes─. A qué tanta queja, si la mayoría ha estado muy a gusto con el Estado desde la Transición, rompiendo así con los siglos de historia hispánica. Fue esa historia y ese alma de España lo que se defendió el 18 de julio; y sus vestigios ─vestigios, sí, pues así los quiso la mayoría democrática─ son hoy los atacados en El Valle de los Caídos. Por eso es tan simbólico y tan trascendente.

No es la ofensiva a una persona que gobernó 40 años España, sino a lo que representa; no es un mero símbolo religioso, por muy grande que sea, lo que molesta, sino lo que ese símbolo y esa obra representan: la esencia de España. Y, antes de los enemigos de hoy, los “amigos” de ayer olvidaron y renegaron de España, porque lo hicieron de la Cruzada. Señalemos las causas, no sólo las consecuencias.

Es triste ver cómo los enemigos tienen más razón que muchos de “los nuestros”, pues nos atacan porque nos consideran defensores de un orden político cristiano que ha vivificado la historia de España; mientras que “los nuestros” reniegan de aquello que se les achaca, pasando por abogados del consenso democrático. ¿No sería más noble reconocerse hijos y descendientes de los grandes del pasado? Si sólo insistimos en que la Cruz es signo de reconciliación, como una especie de mantra del olvido, ignorando quiénes lucharon por esa Cruz, nos colocamos en una posición inexistente. Hay que elegir entre la barbarie y la civilización. Nuestros antepasados tuvieron que elegir, incluso cuando esa elección tenía graves y dolorosas consecuencias.

¡Despierta pueblo español! Has caído en la trampa de que hubo una guerra civil que hay que olvidar. Esa ha sido la desgracia: la hemos olvidado. Ellos no. La historia no se olvida, sino que se aprende de ella. Una lección de la que puede ser un símbolo representativo Francisco Franco. Más allá de los juicios propios que de todo su gobierno se puedan hacer, no se le puede negar ser representante de la “Victoria del 18 de julio” y de una voluntad clara y firme de auténtica paz y reconciliación, alcanzada mediante la lucha armada y consignada para la historia en El Valle de los Caídos. A causa de todo lo que hizó y lo que representaba recibió el máximo reconocimiento y distinción por parte de la Santa Sede.

Fue una Cruzada. Lo fue, aunque dentro de una misma patria y, por eso, fue también guerra civil. Entre hermanos, sí. Desearíamos que nada semejante se produzca de nuevo, pero más debemos desear la defensa de aquello por lo que lucharon nuestros mayores y que quedó simbolizado en las pétreas estructuras de El Valle de los Caídos.

En la adaptación cinematográfica a la leyenda artúrica de Jerry Zucker (El primer caballero, 1995), el Rey Arturo (Sean Connery) sostiene una conversación con el antagonista de la película, Meleagante (Ben Cross). Éste acude a negociar, pretendiendo el influjo sobre el reino de Lyonesse, pero choca con la postura firme de Arturo:

– Otros pueblos viven con otras leyes, Arturo. ¿O es acaso la ley de Camelot la que rige el mundo entero?

– Hay leyes que esclavizan a los hombres, y leyes que los liberan. O nos preocupamos de que la justicia, bondad y lealtad sean justicia, bondad, y lealtad para todos los pueblos de Dios Nuestro Señor, o seremos otra más de esas tribus saqueadoras.

– Vuestras hermosas palabras os apartan de la paz y os conducen a la guerra

– Hay una paz que sólo está al otro lado de la guerra. Si ha de llegar esa guerra, yo lucharé.

Les invito a hacer este ejercicio de memoria histórica y no dejar que los que atacan El Valle de los Caídos tengan más razón que nosotros.

Rodrigo Menéndez Piñar

Biznieto de defensores del Alcázar de Toledo

Nieto de requeté y marinero voluntario de la Cruzada

Sobrino de mártires in odium fidei

12 de abril de 2025

Santiago Cantera confirma que se le ha «impuesto» su salida del Valle de los Caídos


[El 10 de abril ya se anunció esto mismo en Infovaticana. Éste es el enlace: Santiago Cantera es desterrado del Valle de los Caídos ]

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A través de un comunicado difundido en redes sociales, Santiago Cantera habría confirmado a personas próximas de su círculo íntimo la exclusiva adelanta por InfoVaticana: su salida del Valle de los Caídos no es voluntaria.

En estas últimas hora aún quedaban algunos ciegos que no querían ver lo evidente y preferían clavarse a un clavo ardiendo para que no se les desmoronase su discurso, pero el propio damnificado de toda esta operación, el padre Santiago Cantera, ha confirmado en un breve mensaje que se ha visto obligado a tener que salir de la abadía.

Les ofrecemos el comunicado íntegro:
Agradezco de corazón el apoyo, la cercanía, el afecto y las oraciones de todas aquellas personas que me están mostrando su dolor por esta situación. Aunque todo esto que estoy viviendo con mi comunidad nos haya sido impuesto, lo acogemos con mirada sobrenatural y con la paz que el mundo no es capaz de dar, sino que sólo Dios puede proporcionar. Por mi parte, el hecho de tener que ausentarme de la que es mi comunidad, con la cual la comunión es total y estamos todos unidos, y aunque se me haya impuesto de esta manera violentar mi voto benedictino de estabilidad, es una ocasión de la que Dios se vale para proporcionarme un tiempo de descanso físico y mental y de retiro espiritual que realmente necesitaba y que me hará crecer interiormente y en mi adhesión al Buen Dios de amor y misericordia. Pido, por tanto, a las personas que desean verme o ponerse en contacto conmigo, que respeten el retiro y la paz que necesito durante un tiempo y, más adelante, ya tendremos ocasión de encontrarnos de nuevo. A todas las encomiendo en mis oraciones y estamos unidos en los Corazones de Jesús y de María.
P. Santiago Cantera, OSB

Utrera Molina denuncia la claudicación de la Iglesia con el Valle de los Caídos




El reciente acuerdo entre el Gobierno de Pedro Sánchez y la jerarquía eclesiástica sobre el futuro del Valle de los Caídos ha despertado una tormenta de indignación en ciertos sectores del catolicismo español.

Luis Felipe Utrera Molina, jurista y católico confeso, ha alzado la voz en un artículo publicado en La Razón para denunciar lo que considera una traición eclesial sin precedentes: la renuncia silenciosa a la inviolabilidad de uno de los principales templos católicos de España y la aceptación, sin resistencia, de la llamada “resignificación” del conjunto monumental.

Utrera Molina acusa directamente a la jerarquía eclesiástica de haber cedido ante lo que califica como “intenciones sacrílegas e iconoclastas” del Ejecutivo. En su denuncia, expone que se ha negociado la salida del prior Santiago Cantera, la limitación del espacio destinado al culto en la Basílica y la conversión del resto del recinto en un centro de interpretación guiado por el relato de la memoria histórica promovido por la izquierda. Todo ello —denuncia— sin que se haya defendido la esencia espiritual del enclave ni los derechos de las familias de los más de 33.000 fallecidos allí enterrados.

Desde una perspectiva jurídica, el autor recuerda que la Basílica del Valle de los Caídos goza de protección internacional como lugar de culto en virtud del Acuerdo entre España y la Santa Sede de 1979, lo que le confiere carácter de inviolabilidad frente a cualquier intervención del poder estatal. En este sentido, critica con dureza que la Iglesia haya omitido este argumento central, cediendo en la práctica a las exigencias del poder político sin la más mínima resistencia pública ni doctrinal.

Más allá de la dimensión legal, el texto de Utrera Molina es también una profunda reflexión moral. Lamenta lo que interpreta como una rendición “vergonzante” ante un gobierno que —en sus palabras— “ha hecho de la mentira y el odio su credo”. Señala que no se puede pactar con el mal, ni justificar la cesión de un cementerio religioso al Estado sin incurrir en una traición al espíritu de reconciliación y oración que inspiró la creación del Valle.

“El silencio en estas circunstancias me convertiría en cómplice de una inexplicable villanía”, escribe, apelando a la responsabilidad individual de los fieles. Su alegato no es solo una llamada de atención a la jerarquía eclesiástica, sino una exhortación a la conciencia de todos aquellos católicos que contemplan con desazón cómo la Iglesia se arrodilla —según él— ante los dictados del poder temporal, olvidando el ejemplo de los mártires que murieron sin renunciar a su fe.

En un clima marcado por la tensión entre memoria, política y religión, las palabras de Utrera Molina reabren el debate sobre el papel de la Iglesia en el espacio público y su relación con el poder. Lejos de ser una simple crítica interna, su texto es un grito de alarma sobre la desfiguración de un símbolo espiritual y la amenaza —según él— de una Iglesia muda ante el avance de la ideología y el olvido.

Éxito: Holanda recula y pone el freno a la locura trans en el país pionero de la cultura de la muerte



Una marcha atrás histórica en la ideología de género

Holanda, referente histórico de la izquierda ideológica más radical en Europa, ha comenzado a despertar de su experimento ideológico. Tras décadas liderando las políticas más agresivas contra la vida y la identidad humana —desde el aborto hasta la eutanasia—, el país da ahora un paso atrás en materia trans. Es una rectificación doblemente significativa: no solo supone una victoria frente a la imposición ideológica, sino que ocurre en uno de los países más avanzados en la ingeniería social izquierdista.

La Cámara de Representantes ha votado a favor de una moción para bloquear la ampliación de la ley trans, la misma que pretendía eliminar la necesidad de evaluación psicológica para el cambio de sexo y permitirlo incluso a menores de 16 años. La iniciativa, impulsada por el partido SGP, exige al Gobierno retirar el texto en el plazo de un mes.

Lo que España quiere copiar, otros ya lo han prohibido

Mientras en España la izquierda sectaria sigue promoviendo sin freno la legislación trans, en otros países empiezan a reconocer los estragos que esta deja a su paso. La advertencia de la psiquiatra infantil Caroline Eliacheff en nuestro país fue clara: «Durante los últimos 30 años, si un menor quería cambiar de sexo se le aplicaba el denominado protocolo neerlandés: bloqueadores de pubertad y hormonas cruzadas. Pero tras observar sus resultados perniciosos e irreversibles está prohibido en Finlandia, Noruega, el Reino Unido y estados norteamericanos«.

Esta denuncia no fue escuchada por el Gobierno de Pedro Sánchez ni por la exministra, la comunista Irene Montero, que tomaron como modelo precisamente la ley trans holandesa y los protocolos experimentales de la Clínica de Ámsterdam, pionera en administrar GnRHa para bloquear la pubertad en niños. ¿El resultado? Miles de menores españoles convertidos en conejillos de indias hormonales.
Consecuencias irreversibles y ninguna responsabilidad

El mito de que estas intervenciones no tenían efectos secundarios ha sido desmontado por investigaciones científicas recientes. Los efectos son tan graves que muchos países —incluyendo potencias como Suecia, Finlandia o Reino Unido— ya han prohibido estos tratamientos en menores. Pero lo más alarmante es que nadie asumirá responsabilidades por los niños que, desde los 8 años, han sido sometidos a tratamientos irreversibles con daños físicos y psicológicos permanentes.

Holanda, al menos, ha reaccionado. La votación de su Parlamento para frenar la ampliación de la ley transgénero es una señal de que se va por buen camino. Y aunque la normativa aún no ha sido derogada completamente, el bloqueo al proyecto que buscaba facilitar el cambio de género sin control médico es un claro paso hacia la sensatez.

España sigue ciega en su fanatismo ideológico

Frente a esta ola de rectificación internacional, España sigue aferrada a su delirio sectario legislativo, promovido por el lobby trans con la complicidad de los partidos del gobierno de coalición socialista y comunista. La ley impulsada por Irene Montero no solo permite el cambio de sexo a menores sin control profesional, sino que prohíbe a los padres oponerse, criminaliza la objeción de conciencia de los médicos y persigue toda crítica como discurso de odio.

Mientras Holanda rectifica, en nuestro país se aplaude la mutilación hormonal y quirúrgica de menores como si se tratara de un acto liberador. La ideología ha sustituido a la ciencia, la propaganda a la ética, y la ingeniería social a la prudencia legislativa.

La verdad se impone: los países vuelven a la razón

Cada vez más naciones abren los ojos. Holanda se suma a una lista creciente de países que han decidido recular: Suecia, Reino Unido, Finlandia, Estados Unidos… Todos ellos han sido pioneros en aplicar la agenda trans y todos ellos, tras comprobar los daños, han reculado en sus políticas.

El tiempo dará la razón a quienes defendemos la verdad, la vida y la identidad natural del ser humano. Y mientras la izquierda cierra los ojos, la realidad y la ciencia se abren paso. Porque la ideología puede maquillar el lenguaje, pero no puede borrar las consecuencias de sus actos.

Carne falsa (sintética): del laboratorio al plato… por imposición globalista



La falsa solución que se cocina a fuego lento

La industria alimentaria, aliada estratégica del globalismo que promueve la Agenda 2030, da un nuevo paso hacia el control total de nuestra alimentación. Bajo el pretexto de “reducir la huella ecológica”, se nos prepara para un cambio radical que va mucho más allá de la nutrición: un cambio civilizacional. La carne cultivada en laboratorio y los alimentos impresos en 3D no son el futuro. Son ya el presente… y la imposición que se avecina.

Mosa Meat, empresa holandesa con sede en Maastricht, ha solicitado a la Unión Europea la autorización para vender grasa de vacuno producida a partir del cultivo de células animales. El músculo, aún demasiado costoso, se queda fuera… por ahora. La grasa, sin embargo, resulta más viable y rentable. “Ecológico”, dicen. Pero en realidad se trata de una maniobra más para sustituir la producción natural y tradicional por modelos artificiales, dependientes, controlados y sin raíces.

La jugada es clara: primero se introduce como alternativa; después se convierte en norma. Hoy se nos presenta como una opción moderna, sostenible y consciente. Mañana, será el único camino aceptado. ¿La excusa? Es por tu bien. ¿El objetivo? La reestructuración total de nuestras costumbres.

En este nuevo culto ecologista, el ser humano deja de ser custodio de la creación para convertirse en sacrificio de la misma. Todo lo que huela a tradición, naturaleza verdadera, familia o identidad debe ser sustituido por lo sintético, lo artificial, lo inhumano.

La aprobación está en marcha. Si la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), da luz verde, la Comisión Europea decidirá si esta grasa se podrá comercializar en todo el continente. El tren de la carne falsa (sintética) ya ha arrancado.

Y mientras, España se ha convertido en el laboratorio global del experimento. En efecto, San Sebastián, se levanta ya lo que será la mayor planta de carne cultivada del mundo. Nos presentan esto como “progreso”, pero la realidad es otra: España se convierte en campo de pruebas del nuevo orden alimentario globalista.

Mientras el sector ganadero nacional agoniza por las políticas restrictivas, burocráticas y antinaturales impulsadas desde Bruselas, el dinero fluye hacia proyectos que desprecian nuestras tradiciones, destruyen nuestras economías rurales y nos encaminan hacia la dependencia total de laboratorios e intereses supranacionales.

El precio de la obediencia. Bill Gates, ideólogo de una humanidad reducida y controlada, ya ha invertido millones en esta industria. Su implicación no es altruista. Es parte de una agenda que sustituye lo natural por lo sintético, lo humano por lo mecánico, lo verdadero por lo programado…y, además, ellos, los globalistas, se enriquecerán aún más a costa de nosotros.

Todavía no es obligatorio comer esta “carne falsa”, pero es solo cuestión de tiempo. Cuando los costes bajen —y ya están bajando—, la carne falsa se presentará como la única alternativa posible. No será una elección. Será una imposición, como tantas otras disfrazadas de progreso. Es la agenda globalista. Es la agenda 2030.