La maquinaria ideológica del PSOE sigue en marcha, imparable, en su ofensiva contra los valores fundamentales de nuestra sociedad. Tras haber consolidado el aborto libre de facto en España, los socialistas redoblan ahora sus esfuerzos en una doble vía para ampliarlo: por un lado, eliminar la objeción de conciencia del personal sanitario, y por otro, blindar el aborto como un supuesto “derecho” en la Constitución Española.
Esta estrategia perversa no es improvisada. Se trata de una hoja de ruta planificada, sistemática y profundamente ideológica. La reciente moción presentada por el PSOE en el Senado, aunque rechazada por el Pleno, revela su intención real: acorralar moral, profesional y legalmente a los médicos que se nieguen a participar en la cultura de la muerte.
La propuesta socialista pedía implementar «protocolos claros que aseguren que la objeción de conciencia del personal sanitario no limite el acceso de las jóvenes» al aborto. No se conforman con que España se haya convertido en el paraíso de los abortistas, sino que quieren promocionarlo activamente aún más, borrar toda resistencia y adoctrinar desde las instituciones.
Para ello, los socialistas buscan imponer un registro de objetores —una auténtica lista negra— que permita señalar y marginar a los médicos provida. En palabras del propio texto de la moción, «en muchas comunidades autónomas, la objeción de conciencia del personal sanitario y la falta de recursos impiden que las jóvenes puedan acceder a este derecho en condiciones de igualdad». Se trata de una peligrosa deriva totalitaria que pretende anular un derecho individual reconocido en nuestra Constitución: la objeción de conciencia.
Este registro pone en grave peligro el derecho a la confidencialidad de los médicos, anestesistas, enfermeros y auxiliares de clínica que quieran objetar. En realidad, estas listas solo buscan señalar a los objetores y discriminarles en los procesos de contratación, eliminando cualquier resistencia desde dentro del sistema.
Los socialistas lo dejaron claro: «la objeción de conciencia se está utilizando como una trinchera ideológica en vez de como un derecho individual». Así, lo que el PSOE intenta imponer no es un sistema sanitario justo, sino un modelo ideológico uniforme, donde solo quienes comulgan con la agenda proaborto puedan trabajar sin represalias.
Pero esto no termina aquí. El verdadero objetivo de los socialistas es blindar el aborto en la Constitución Española, como ya propusieron en su último Congreso Federal. No les basta con legislar desde el Ejecutivo: quieren dejarlo inscrito en piedra, como un “derecho” incuestionable. Plantearon incluso incluirlo en la Carta Europea de los Derechos Fundamentales, asegurando además un “número mínimo de ginecólogos” en todas las regiones para garantizar que las mujeres puedan abortar en la sanidad pública, sin importar la conciencia de los profesionales.
Ahora bien, esta deriva no sería posible sin la complicidad del Partido Popular. Aunque el PP se niegue teóricamente de cara a su electorado a apoyar este tipo de iniciativas, en la práctica ha demostrado ser experto en consolidar las políticas del PSOE. No promueve legislación proaborto – ni provida-, pero tampoco deroga ni corrige las legislaciones promuerte socialistas. Esto es, consolidan las legislaciones proabortos. Una vez más, estamos ante el viejo juego de la alternancia sin alternativa, donde la supuesta oposición simplemente asume las conquistas ideológicas de la izquierda.
La objeción de conciencia no es un privilegio, es un derecho humano básico, profundamente vinculado con la libertad de pensamiento, la ética profesional y la dignidad de la persona. Imponer registros, listas o protocolos que lo limiten no es “igualdad”, es represión ideológica.
Desde este diario lo afirmamos sin ambages: la vida humana es sagrada desde la concepción hasta la muerte natural. Y cualquier intento de coacción contra quienes la defienden desde su vocación médica debe ser denunciado y combatido. Porque la libertad, la vida y la conciencia no se negocian.