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miércoles, 22 de enero de 2025

El Estado pretende imponer a la Iglesia católica cómo administrar los santos sacramentos.



DURACIÓN 4:38 MINUTOS


ESTO ES PROPIO DE LAS DICTADURAS

El gobierno socialista pretende gobernar la Iglesia fundada por Jesucristo. Para los católicos, no es tiempo de tibiezas. Hemos de defender la fe con todas las consecuencias. No les tenemos miedo. La cobardía y el silencio culpable es lo que nos ha llevado a esta situación. En estos tiempos difíciles, hemos de seguir firmes en Cristo y en María.

Mons. Schneider ha planteado al Papa «temas importantes de la vida de la Iglesia»


El Papa Francisco ha recibido hoy en audiencia al obispo auxiliar de Astaná, Mons. Athanasius Schneider. El Vaticano no ha ofrecido más detalles sobre el encuentro. El obispo ha asegurado que le ha planteado al Papa temas importantes de la vida de la Iglesia y que ha sido escuchado con atención.

(InfoCatólica) A petición de Kath.net, Mons. Schneider ha dado esta breve explicación:
«Lo que puedo decir es lo siguiente: durante la audiencia, el Papa Francisco fue muy cordial conmigo. Le planteé temas importantes de la vida de la Iglesia. Me escuchó con atención. Recemos por el Papa, para que fortalezca a toda la Iglesia en la fe».
Mons. Athanasius Schneider es de los pocos obispos que siempre ha hablado claro y conforme a la fe católica sobre la deriva doctrinal que lleva sufriendo la Iglesia en los últimos años. En noviembre del 2014 criticó que se sometiera a votación la verdad divina y la Palabra de Dios en el Sínodo sobre la Familia en relación a la comunión de los divorciados vueltos a casar. Igualmente apoyó a los cardenales que plantearon objeciones al Papa por esa misma cuestión.

En diciembre del 2016 denunció la permisividad en la Iglesia con el divorcio y el adulterio. En febrero del 2019 salió al paso de la tesis de que es voluntad de Dios que haya muchas religiones. En marzo de ese mismo año consiguió que el Papa le dijera que esa posible voluntad de Dios era meramente permisiva. En mayo pidió una rectificación oficial de la declaración interreligiosa de Abu Dhai. Y en octubre, también del 2019, condenó el culto a la Pachamama en los jardines del Vaticano con motivo del Sínodo para la Amazonia.

En octubre del 2020, Mons. Schneider aseguró que el Papa volvía a cometer en la encíclica Fratelli tutti los mismos errores de la declaración de Abu Dhabi. En enero del 2022 pidió al Pontífice que no se aplicara Traditionis custodes, motu proprio del Papa que restringe la Misa previa a la reforma litúrgica posterior al Concilio Vaticano II.

En junio del 2023 solicitó al Papa que no diera a los laicos el mismo derecho de voto que los obispos en el Sínodo sobre sinodalidad. Y en junio del 2024 aseguró que Fiducia supplicans, texto del Dicasterio de la Fe que permite las bendiciones de parejas homosexuales, «socava gravemente la fe y la moral católicas».

La vuelta de Trump a la Casa Blanca: desde la retirada del Acuerdo de París a la emergencia nacional en la frontera sur



Horas después de convertirse en el 47 presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha firmado una serie de órdenes ejecutivas que incluyen la revocación de decenas de políticas de su predecesor, Joe Biden, medidas contra la inmigración ilegal y la retirada del país del Acuerdo de París sobre el clima o la Organización Mundial de la Salud (OMS), así como indultos contra los procesados por el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021.

El magnate, de 78 años, ha puesto su rúbrica a decenas de documentos de vuelta al Despacho Oval como culmen de múltiples promesas realizadas durante su exitosa campaña en 2024, que le han traído de vuelta a la Casa Blanca cuatro años después.

Asimismo, ha criticado al expresidente Biden por haber anunciado un indulto preventivo de última hora destinado a miembros de su familia. «¿Sabían que Biden, mientras yo estaba haciendo mi discurso, indultó a toda su familia? ¿Pueden imaginarlo?», ha cuestionado en declaraciones desde el pabellón del Capital One Arena de Washington.

Trump ha aprovechado la ocasión para revocar casi 80 órdenes ejecutivas, como la retirada de Cuba de la lista de países terroristas o las sanciones contra colonos israelíes en Cisjordania, ambas medidas que fueron tomadas por Biden en sus últimos días como presidente. También ha retrasado la prohibición de la plataforma TikTok durante 75 días, después de que este fin de semana se quedara en negro durante varias horas para los usuarios estadounidenses.

En cuanto a inmigración, el nuevo presidente estadounidense ha decretado la emergencia nacional en la frontera sur y ha rescindido un grupo de trabajo interinstitucional creado por Biden para reunir a familias separadas en la frontera. También ha decretado el fin de la ciudadanía por derecho de nacimiento y ha decidido designar a los cárteles de la droga como organizaciones terroristas extranjeras.

Trump ha adoptado una orden para cambiar el nombre de varios lugares emblemáticos de Estados Unidos, como el golfo de México, que pasará a llamarse el golfo de América con el fin de «honrar la grandeza estadounidense», por lo que ha ordenado que todos los mapas y documentos «reflejen su cambio de nombre».

Por otro lado, ha ordenado al Departamento de Justicia y a la oficina del director de Inteligencia Nacional que abran investigaciones sobre la «censura de la libertad de expresión» o el «uso como arma» de la Administración Biden.

«El pueblo estadounidense ha sido testigo de cómo la administración anterior se involucraba en una campaña sistemática contra sus oponentes políticos percibidos, utilizando como arma la fuerza legal de numerosas agencias federales de aplicación de la ley y la comunidad de inteligencia contra esos oponentes políticos percibidos en forma de investigaciones, procesamientos, acciones de cumplimiento civil y otras acciones relacionadas», se lee en el documento.

Estas firmas se han producido tras proclamar el inicio de una «era dorada» con el arranque de su segundo mandato durante su discurso inaugural, en el que ha asegurado que Estados Unidos «va a volver a ser respetado en todo el mundo». Además, durante la jornada, el Senado estadounidense ha confirmado por unanimidad a Marco Rubio como nuevo secretario de Estado, convirtiéndose en el primer nominado de Trump en ser aprobado por la Cámara Alta.

CARLOS RIOBA

El discurso sin concesiones de Trump recupera la autoestima perdida de Estados Unidos


El anhelo de un Estados Unidos fuerte es palpable. Y no sólo en este país, sino en todo el mundo. Los aliados de Estados Unidos quieren que Estados Unidos sea fuerte


El presidente estadounidense Donald Trump, en el centro, sostiene la mano de su esposa Melania Trump

Trump ha hablado. Trump ha proclamado. Trump ha dejado claras sus intenciones. Su discurso inaugural fue un tónico para una nación anémica y desanimada. Sí, fue hiperbólico: todos los discursos que prometen la llegada de una nueva era son hiperbólicos. No se puede ser revolucionario y circunspecto al mismo tiempo. Pero también fue estimulante, entretenido, electrizante, desafiante y gratificante.

Los guardianes de buen gusto que editan antologías, y los que nos dicen qué discursos políticos forman parte de nuestro canon cultural, por supuesto excluirán de sus listas el discurso de Donald Trump. Pero para quienes lo escucharon –ya sea en el Capitolio o en las pantallas de todo Estados Unidos– fue memorable, incluso indeleble. No fue elegante, fue combativo. No fue conciliador, fue triunfal. No fue modesto, bipartidista o heterodoxo. Fue, en cambio, vigoroso, asertivo, nacionalista e imparable. Cualquier discurso que comience con las palabras «La era dorada de Estados Unidos comienza ahora mismo» es un discurso que no hace concesiones, que no toma prisioneros.

El contraste con Joe Biden, el presidente saliente, fue marcado. 

Minutos antes de que Trump hablara, Biden había otorgado indultos preventivos a lo que parecía ser toda su familia, perpetuando así el mito histérico –la falacia progresista– de que Estados Unidos es un país en guerra consigo mismo. Sus indultos fueron la prueba, irónicamente, de que Biden no es senil. Es simplemente miserable y cínico. Sus indultos apestaban a política bananera. En su acto de despedida, convirtió a Estados Unidos en Guinea Ecuatorial.

Los últimos días de Biden en el cargo fueron días de amargura, y desprecio por la inteligencia de sus compatriotas. «En Estados Unidos está tomando forma una oligarquía de extrema riqueza, poder e influencia que literalmente amenaza a toda nuestra democracia, nuestros derechos y libertades básicos y la posibilidad de que todos salgan adelante», dijo Biden en un discurso desde la Oficina Oval el 15 de enero.

Esto me recordó las palabras de H.L. Mencken, el legendario periodista y ensayista estadounidense, que una vez escribió que «la creencia central de todo imbécil es que es víctima de una misteriosa conspiración contra sus derechos comunes y sus verdaderos méritos. Atribuye todos sus fracasos para salir adelante en el mundo, toda su incapacidad congénita y su maldita estupidez, a las maquinaciones de hombres lobo reunidos en Wall Street o en alguna otra guarida de infamia». (Mi torpe traducción al español no le hace justicia al mordaz y elocuente Mencken.)

Trump, en cambio, dejó claro que iba a sacar a Estados Unidos de su malestar y de su derrotismo ‘Bidenesco’. En el espacio de unos pocos minutos restauró la moral del país. Créanme cuando les digo que el estado de ánimo del país cambió hoy. Los estadounidenses, incluso los de izquierda, están cansados de un Estados Unidos débil, un Estados Unidos tímido, un Estados Unidos cobarde, un Estados Unidos que se disculpa. El anhelo de un Estados Unidos fuerte es palpable. Y no sólo en este país, sino en todo el mundo. Los aliados de Estados Unidos quieren que Estados Unidos sea fuerte. E incluso los países que se mantienen indecisos, pero que tiemblan al hacerlo ante la perspectiva de una China cada vez más asertiva, quieren que Estados Unidos sea fuerte.

La gran pregunta, el gran enigma, es cómo Trump hará valer la fuerza de Estados Unidos

Los aranceles son una vía, equivocada desde el punto de vista económico, pero popular entre su base. Una de sus virtudes, que también es un defecto, es su capacidad de decir cosas que nadie más se atreve a decir.

Por supuesto, Panamá tiene una deuda con Estados Unidos. Y por supuesto, Panamá ha permitido que los chinos adquieran un control de su canal mucho mayor del que conviene a los intereses estadounidenses y occidentales. Como informó recientemente el Times de Londres, de los cinco puertos del canal de Panamá, dos están gestionados por una filial de CK Hutchison Holdings, con sede en Hong Kong. Uno está en el lado del Caribe, el otro en el Pacífico. China tendrá una ventana a lo que pasa por una de las vías marítimas más importantes del mundo.

«Make America Great Again» se ha convertido en «Make the Canal American Again.»

«No le dimos el canal a China», dijo Trump. «Make America Great Again» se ha convertido en «Make the Canal American Again.»

Cuando Trump prometió en su discurso que «restauraría el sentido común», Biden, sentado detrás de él, pareció reírse entre dientes, silenciosamente despectivo. Pero el tiempo de Biden ya terminó. Su Estados Unidos tímido, progresista, desamparado y obsesionado con la raza y el género es un lugar del pasado. «La Edad de Oro de Estados Unidos comienza ahora mismo», dijo Trump. «El declive de Estados Unidos ha terminado». «Ganaremos como nunca antes». «En Estados Unidos, lo imposible es lo que mejor hacemos».

Palabras, por supuesto, pero palabras casi mágicas. Son palabras que Estados Unidos ha estado anhelando, y ansiando escuchar. Son palabras que podrían —y tal vez lo hayan hecho ya— devolverle nueva vida a Estados Unidos. Los próximos cuatro años serán inolvidables.

Tunku Varadarajan

*Tunku Varadarajan, escritor de The Wall Street Journal, es miembro del American Enterprise Institute y del Classical Liberal Institute de la Facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York.

El regreso de Constantino



Es difícil sacar conclusiones tan tempranas, pero parece que el poder está volviendo a los hombres que gobiernan, sin ir más lejos Trump y Putin, cocineros del futuro sandwich europeo. Entiéndase el poder político, corporizado en un gobernante “populista”, con objetivos políticos que hacen a la ejecución del bien del Estado nacional y la voluntad del que gobierna. Todos los anteriores políticos al uso han sido, más o menos, títeres de la banca, de los grupos de poder e interés, en definitiva de las élites que los eligen en un casting humillante. Biden empleado senil, Macron empleado atildado, Sánchez empleado destructor, Merkel empleada hipócrita-cristiana: todos pugnando por ganar el título de empleado del mes en la ejecución de las Agendas —género, inmigración, inclusión, Ucrania y para qué seguir— y controlados por los medios que dominaban la opinión pública. Los medios evangelizaban, los medios controlaban, los medios defenestraban. Atrás de ellos, por supuesto, las élites, la patronal.

Las cosas han cambiado, la irrupción de las redes ha tenido consecuencias realmente imprevisibles y la doxa popular se ha fragmentado alejándola del programa de las elites, que se han pasado de rosca con sus wokismos, sus maltusianismos y sus transhumanismos. Elon Musk hace poco, hablando con Jordan Peterson, describía al gobernador de California como una especie de Guasón creador del caos, legitimador de los robos inferiores a 1000 dólares, repartidor de kits para drogadictos, emperador de las calles repletas de los zombies del fentanilo y de los incendios inapagables, regidor de escuelas donde el porcentaje de niños ¨transexuales¨ llega a las dos cifras.

Los intentos de establecer censura en las redes (objetivo numero 1 de la Unión Europea) van fracasando, y recibieron el golpe mortal con la compra de Twitter que, según confesión del mismo Elon Musk tuvo por motivo el combate contra el ¨virus woke¨. Este virus, dicho sea de paso, que le arrebató un hijo y lo transexualizó, convirtiendo a Musk de un alegre cabeza fresca en un hombre relativamente focalizado en materia ideológica.

El cambio es copernicano, secular, de consecuencias que todavía no ponderamos debidamente. Pero la vacancia magisterial sobre la opinión pública, o mejor, la desaparición de los medios de formación de opinión de los últimos dos siglos (diarios, radio y TV), además de haber abierto una brecha por la que se han colado tipos antisistema como Milei, Bukele, Meloni o Trump (Putin es otra historia) suscita dos interrogantes.

En primer lugar, ¿quién adoctrina a las masas? ¿Quién forma opinión, quién editorializa? De acuerdo, el medio es el mensaje. Pero entonces el medio está en manos del sentido común de las redes. Todo lo frágil que se quiera, pero hasta ahora mucho mejor que la ortodoxia dictada en Davos. De todos modos, estamos surcando aguas no exploradas. No hay “filósofos” de la Ilustración, no hay diarios, no hay Iglesia docente, no hay escuela, no hay televisión, no hay pensadores. No hay magisterio. Hay un horror vacui que espera ser llenado.

Segunda cuestión, qué se puede esperar de los nuevos líderes.

En su biografía de Santa Helena, Evelyn Waugh le hace decir sobre su hijo, “es el poder sin la gracia”. El Constantino de Waugh no es el santo que la Iglesia ortodoxa pinta o escribe en los íconos. Es un férreo animal del poder como todos los césares, un estadista consumado y despiadado que no duda en mandar matar a su mujer y a su hijo porque conspiran contra él. Cuando Helena, de vuelta de Jerusalén, le obsequia los clavos de la Pasión de Cristo, usa uno de ellos para hacer un bocado para su caballo. Es un entusiasta banal de la nueva religión, de la que se considera “obispo exterior” y no bautizado, lo que hoy llamaríamos un cristiano cultural. El propio obispo de Roma, Silvestre, prudentemente no sale jamás de su residencia para no cruzárselo y tener problemas. Constantino es el Imperio, el orden romano, el derecho; en fin, todos los bienes políticos sin la gracia.

Trump, Putin, Milei, un poco Meloni, todos son cristianos culturales que ven positivamente a la religión y por supuesto, se benefician del apoyo de los fieles, pero probablemente sin la fe. Son un poco Constantinos, animales políticos no domesticados, de conducta imprevisible. El debilitamiento de los medios acrecentará su poder, para bien y para mal. Además del combate a la anticristiana agenda woke, pueden ser muy beneficiosos en el apoyo a la reconstrucción de los medios de evangelización. Sería prudente y conveniente que los miembros del clero progre, en particular el Papa, siguieran el ejemplo de San Silvestre y no se les cruzaran en el camino.

LUDOVICUS