BIENVENIDO A ESTE BLOG, QUIENQUIERA QUE SEAS



miércoles, 9 de abril de 2025

España: paraíso abortista. De destino turístico a destino de la muerte



España, tierra de historia, cultura y familia, ha sido transformada por el actual Gobierno socialista-comunista en algo radicalmente distinto: un santuario internacional del aborto. Lo que antes era símbolo de vida, hoy se ha convertido es uno de los destinos más buscados por quienes acuden a acabar con la vida de sus hijos por nacer. Esta realidad —tan cruda como inquietante— es el resultado de años de ingeniería ideológica al servicio de la cultura de la muerte.

España es el segundo país de Europa donde más se viaja a abortar. En efecto, según el informe Exporting Abortion de 2023, España se sitúa justo por detrás de los Países Bajos, donde el aborto se permite hasta la semana 24 de gestación. En nuestra nación, la ley es tan permisiva, y el radicalismo político tan agresivo y sectario, que nos hemos convertido en uno de los principales destinos del aborto internacional. Y lo más grave es que esto no es un accidente: es una estrategia deliberada promovida por la izquierda y la extrema izquierda.

En 2023, al menos 5.860 mujeres viajaron fuera de sus países para abortar. Muchas de ellas eligieron España. Nuestro país se ha convertido, junto a los Países Bajos, en referente para clínicas abortistas que lucran con el drama humano, y que encuentran aquí no solo amparo legal, sino promoción institucional. ¿El resultado? Un turismo abortivo impensable en cualquier nación con principios de dignidad humana.

No es casualidad que España encabece esta lista. La legislación española no solo facilita el aborto por plazos, sino que además ampara los abortos sin aducir ningún motivo. De este modo, mujeres extranjeras que en sus países no pueden abortar por restricciones legales, acuden a España para hacerlo sin límites. Aquí se les abre la puerta, se les allana el camino y se les invita, sin reparos, abortar sin límites.

Y lo que es aún más alarmante: el gobierno pretende elevar el aborto a la categoría de derecho constitucional, blindándolo legalmente por encima de cualquier protección al no nacido. Es la muestra definitiva de que no gobiernan para proteger la vida, sino para destruirla.

Es un gobierno que promueven la muerte, atacando a la mujer y al niño. Desde Adelante España no podemos callar ante una verdad que se impone con la fuerza de los hechos: la izquierda en España promueve la muerte, no la vida. Su radicalismo ideológico no protege a la mujer, sino que la abandona y la engaña. No defiende los derechos, los destruye desde la raíz. Convertir el aborto en un reclamo turístico no es un logro: es una tragedia ética, social y moral. Es una aberración.

El discurso de la “libertad de decidir” se ha transformado en libertad de matar. Se dice defender a la mujer, pero se la deja sola ante el drama del aborto, mientras se criminaliza a quienes ofrecen apoyo, alternativas y acompañamiento para que pueda continuar con su embarazo.

No podemos seguir tolerando que nuestra nación sea cómplice del exterminio silencioso del no nacido, ni que se venda como un “avance” lo que en realidad es un retroceso civilizatorio.

Desde aquí exigimos un cambio de rumbo: la derogación inmediata de las leyes abortistas, la protección jurídica integral de la vida desde la concepción, y una política de apoyo real a la maternidad y a la familia. No podemos seguir normalizando lo que es inaceptable: que España sea un destino de muerte camuflado de derechos humanos.

La cultura de la vida no es una opción ideológica: es un deber moral. Y ante la evidencia de que el actual Gobierno actúa movido por una ideología de muerte, los defensores de la vida tenemos que alzar la voz más que nunca. Porque detrás de cada número, hay un niño no nacido al que se le negó la existencia y una mujer utilizada como herramienta ideológica.

España no puede seguir siendo el segundo destino europeo para el aborto. España debe volver a ser tierra de vida, no de muerte.

Cinco años después de equivocarse, vuelven a no acertar



Hace cinco años, los más listos de la clase —con alzacuellos incluidos— nos decían que una vez arrancado el cuerpo de Franco del Valle, todo volvería a la calma.

Que había que entregar el cadáver porque el gobierno, satisfecho tras su grotesca profanación, dejaría en paz la Basílica. Que los demonios, una vez saciada su sed de venganza, se retirarían a sus cuevas. Y como entonces nos atrevimos a decir que no, que esto era solo el principio, nos llamaron histéricos. Radicales. Exagerados. Nostálgicos. Franquistas. Ultras.

Pero he aquí que el tiempo ha hecho su trabajo y ha dejado a todos en evidencia. Pero no se dan por enterados. Y siguen hablando con esa superioridad clerical que te da la hora con el mismo tono que una homilía.

El Valle está siendo desmantelado con más saña cada día. Se va a profanar, con el aplauso de los obispos. Y mientras tanto, los mismos que nos llamaron alarmistas, celebran entre bastidores que han “conseguido salvar la Cruz”. Como si se pudiera salvar una Cruz entregando a Cristo. Como si lo conseguido fuera fruto de su estrategia cuando es, en todo caso, simple clemencia del enemigo, por ahora. Como si el hambre del mal se calmara con un aperitivo.

La verdad es esta: entregaron a Franco con la esperanza de que se contentaran. Y lo único que han conseguido es darles la certeza de que pueden aplastar sin resistencia. De que no sólo es meliflua su voz. Porque aprendieron que bastan cuatro amenazas para que obispos, fundaciones y católicos profesionales se arrastren como perritos maltratados.

Y así, los que deberían haber sido soldados, se comportaron como contables. Los que deberían haber levantado la voz, se quedaron mudos. Los que deberían haber defendido el Valle como se defiende una basílica, se escondieron detrás de las faldas de Cantera. Hasta que pudieron apuñalarle.

Porque aquí está la raíz del problema: no saben lo que es el Mal. No lo reconocen cuando lo tienen delante. Creen que se puede razonar con él. Creen que cediendo, cederá. Que se puede dialogar. No entienden que al Mal se le combate, se le enfrenta, se le muerde si hace falta. Que no se le entrega un solo centímetro. Que cada vez que retrocedes, avanza. Y que su meta no era Franco: su meta es todo lo que, por cierto, Franco defendía. Su meta es la Cruz. Y no pararán hasta derribarla.

Jaime Gurpegui

Utrera Molina responde a Munilla: «No dice la verdad»



El abogado Luis Felipe Utrera Molina, uno de los mayores expertos en estos momentos sobre la realidad del Valle de los Caídos, ha respondido al obispo Munilla quien se pronunció ayer sobre el Valle de los Caídos dejando algunas dudas sobre sus conocimientos sobre la situación de la Basílica.

En el programa de Sexto Continente que emite en Radio María, el prelado vasco habló sobre el papel que ha jugado la Iglesia española y el Vaticano durante estos meses con el Valle de los Caídos. La intervención del obispo José Ignacio Munilla se centró esencialmente en defender que gracias a las negociaciones, la Iglesia ha salvado la cruz, el culto en la Basílica y la presencia de la comunidad benedictina en el Valle de los Caídos.

Además, hizo un esbozo de lo que según él se esconde detrás de esta filtración del Gobierno a sus medios afines tanto generalistas como ‘religiosos’. Monseñor Munilla apuntó que el Gobierno trata de vender una victoria de lo que en realidad es una derrota y lamenta que han logrado dividir a los católicos. También defendió el papel de Cobo y Parolin y aseguró que la Iglesia no puede hacer más porque el Valle de los Caídos es propiedad del Estado.

Ante estas declaraciones, el abogado Luis Felipe Utrera Molina, quien sí tiene mucha más información y conocimientos que el obispo Munilla en este asunto, ha respondido con respeto y caridad al obispo de la diócesis de Orihuela-Alicante asegurando que «no dice la verdad». El abogado señala que prefiere pensar que las afirmaciones de Munilla son «por ignorancia y no por otra cosa. Pero me decepciona». «Supongo que tampoco “podían hacer nada” cuando el gobierno pidió la cabeza de Fray Santiago», añade el abogado.

Desde su cuenta de ‘X’, Luis Felipe Utrera Molina denuncia que «la Iglesia ha renunciado a defender la inviolabilidad de la Basílica como lugar de culto, reconocida en el artículo 1.5 del Tratado entre España y la Santa Sede de 1979. Los católicos tenemos derecho a saber a cambio de qué. Y no me vengan con monsergas sobre la titularidad».

Este abogado asegura que «el Estado español carece de jurisdicción en la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos. Y lo reconoció expresamente en el proceso de la exhumación de los restos de Francisco Franco».
El Valle es propiedad de la Fundación Santa Cruz del Valle de los Caídos

InfoVaticana ha podido corroborar la versión de Utrera Molina a través de varias fuentes. Por un lado, hemos tenido acceso a una nota del registro de San Lorenzo de El Escorial que confirma que el titular de la «finca del Valle de Cuelgamuros» es la Fundación Santa Cruz del Valle de los Caídos.

Otra fuente que conoce a la perfección la realidad del Valle de los Caídos confirma que la titularidad del Valle pertenece a dicha fundación y que «no es propiedad del Estado». Añade que «es una fundación que se creó sobre un terreno público pero no es del estado cuya personalidad jurídica se sigue reconociendo».

Esta misma fuente detalla que durante estos meses las sucesivas donaciones que se han hecho por parte del ministerio para realizar las exhumaciones han ido a parar a la fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos por lo cual «se reconoce esa personalidad jurídica y por lo tanto es la propietaria a día de hoy del Valle de los Caídos. No es del estado y esto a los eclesiásticos les debería de quedar claro», zanja.

Javier Arias